Si hay algo que identifique a los ocañeros es su cebolla. En Ocaña, sus pobladores tienen memoria que desde un siglo atrás este producto ocupaba grandes extensiones de tierra. Por esto, hace parte de su historia, tradición y cultura.
Si bien su dinámica de producción ha cambiado con los años, la cebollita ocañera sigue siendo uno de los símbolos que identifica este municipio nortesantandereano y la región del Catatumbo, que se enorgullece de su producto, que le da nombre a eventos y que es el sustento de cientos de cultivadores y comercializadores.
¿Pero, qué hace diferente a la cebolla ocañera? Esta cebolla tiene bulbo rojo, un característico sabor picante y su tamaño es igual o menor al de un huevo de codorniz, de ahí la costumbre de llamarla por su diminutivo.
La forma más común de encontrarla lista para el consumo es en encurtidos, con vinagre, limón y vestida de rojo intenso, característica que le aporta la remolacha. De esa forma, es ideal para acompañar platos muy típicos en los que la carne en cualquier de sus presentaciones es protagonista. En Santander, por ejemplo, a un plato de cabrito con pepitoria no le pueden faltar las cebollitas ocañeras, y si tienen picante, mejor. Si se trata de esos bocados que surgen para calmar antojos, una porción de papa o yuca al vapor hacen el mejor matrimonio con un par de cebollitas ocañeras.
Esta variedad de cebolla es muy apetecida por la gastronomía colombiana. Es usual que se integren completas y en abundancia a sudados o cocidos de carnes para que los comensales las degusten mejor. Lo mismo ocurre en ensaladas, en las que además su aporte es estético.
Por ser un ingrediente indispensable en la cocina, es común encontrarla fresca en cualquier plaza de mercado, a un precio muy asequible. Si las quiere encurtidas, en plazas o supermercados es muy fácil comprarlas. Por esto, la invitación es a deleitar su paladar con menús que contengan cebolla ocañera, sembrada por campesinos de Norte de Santnder, que tienen en este producto el sustento de sus familias.
Además de las bondades gastronómicas, también sobresalen sus beneficios nutraceúticos, es decir, que además de contener nutrientes para el organismo, ejerce acción benéfica en la salud.
Tenga en cuenta que al consumirla está aportándole a su organismo vitaminas A, B y C; azufre, fósforo, calcio, magnesio, yodo, potasio, hierro, zinc, ácido fólico y sodio.
Este alimento tiene propiedades antibacterianas, antimicóticas, y antiinflamatorias, que fortalecen el sistema inmunológico y previenen resfriados, congestiones nasales, infecciones y algunos dolores producidos por inflamación. También contiene probióticos que ayudan a la digestión.
Cuando vaya a consumir cebolla ocañera, que sea “Mejor de mi tierra”, la que se cultiva en la región del Catatumbo, por labriegos que han dado su vida y conocimiento al campo, el mismo que nos provee de múltiples alimentos sanos.
Con el fin de impulsar su siembra, a través de Agrosavia, la entidad que en el país investiga el sector agropecuario para ayudar a pequeños y medianos productores, se trabaja en la elaboración de un modelo de producción sostenible, para la provincia de Ocaña. El proyecto va dirigido a 500 productores directos y 1.600 familias campesinas, que durante tres años recibirán apoyo de profesionales que les permita a los cultivadores aplicar mejores prácticas para obtener cebolla ocañera.
“Mejor de mi tierra” es una campaña del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural que invita a comprar productos locales, estimular los cultivadores y mantener la identidad cultural de nuestros pueblos, en este caso a través de la cebolla ocañera, ícono de la historia nortesantandereana.