En la noche de este miércoles, 21 de mayo, el menor de once años, Lyan José Hortúa, fue liberado por las disidencias de las Farc, luego de permanecer 18 días secuestrado.
La liberación se llevó a cabo este miércoles en el corregimiento de San Antonio, gracias a una operación humanitaria encabezada por la Defensoría del Pueblo en coordinación con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
El menor fue entregado en horas de la tarde y, tras el encuentro con sus familiares, fue trasladado de inmediato a la clínica Valle del Lili de Cali, donde recibió atención médica y psicológica especializada.
Pronunciamiento de la clínica
En un comunicado oficial, la Fundación Valle del Lili informó que el menor ingresó a la institución finalizando la tarde de este miércoles.
“La Fundación Valle del Lili informa, bajo la autorización de su madre, que el menor Lyan José ingresó a nuestra institución el día de hoy, 21 de mayo, a las 18:32 horas”, se puede leer en el comunicado.
Allí fue valorado por equipos de pediatría, trabajo social, psicología y psiquiatría infantil que se encargaron de verificar las condiciones en las que estaba el menor.
“El niño se encuentra estable y continuará bajo supervisión multidisciplinaria, con el fin de favorecer su pronto regreso al entorno familiar”, señaló el documento, desde el centro médico.
Hasta el momento, no se han divulgado detalles precisos sobre las condiciones en las que Lyan estuvo retenido ni sobre el trato que recibió durante los días que permaneció privado de la libertad.
No obstante, algunos testimonios familiares han comenzado a arrojar luz sobre los difíciles momentos que vivió.
Revelan detalles de las condiciones del menor
Joshua Suárez, padrastro del niño, relató que Lyan le confesó haber estado amarrado de las manos durante los primeros cuatro días de su secuestro.
“Está muy feliz de estar con nosotros, me contó que lo tuvieron amarrado por cuatro días de manos, eso nos duele; pero aquí estamos felices y sanaremos su corazón”, expresó.
Además, señaló que durante el cautiverio, los captores permitieron realizar dos videollamadas como prueba de vida, en las cuales el menor aseguró estar bien.
Otro aspecto que le preocupaba a la familia es la salud del niño, pues Lyan padece de asma, situación que al momento de su secuestro se vio afectada.
Sin embargo, según su padrastro, los secuestradores le brindaron el medicamento correspondiente al menor, ya que se les permitió a los familiares enviarlo.
Finalmente, Lyan José Hortúa permanece rodeado de su familia y bajo observación médica, mientras logra retomar poco a poco su vida cotidiana.