Luego de los anuncios de cese al fuego y de la abolición de fronteras invisibles por parte de las bandas criminales Los Shottas y Los Espartanos, que operan en Buenaventura, la comunidad pide que ahora los esfuerzos se enfoquen en la desmovilización de estos grupos en el marco de ‘La paz Total’ planteada por el Gobierno Nacional.

Una escena que nunca pensó verse en el barrio Juan XXIII fue el partido de fútbol que ocurrió el pasado domingo, en el que se enfrentaron, esta vez en un campo de juego, integrantes de ambas bandas y oficializaron el cese al fuego en medio de un acto simbólico.

Para el Arzobispo de Buenaventura, Rubén Darío Jaramillo, la muestra de disposición al diálogo por parte de estas estructuras criminales ha impactado positivamente en el puerto pues, según el clérigo, se puede hablar de paz. “En Buenaventura ya empezamos a vivir la paz.
Llevamos un mes y medio tranquilos, la gente está saliendo a las calles, no se escuchan disparos, en el último mes solo hubo un homicidio mientras que antes había en promedio de 20 a 25 por mes. Es un bajón del 92% de estos crímenes y ya empezamos a vivir esa paz, no es a futuro, es nuestro presente y en este momento hay confianza en la gente”.

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Además, añadió que “lo que queremos es que la paz perdure, que se mantenga, eso es lo que le estamos pidiendo a Dios”. No obstante, para el clérigo el acuerdo requiere especial atención por parte del Gobierno, pues es susceptible que por diversos factores se rompa.

“Actualmente nos seguimos reuniendo con los integrantes de las bandas para continuar avanzando, pues lo que esperamos es la respuesta del Estado colombiano, ya que los jóvenes han manifestado que podrían dejar de cometer extorsiones y hurtos si se les brinda seguridad económica, jurídica y personal. Que no los maten”, aseveró Monseñor.

¿Qué puede pasar ante una posible desmovilización?

El experto en seguridad nacional Juan Carlos Ruiz, afirmó que “el negociar con bandas criminales puede aminorar la violencia durante algún tiempo, pero los negocios ilícitos nunca dejarán de ser una opción para quienes se mueven en la ilegalidad. Es posible que se creen nuevas organizaciones que van a querer quedarse con el negocio que dejen los desmovilizados”, situación que afectaría el deseo de una paz en la ciudad.

Néstor Rosanía, experto en seguridad, explicó que “la posible disolución de estos grupos implicaría que inicie una disputa de nuevas organizaciones por el espacio tras el vacío de poder, pues el Estado colombiano no ha sido capaz de establecer su presencia en estas zonas. Lo que se buscó en su momento con los famosos Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, era llegar a estos lugares con toda la oferta del Gobierno y no se pudo. Al día de hoy la autoridad no ha sido capaz de llegar con toda su oferta a la costa pacífica y no está claro si en este caso llegará”.
 
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“Además, es probable que el Gobierno envíe a la Fuerza Pública para que ocupe estos territorios y garantizar la seguridad de la comunidad. La clase política cree que lo único que se necesita es presencia militar y judicial, cuando eso es una mínima parte de lo que se requiere. En mi opinión, el Estado debe entrar y consolidar la calma el mayor tiempo que pueda y establecer una inteligencia, además, de enviar el resto de su portafolio, educación, salud”.

Los expertos coinciden que ante una posible salida negociada la mayor beneficiada es la población en general, pues ante la ausencia de estas bandas, sectores como el comercio o el turismo podrían explotar todo su potencial.

“Esta zona cuenta con un potencial turístico y comercial que por la violencia se ve frenado. Entonces, si se logra mermar el conflicto serán muchos los empleos que habrá en la zona”, afirmó Néstor Rosanía.
Eso sí, para reducir el conflicto los expertos opinan que cuando se inicien las negociaciones con las bandas lo primero que hay que dejar claro es: ¿Qué harán después? ¿habrá penas? ¿cómo se podría negociar una rebaja de pena?