Si hay algo que ha fortalecido a Rigoberto Urán son las caídas. La última ocurrió a finales de agosto del 2019, cuando el pedalista nacido en Urrao, Antioquia, en 1981, se vino al suelo de forma estrepitosa en la séptima etapa de la Vuelta a España, desencadenándole una fractura de clavícula.

“Según el doctor estoy vivo de chimba” escribiría meses después Rigoberto en sus redes sociales, cuando recién comenzaba su proceso de recuperación, en el que incluso se planteó la posibilidad de retirarse del ciclismo.

Lo que nadie se imaginaba es que justamente un año después, Urán no solo iba mostrarse recuperado y alegre brillando en las etapas del Tour de Francia 2020, sino que también se iba a quedar con un meritorio octavo lugar en la ronda gala, que tuvo que correrse con tres meses de retraso a causa de la pandemia del coronavirus.

Su fórmula para lograr reponerse de ese grave accidente — y de cualquiera— está al alcance de todos, dice Rigo. “Lo que pasa es que a veces nos quejamos mucho y lo que hay que hacer con la vida es pedalearla” asegura el corredor de 33 años, que en su vida se ha repuesto a todo tipo de dolores, entre ellos esos que no se remedian con una cirugía, como lo fue la muerte de su padre a manos de un grupo paramilitar en el año 2001.

El episodio es narrado por Urán en un libro autobiográfico titulado ‘Rigo’, que fue presentado hace unas semanas en la Feria del Libro del Cali, y en el que se muestra la faceta más humana del exitoso corredor, medallista olímpico en Londres 2012 y subcampeón del Giro de Italia (2013, 2014) y del Tour de Francia (2017).

En charla con El País, Rigo habló no solo sobre su vida, sino también acerca de ese proyecto editorial que espera que inspire a quien lo lea.

¿Qué han representado las caídas en su vida?
Las caídas representan un desafío muy grande, porque te obligan a volver a arrancar. Claro que hay accidentes que son graves, de esos yo he tenido dos, uno en el 2007 y otro el año pasado en la Vuelta. Cuando yo digo que son graves es cuando la vida está en riesgo, porque este año también me caí en el Tour, pero fueron solo raspones.
Y yo creo que uno se repone por la pasión, la dedicación y el respeto por lo que hago, porque el ciclismo me lo ha dado todo. Es que por más que haya gente que te quiera, nadie va a hacer las cosas por uno. Por eso hay que tener una buena actitud y no quejarse tanto.

Todos siempre reconocen en usted a una persona positiva y llena de buena energía. ¿Cómo ha hecho para forjar esa personalidad?
Lo que pasa es que yo he pasado por cosas muy duras en mi vida, entonces lo que trato es de no dejarme afectar por un resultado. Cuando uno trae un historial como el mío, que me ha tocado duro, lo que debe hacer es tratar de no mirar mucho hacia atrás y cada año arrancar desde cero.

¿Por qué nació la idea del libro?
De Rigo se conocen muchas cosas, pero no todo. El libro habla de aspectos de mi vida privada complicados, como la violencia con la que crecí en mi pueblo. Lo que quise dejar es un mensaje de paz, diciéndole a la gente que hay que perdonar, porque si no lo hacemos nunca va a haber paz. Queremos paz, pero llevamos un odio en el corazón que nos hace querer pelear a cada rato.
En el libro cuento una cantidad de detalles sobre el perdón, sobre tener los pies en la tierra y pensar que se pueden hacer las cosas, pero las tenemos que hacer por nosotros mismos con dedicación. Yo pasé situaciones como tener la casa hipotecada, y ni siquiera saber para dónde pegar, y si uno superó eso, mucha gente lo puede hacer.

¿Qué fue lo que le dolió contar en el proceso de la escritura del libro?
Cuando yo doy entrevistas a veces hablo muchas bobadas y todo, pero con el escritor (Andrés López), con quien tengo una gran amistad, nos sentamos tres años y la idea era hacerlo como si fuera Rigo el que lo estuviera contando.
Viví momentos muy duros, como la muerte de mi padre. Eso fue muy doloroso y tardé muchos años en entender qué había pasado. También es difícil estar en una clínica llorando y con ganas de dejar el deporte. Hacer el libro fue recordar esos momentos, pero no con la idea de generar lástima, sino con el objetivo de dar a entender que sí se pueden cambiar las cosas si nosotros le pedaleamos.

¿Qué es lo más duro que ha perdonado?
Digamos que cuando tú sabes que un grupo armado mató a tu papá, dices juep… pero las cosas en la vida suceden como deben suceder. Después de eso mi vida cambia y yo me vuelvo un pelao más responsable, con compromiso y buena disciplina, porque antes yo era indisciplinado y no me iba bien en el colegio. Entonces pasa esto y de un día para otro yo dejé de ser un niño de 14 años y pasé a ser un adulto. La vida te va dando golpes y tú debes decidir si te dejas matar o si los amortiguas.

¿Qué papel ha jugado su familia?
La familia es lo más importante, porque es tu primer equipo, ese que siempre te apoya en tus sueños y en tus momentos duros. El año pasado fue muy complicado porque estuve a punto de dejar el deporte profesional, y es fuerte pensar en tomar esa decisión cuando uno no se siente preparado. Yo no quería, pero tampoco me parecía justo generarle a ellos esa angustia de verlo a uno sin moverse. Y por fortuna ahí estuve este año en el Tour. El apoyo fue clave, sino ya me hubiera retirado.

¿Qué representó no solo correr el Tour, sino haber estado en el Top-10?
Tuvo un significado lindo. Como estaba yo en enero, era seguro que no me iba a alcanzar para estar en el Tour, pero lo de la pandemia hizo que todo se corriera unos meses y ahí mi meta pasó a ser competir pensando que cualquier resultado iba a ser bueno.
Terminar el Tour era un reto para mostrarle a las personas que sí se puede. Era como decirles: mire cómo estuve el año pasado y mire cómo estoy ahora.

Supimos que va a volver a ser padre, ¿cómo está planeando su 2021 teniendo en cuenta esto?
Estoy muy feliz se ser papá por segunda vez. En la primera no tuve muchas oportunidades de vivir esos primeros momentos porque estaba muy joven y viajando. Ahora la vida me da una nueva oportunidad y la quiero aprovechar. Es claro que estoy en los últimos años de mi carrera.

¿Qué mensaje quisiera darles a todas esas personas que lo admiran?
Que sean originales, auténticos. Cada persona tiene su identidad especial y yo los invito a que no tengan que pasar por esos accidentes que me han tocado a mí para valorar las cosas de la vida.

Finalmente, ¿cómo ve el panorama del ciclismo colombiano?
Estamos muy bien. Cada día hay más ciclistas jóvenes y fuertes y eso lo llena a uno de felicidad. Vamos a seguir teniendo un buen ciclismo. Lo que yo les digo a los muchachos es que disfruten de estar en Europa porque nosotros hacemos parte del cambio del país, porque generamos buenas noticias. Eso es un compromiso para cada día hacer las cosas mejor.