Óscar Restrepo es un personaje que produce incomodidad, despierta rechazo y ternura al mismo tiempo. Él se considera un poeta, “un sempiterno, un perpetuo soñador”, aunque en su familia lo llaman mejor “desempleado”. Pasados los 50 años, con apenas un pequeño premio de poesía que obtuvo en su juventud, vive de una fama inexistente y trabajando en un nuevo libro de poemas que nadie espera.
Además, Óscar tiene una hija adolescente que se avergüenza de él y lo tolera más por lástima, porque no siente respeto hacia ese hombre que llora sin pudor y le pide dinero prestado cuando la visita. En suma, como se lo dice Efraín, un escritor que sí logro el éxito: “vos, Óscar, sos un poema, pero un poema triste”.
El personaje resulta tan real que, por momentos, uno olvida que está encarnado por Ubeimar Ríos, un hombre de 54 años, felizmente casado y padre de tres hijos, docente de Filosofía desde hace 30 años, gestor cultural y escritor de Rionegro (Antioquia), quien debutó como actor en la película ‘Un poeta’, de Simón Mesa.
Desde su estreno, ‘Un poeta’ viene cosechando éxitos, primero con el Premio del Jurado ‘Una cierta mirada’ en el Festival de Cine de Cannes y, en los últimos días, se convirtió en la primera película colombiana en recibir el Premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián.
Además, la película fue escogida por la Academia de Cine Colombiana para ser nominada como una de las películas internacionales que podrían competir en los Premios Óscar 2026.
Entre todos estos reconocimientos, destacó que el pasado 25 de septiembre, Ubeimar Ríos ganara el Premio de Actuación en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz (Francia), por su papel de Óscar en ‘Un poeta’.
Sobre cómo un profesor de bachillerato terminó convertido en el actor y por qué se considera “un mal poeta como Óscar”, conversó Ubeimar Ríos con El País.
— ¿Alguna vez imaginó que a su mediana edad sería un actor reconocido?
En la juventud coqueteé un poco con el teatro. Era como el año 1989 y en Medellín existía la Escuela Popular de Arte, y por casualidades de la vida entré a estudiar teatro, pero eso me demoró 15 días, porque un profesor me pegó un regaño tan tremendo que yo dije: “Si vuelvo a aguantarme esto, es porque voy a ser un gran actor”, pero no volví.
Fue una experiencia de 15 días, así que realmente nunca actué y después de eso nunca pensé que iba de actor y, en este caso, de actor en la pantalla gigante. Esto para mí fue una sorpresa y hace exactamente un año, a esta hora, no tenía ni la más mínima idea de lo que iba a suceder, ni lo soñaba, ni lo pensé nunca.
En mi familia están muy orgullosos, por ejemplo, mi hija, que es actriz y profesional de artes escénicas, y mis otros hijos, un ingeniero y el otro un cinéfilo, quien incluso me acompañó cuando estuvimos en Cannes.
— ¿Y cómo ha cambiado su vida?
Yo no me considero como famoso, pero reconozco que hay cierto interés, aunque esto a la larga es como efímero. Lo cierto es que mi ritmo de vida ha cambiado mucho.
Es decir, el hecho de que en este momento estoy en España, y tengo agendadas muchas entrevistas y fotos. Todo esto es nuevo para mí. No obstante, en Rionegro yo he tenido antes de la película un reconocimiento, por la cuestión de ser el fundador de Rock al Río, por ejemplo, el encuentro de bandas rock y otros procesos culturales.
Allí ha cambiado la forma como me abordan en la calle y, como anécdota, puede decir que el año pasado cuando estuve buscando recursos del municipio de Rionegro para el Festival de Poesía, el subsecretario que había en ese momento me dijo que no había plata.
Y, ahora con la fama de la película, para este año no fui yo el que tuvo que ir a tocar las puertas, sino que ellos vinieron a tocarme la puerta para decirme que este año sí tenían plata y que hiciera el festival, que lo vamos a hacer en noviembre. Si no hubiera sido por la película, quizá ya hubiera perdido el año
— ¿Cómo fue actuar de poeta fracasado siendo usted mismo poeta?
