La Villa de las Palmas fue epicentro de la moda global anoche, cuando Distrito Moda dio inicio oficial a su cuarta edición, en la Catedral Nuestra Señora del Rosario del Palmar.

Lo hizo con dos grandes referentes del diseño, tanto local como global. La primera de ellas fue la diseñadora Lina Cantillo, quien presentó ‘Newstalgia’, en un homenaje a la tradición masculina desde una mirada contemporánea, íntima y profundamente poética.

Elegancia y libertad. Lina Cantillo presentó 35 salidas construidas con materiales nobles como cashmere, flanel, algodón egipcio, gamuza y cuero trenzado. | Foto: Bernardo Peña / El País

Inspirada en la nostalgia como fuerza creadora, esta colección propuso un viaje emocional entre la sastrería europea clásica y la sensibilidad caribeña, que define el ADN de la firma, incluyendo siluetas atemporales -fruto de una búsqueda minuciosa en el “laboratorio” de la sastrería-, que se impuso con colores neutros, cobres, cereza, camel, azules profundos y verdes.

La segunda de ellas fue Ágatha Ruiz de la Prada, la diseñadora española, y una de las invitadas más esperadas en Distrito Moda, quien, con una explosión de colores, formas geométricas, corazones, estrellas y mensajes positivos desafió, como suele hacer, las convenciones tradicionales de la moda.

Homenaje. Con 1500 asistentes, se dio inicio a Distrito Moda, el evento que también hizo homenaje a Palmira en sus 201 años. Diseño de Ágatha Ruiz. | Foto: Bernardo Peña / El País

Durante más de 40 años, Ágatha ha presentado sus colecciones en pasarelas de más de 50 ciudades, desde Madrid hasta Nueva York, París, Moscú, Bogotá, Tokio y Dubái, y ahora en el Valle, a donde llegó por primera vez.

Los palmiranos pudieron apreciar el desfile a través de tribunas dispuestas para ellos. Impactó la invitada internacional.

Invitada. Nacida en Madrid, Ágatha irrumpió en la escena del diseño a los 20 años, como una de las figuras emblemáticas de la moda. | Foto: Bernardo Peña / El País
La alegría del color. Ágatha Ruiz de la Prada, ícono internacional del color y la libertad creativa, llegó por primera vez a Palmira con su inconfundible universo lúdico. | Foto: Bernardo Peña / El País