La muerte de Mincho, jefe del Frente 30, debilita las finanzas del Secretariado. Detalles de los nexos del guerrillero abatido con los carteles de la mafia y cómo acudía la brujería.
La Santa Muerte, con su guadaña entre sus cadavéricas manos y la capa cubriéndola, se escondía en las selvas del Pacífico, junto al río Yurumanguí.El esqueleto, al que le piden protección miles de personas en México -muchas de ellas relacionadas con el crimen organizado y el narcotráfico-, estaba en la única habitación de una casa de retablos de madera, junto a un caserío.-¿Cómo llegó la Santa Muerte a un recóndito lugar de la manigua de Buenaventura?-, se preguntó uno de los oficiales del Bloque de Búsqueda que la Armada conformó hace aproximadamente dos años para buscar a alias Mincho, jefe del Frente 30 de las Farc.La respuesta fue casi instantánea: la casa era uno de los campamentos de paso de Mincho , quien también era un avezado narco. Este indígena caucano que se inició en las Farc hace 41 años como un guerrillero raso se convirtió en el capo del Pacífico colombiano. Mincho, según informaciones de inteligencia recopiladas tanto por la Policía como la Armada, había tenido reuniones con delegados de los carteles de ese país. Desde México venían a negociar directamente los cargamentos con él, explicó un oficial de la Policía.Y el culto a la Santa Muerte coincide con el perfil que las autoridades han construido de Jorge Neptalí Umensa, Mincho o Herminsul, muerto el pasado jueves en una operación de las FF.MM. en el Yurumanguí, en la misma zona en la que en marzo pasado habían hallado la figura. El almirante Hernando Wills, comandante de la Fuerza del Naval del Pacífico, quien coordinó la operación, asegura que al jefe guerrillero le gustaba la brujería. A cada uno de los campamentos que tenía en estas zona lo hacía rezar de un brujo, dice. El capo del PacíficoEn los últimos dos años la Policía y la Armada han realizado cuatro operaciones -incluyendo la del jueves- contra Mincho. La más importante fue en la que encontraron computadores portátiles y cinco memorias USB, así como cuadernos, en los que se llevaba parte de la contabilidad del Frente 30. Los documentos hallados revelaron que el narcotraficante ecuatoriano Jefferson Ostaiza lo visitó en uno de sus campamentos del Yurumanguí. Ostaiza era, según fuentes de inteligencia policial, uno de enlaces con los que Mincho negociaba los envíos de droga hacia Centroamérica y México.En septiembre del año pasado, la Policía capturó en Buenaventura, Cali y Bogotá a once personas entre ellas el mexicano Julio César Piña y el vallecaucano Denis Alvarino Gómez. Los detenidos eran los enlaces entre Mincho y el cartel de los Beltrán Leyva.El presidente Santos reveló esta semana que el dinero recogido por este frente, representaba el 30% de los recursos del secretariado. Se conoce que estableció el cobro de un millón de pesos por cada kilo que otras organizaciones del narcotráfico pretendían transportar por la zona donde delinquía, indicó la Armada.Las relaciones del jefe guerrillero con el narcotráfico, según una fuente de inteligencia, se iniciaron cuando el capo Víctor Patiño Fómeque controlaba las rutas del narcotráfico en Buenaventura.Tuvo una buena relación con Patiño y luego con Jorge Eliécer Asprilla. Era un vínculo muy estrecho, luego en el 2002 se fortaleció la relación con la gente de Varela, pero con Los Combas tuvo varias diferencias, revela una fuente del mundo de la mafia.Un miembro de inteligencia asegura que en el Puerto se manejaba la información de que los delegados de Patiño, que llegaron este año para recuperar sus bienes, se habían asociado con Mincho para atacar a Los Comba.Información a la tumbaComo no confiaba en nadie, muchos de sus contactos en el negocio del narcotráfico, datos de rutas y las ubicaciones de las caletas, constituyen una información que se muere con él, dice un investigador.Él tenía en la cabeza todo el negocio del narcotráfico, ahora éste se pulveriza. En este frente no hay una figura que tenga el perfil de Umensa, por eso van a perder terreno, tanto en el narcotráfico como en las acciones terroristas, explica, a su vez, el almirante Wills.Algo similar le pasó al Frente Manuel Cepeda Vargas, que hasta hace tres años se dividía las ganancias con el 30. Al ser dado de baja Milton Sierra JJ, en junio del 2007, y un año después capturado su sucesor Gustavo Cardona, Santiago, este frente perdió a sus líderes, por lo que debió pasar a rendirle cuentas al Mincho.Tanto el Manuel Cepeda como el Bloque Móvil Arturo Ruiz, cuyo jefe Obdulio José Peña, Franco, murió en una emboscada del ELN, cerca al Naya, empezaron a ser coordinados por Jorge Neptalí Umensa.La tesorería de las FarcLos frentes Manuel Cepeda y 30 han sido los autores de los carro bomba en Cali y Buenaventura en los últimos años, además de algunas acciones en la vía al mar. Si bien actualmente los grupos más beligerantes del Comando Conjunto Occidente son el Frente 6 y la Columna Móvil Jacobo Arenas, que, según un informe de la Corporación Arco Iris, tienen sitiados a seis municipios del norte del Cauca desde el 2009, la importancia del 30 radica en su poderío económico.Mincho coordinaba con los frentes 29 y la Columna Daniel Aldana en Nariño, y el Frente 57, en Chocó, el corredor estratégico de tráfico de drogas y armas, explica un investigador de la Policía.Es el golpe más importante que se le ha dado al Comando Conjunto Occidente. Aparte de Pablo Catatumbo; el Sargento Pascuas (jefe del Frente 6), que está muy enfermo, y Caliche, jefe de la Jacobo Arenas, no hay otra figura tan importante para las Farc en la región.Puede que en lo militar sea más importante el Frente 6, pero el 30 era la tesorería de las Farc, que soportaba parte del sostenimiento del Secretariado.