Hoy, cuando se cumplen 50 años de la muerte del sacerdote, teólogo, sociólogo y guerrillero colombiano Camilo Torres, su biógrafo Joe Broderick trae a valor presente su figura. ¿Para el ELN sería una “traición de sus ideales” sentarse a dialogar? Influencia de Camilo, viva.

Un día como hoy, el 15 de febrero de 1966 en el Carmen de Chucurí, Santander, murió el cura guerrillero  Camilo Torres Restrepo,  el sacerdote católico que se convirtió  en Comandante en jefe  del Ejército de Liberación Nacional, ELN.

Murió en combate contra las  tropas de la Quinta Brigada de Bucaramanga, dirigidas por el  coronel Álvaro Valencia Tovar, pero dada la devoción que desataba Camilo  entre las masas y, con miras a prevenir una rebelión popular de gran formato, el ejército decidió ocultar su cadáver. 

Desde entonces  ha reinado  la incertidumbre en torno al  lugar donde reposan los restos del  sociólogo, sacerdote y revolucionario  de 37 años de edad que, en medio de su idealismo, quiso  entablar el diálogo entre el marxismo y el cristianismo y creyó  que  las  armas  serían la vía para logar una sociedad más justa. 

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Por esta razón a comienzos de este año el presidente Juan Manuel Santos encomendó al Ejército la tarea de búsqueda de sus restos como un gesto capaz de tender un lazo con el ELN, con miras a la apertura de un posible  diálogo de paz con esta guerrilla. El ahora general (r) Álvaro Valencia reveló que estaban en un cementerio de Bucaramanga. Ahora se encuentran en Medicina Legal a la espera de los resultados de la prueba de  ADN.  

Quién mejor para acercar la figura de Camilo Torres a las nuevas generaciones -y refrescarla a las no tan nuevas- que su biógrafo, el australiano con sangre irlandesa  Joe Broderick, sacerdote retirado que  vive hace 45 años en Colombia, donde ha publicado varios libros que incluyen dos biografías muy conocidas: ‘Camilo, el cura guerrillero’ y ‘El guerrillero invisible’. 

¿Qué es lo que más le llama la atención del pensamiento de Camilo Torres, el cura guerrillero?

Es difícil resumir lo que conté en 400 páginas, pero lo más interesante de Camilo no es su pensamiento político. No es que haya desarrollado alguna idea original. Lo que llama la atención en él es su fidelidad a sí mismo, su forma consecuente de actuar. Era un hombre inteligente, culto, sociólogo, pero lo que fue más influyente es que era un hombre de acción. Influyó en otros no solo a través de sus palabras sino de sus actos y su testimonio de vida pues estaba cerca de los pobres, sufría con la gente, sentía como propio el dolor de las personas y quería armar una revolución para cambiar el ‘statu quo’ causante de tantas injusticias. Quería igualdad, fraternidad, y es ese testimonio de ser claro, diáfano y puro es el que lo convirtió en un héroe romántico para la gente. 

En medio de tantos rebeldes, ¿por qué Camilo es singular?

Camilo estuvo dispuesto a dar su vida por una sociedad justa, lo que lo convierte en un héroe romántico. Un héroe romántico debe ser joven y morir joven. Fidel Castro nunca va a ser un héroe romántico, porque ha envejecido con su revolución. Si un líder muere joven y sacrificado por sus ideales el mensaje es más potente. 

Usted sostiene que Camilo fue el primer colombiano famoso fuera de las fronteras del país. ¿Por qué?

Camilo fue el primer colombiano que se hizo famoso fuera de estas fronteras porque fueron las editoriales de los Estados Unidos las primeras interesadas en su vida y su perfil. Lectores de otros países querían conocer a Camilo y solo así llegaron a validarlo en Colombia, por esa actitud de menosprecio que tenemos aquí por lo propio. Siempre tiene que venir alguien de Europa o Estados Unidos a decirnos que algo nuestro es importante o de calidad. Camilo nos llegó importado, solo así se hizo famoso en Colombia, de otra manera se habría quedado como el curita chiflado que se fue al monte.

También influyó el momento histórico...

Se volvió una figura universalmente conocida al momento de su muerte, en parte por la época y las circunstancias. Eran los años 60 y los jóvenes estaban en efervescencia política en todo el mundo. En Colombia y América Latina, por el ejemplo de la revolución cubana; en Estados Unidos, los jóvenes protestaban contra la guerra de Vietnam; allí como en Europa, se rebelaban contra la amenaza nuclear. Se vivían momentos de agitación y los católicos –en general los cristianos- participaban en esas protestas.

Camilo venía de un entorno familiar privilegiado. ¿Qué papel jugaron sus padres?

Él no era un sacerdote simpático para la burguesía sino alguien que se fue en contra de su propia clase social, en favor de los oprimidos. Sus padres no eran, para nada, conservadores. Su papá era liberal y un médico importante, el ‘padre de la pediatría’ en Colombia y con pabellón en el Hospital San José, hombre de conciencia social que desarrolló programas de atención a las madres lactantes. Camilo se nutrió de eso. Y su madre era anticlerical. Padre y madre estaban horrorizados de que Camilo quisiera ser cura, pero él insistió. Para cuando se volvió revolucionario a mediados de los años 60 su padre había muerto y su madre estaba orgullosa al verlo motivar a miles y miles de personas en las plazas. 

¿Cuál fue el gran cambio que incorporó Camilo a la historia de la lucha armada en Colombia?

El cambio más grande es que inspiró a sacerdotes, religiosos, seminaristas y monjas a unirse al ELN, a tal punto que un sacerdote español terminó siendo el líder. En los orígenes del ELN está muy presente el toque religioso. Hoy no sé cuáles serán las creencias del Coce, pero el espíritu de la organización era darle importancia al sacrificio, a la fidelidad, a la lealtad en la causa. Un día un guerrillero del ELN me dijo “queremos hacer la guerra sin los vejámenes de la guerra”, cosa que es completamente imposible pero que revela una base de pensamiento muy diferente a la de las Farc. 

¿Esos mismos principios del ELN son los que le harán más difícil sentarse a dialogar? ¿Sentirán que es una “traición a la causa” su desmovilización o su desarme?

Es posible que eso les haga dudar en llegar a la mesa pues pueden sentir que se dejan vencer a cambio de poco o nada. Están en ese dilema porque saben que por las armas no van a vencer, pero podrían ser una protesta armada permanente. No sé qué están pensando pero tal vez estarían sintiendo que traicionan a sus muertos a cambio de nada.

Aparte de las diferencias ideológicas, ¿por qué fue más fácil para las Farc sentarse a dialogar?

Porque saben que su proyecto de país no lo pueden realizar en el monte. Para la guerrilla clásica podría haber tenido sentido, pero hoy la guerra es de chips y de bombardeos con sensores que detectan hasta el último pelo, así que la tecnología cambió las reglas de juego y un guerrillero en el monte se da cuenta de eso. 

Camilo Torres Restrepo, ¿idealista o criminal?

Lo mismo que Simón Bolívar, que a muchos sirve de inspiración y para otros no es más que un sanguinario inflado de sí mismo. Todo depende de la mirada. Y del biógrafo.

Otros libros

Broderick también escribió la biografía de Samuel Beckett ‘La tragicomedia de la vida’, que fue publicada en el 2005, y en el 2010 tradujo y adaptó para el teatro el cuento ‘Primer amor de Beckett’

Hace pocos meses  estuvo en Cali para protagonizar el monólogo ‘La última cinta de Krapp’, de Beckett, en Domus Teatro.