Durante gran parte del año, la Fórmula 1 mantuvo la expectativa sobre quién terminaría quedándose con el campeonato. La lucha, protagonizada por los dos equipos más regulares, concluyó con Lando Norris como nuevo monarca de la categoría después de una fecha final en la que la calculadora fue tan determinante como el rendimiento en pista.
El resultado se definió al cierre del calendario, cuando el británico terminó tercero en el circuito Yas Marina, posición que le permitió conservar la ventaja sobre Max Verstappen. El neerlandés, a pesar de imponerse en la prueba, no logró modificar la diferencia construida por el piloto de McLaren en las jornadas previas.
La obtención del campeonato llega nueve años después del ingreso del británico al programa deportivo de McLaren. La escudería, que vivió una etapa compleja en la primera mitad de la década, volvió a ocupar los puestos de privilegio a partir de la evolución técnica mostrada desde la temporada anterior.
Esa transformación permitió proyectar a Norris como uno de los candidatos naturales y, al mismo tiempo, consolidar la apuesta del equipo por su formación como piloto principal.
La competitividad también se evidenció dentro del propio garaje. Oscar Piastri, compañero del británico, protagonizó un inicio sólido que incluso lo mantuvo por encima en el campeonato. No obstante, el rendimiento del australiano descendió en la parte final, lo que terminó por aclarar el panorama para su escudería, enfocada en sostener las opciones del británico en las últimas carreras.
La última cita del año comenzó con los tres aspirantes posicionados al frente. Verstappen partió primero, seguido por Norris y Piastri. A pesar de ese orden, la atención estaba en lo que podía ocurrir detrás del neerlandés, obligado a ganar y a esperar un tropiezo de su rival directo. El británico, en cambio, debía mantenerse dentro del podio para asegurar el punto final que necesitaba.
Uno de los momentos más tensos se produjo cuando Yuki Tsunoda intentó defender su lugar y terminó bajo investigación de los comisarios, luego de que ambos pilotos salieran momentáneamente de la línea trazada. La decisión final solo sancionó al japonés, por maniobras consideradas irregulares.
La carrera terminó con victoria para Verstappen, segundo lugar para Piastri y tercer puesto para Norris, una secuencia que confirmó al británico como el campeón número 35 en la historia de la Fórmula 1. El cierre deja a McLaren como protagonista y anticipa una próxima temporada marcada por la rivalidad interna entre sus dos pilotos principales.