Por expreso deseo de su familia, la ceremonia no tuvo el carácter popular que en diciembre pasado se le dio a la de Johnny Hallyday, otro mito de la música francesa, cuyo féretro recorrió calles del centro de París rodeado por cientos de miles de fans.

En esta ocasión, fue el palacio de los Inválidos, hasta hace poco reservado a actos militares, quien acogió una ceremonia a la que solo asistió un millar de personas, la mayor parte de ellos autoridades y representantes del mundo del espectáculo, tanto de Francia como de Armenia.

Una pantalla gigante en el exterior del edificio permitió a varios centenares de fans seguir el acto en directo.