Debo aclarar que yo no me creo poeta realmente, yo escribo de vez en cuando alguna poesía por ahí, pero más bien sí soy un lector de poesía, inclusive, en el Festival Internacional de Poesía de Medellín, las participaciones que he tenido ha sido como lector, leyendo en español los poemas de poetas de otras partes del mundo.
Sin embargo, conozco el mundo de los poetas, también soy el fundador del Festival Internacional de Poesía de Rionegro.
Por eso, inicialmente, cuando no tenía el guion en su totalidad y nos iban contando la historia, me pareció que era una denigración del poeta, pero fui conociendo el personaje y de alguna manera empaticé con él, porque a pesar de que la vida de Ubeimar Ríos no es tan sufrida como la de Óscar Restrepo, sí nos identificamos en ciertos asuntos de la personalidad y de la vida.
En el sentido de que ambos somos amantes de la poesía, ambos profesores en institutos de enseñanza media, los dos poetas fracasados, que nos ganamos por allá en la década de los 90 algún premio, pero nunca volvió a pasar nada con nosotros a nivel literario.
Aparte de eso, somos gustadores del licor, claro, Óscar es un poquito más borrachín que yo. Todo eso me hizo encariñar con el personaje, a pesar de que su vida es tan distinta a la mía.
— ¿Cómo fue el trabajo previo para preparar el personaje?
Fueron dos meses intensos antes del rodaje, con entrenadores de actores, entre ellos el mismo Simón Mesa y Katherin Arroyave, y ahí fuimos cogiendo como el dulce la cuestión de actuar. Luego, ya fue como, digámoslo así, cerrar los ojos y entregarse de lleno al personaje.
— ¿Y usted como poeta qué opinión tiene sobre el rechazo de Yurlady a la poesía? ¿No le parece un poco como lo que hizo en su momento Rimbaud?
Nunca lo había pensado de esa manera, increíble, esa relación que usted hace ahí. Y ahora lo pienso, sí, recordemos que Rimbaud escribe sus últimos textos a los 19 años y luego deja de ser poeta.
Pero lo que pasa con Yurlady es que ella, parece que en realidad tiene otros gustos, podría decirse un poco extravagantes, como arreglarse las uñas y todas estas cuestiones de la belleza. Aunque, podría ser también que ella tiene esa gran capacidad poética en su interior, pero no le importa, se la guarda y se van por otro camino. Ese es un análisis bien interesante, el de por qué algunos deciden abandonar la poesía.
— Además de fracasado, ¿Óscar también podría considerarse un poeta maldito?
Yo, Ubeimar, tuve que prestarle a Óscar cierta emocionalidad y mis propios infortunios, porque como lo decía ahorita, de alguna manera, yo también me he sentido fracasado, y por ahí dicen que hay dos tipos de poetas, los buenos y los malos, y seguramente Óscar y yo hacemos parte de los malos poetas. Y fue esa entrega absoluta al personaje lo le dio esa mezcla de fracasado y maldito.
Pero lo más triste de Óscar es que los amigos de la casa de poesía siempre le dicen que lance su nuevo libro, que haga un conversatorio sobre la poesía que está haciendo, pero él voltea la página y no se deja conducir hacia allá, y yo creo que es porque después de ese pequeño éxito en su juventud no fue capaz de superarse a sí mismo, porque todo lo que hace no le gusta mucho, entonces está como metido en la poesía, amando la poesía, involucrado en la poesía, pero no le sale nada de poesía.
Por eso al conocer a Yurlady, él siente que ha descubierto un portento de la poesía nacional y pretende ayudarla, además, por todo lo que se ve en la película, en el sentido de la vulnerabilidad en la que vivía su familia. Entonces hay un montón de sentimientos y comportamientos en los que Óscar Restrepo se ve como el irresponsable poeta maldito, con la diferencia de que este es un irresponsable poeta maldito, pero bueno.