El caso de Valeria Afanador, la menor que fue presuntamente fue plagiada del patio de recreo de la institución educativa donde adelantaba su formación académica, en el municipio de Cajicá, no tuvo un final feliz.
El viernes 29 de agosto, el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, fue el encargado de confirmar la muerte de la pequeña de 10 años a los medios de comunicación.
El cuerpo sin vida de la menor fue encontrado en la ribera del río Frío, una corriente de agua que está ubicada cerca entre los linderos del colegio y donde, según las autoridades, ya se habían hecho varias pesquisas para hallar a la pequeña.
Y este caso, por el momento, es extraño. Los investigadores de la Sijín de la Policía y del CTI de la Fiscalía no solo indicaron que el punto en el que fue encontrada Valeria ya se había revisado, sino que es improbable que el cuerpo hubiera permanecido escondido en ese lugar por tantos días sin que nadie se percatara.
De ahí que ahora las líneas investigativas indican de manera preliminar que dicha escena del crimen al parecer fue creada y que a Valeria alguien la movió hasta ese punto justo el día en el que la comunidad la encontró.
“En el lugar donde se realizó el descubrimiento del cuerpo sin vida se habían adelantado recorridos desde el primer día de búsqueda, por lo que quienes participaron aseguran que resulta improbable que el cadáver hubiese estado allí desde ese fecha”, dijo el Gobernador de Cundinamarca.
De ahí que las pistas para esclarecer la línea de tiempo en la que la niña desapareció por el momento son difusas. Lo único que ahora tienen las autoridades son piezas de video en las que se ve a un sujeto, aun sin identificar, que recorría las instalaciones del colegio minutos antes de la desaparición de la pequeña; en otra grabación, se ve la sombra de Valeria, quien camina por el borde de la reja del colegio y se camufla en al menos siete oportunidades detrás de la vegetación e ingresa y sale de la cancha del plantel educativo.
Sin embargo, esas pistas no son concluyentes para las autoridades. Por el contrario, abren un panorama de dudas. De ahí que ahora la pregunta más importante es si detrás de la reja había alguien llamando a Valeria e intentando secuestrarla, o por qué la niña, que tenía condición de Síndrome de Down, estaba sola en el patio sin la custodia de algún docente de ese plantel educativo.
De igual forma, las autoridades se preguntan por qué, si la última vez que vieron a Valeria fue sobre las 10 de la mañana, las directivas del colegio solo dieron aviso a los familiares y a la policía hasta la 1 de la tarde, de hecho, la Defensoría del Pueblo ya se había pronunciado en ese sentido.
Por su parte, Julián Quintana, abogado de Manuel Afanador y Luisa Cárdenas, padres de Valeria, también había puesto de manifiesto estos interrogantes.
Incluso, fueron esas mismas dudas las llevaron a los familiares a interponer la denuncia por desaparición forzada, de ahí que este aspecto terminaría dándole un vuelco total al caso, pues ya no solo se buscaba a una menor reportada como desaparecida, sino que se había configurado ya una investigación por la presunta comisión de un delito.
A esta altura de la historia, no es claro todavía si Valeria fue encontrada con signos de violencia o abuso, pues aún se realizan las valoraciones técnicas y científicas que adelantan los funcionarios del Instituto de Medicina Legal, para corroborar o desvirtuar ese aspecto; lo que sí es cierto, es que los investigadores aseguran que el cadáver no estaba donde finalmente fue encontrado.
Pese a que se ejecutaron varios operativos de búsqueda y rescate por parte de autoridades y organismos de socorro, apoyados por la comunidad de la zona, fue solo hasta la tarde de este viernes 29 de agosto cuando un agente de seguridad privada alertó a la línea 123 sobre la presencia de un cuerpo extraño sobre dicho afluente.
Los encargados de la primera revisión fueron los Bomberos de Cundinamarca, quienes confirmaron que se trataba de Valeria al tener en su poder el cadáver de la pequeña.
Ahora aseguran que al parecer, la institución educativa escondió información que pudo haber cambiado el curso de la investigación, y que cuando se les indagó en las primeras pesquisas nunca alertaron sobre los registros del hombre que recorría ese planten educativo y que este era un “enemigo de la institución”, indicaron los seres queridos.
Ante el hallazgo del cuerpo sin vida de la menor, la denuncia de la rectora del colegio donde estaba la niña sobre un hombre extraño que acecha ese plantel académico y las inconsistencias en el modo y lugar en el que apareció Valeria, ahora modifican las líneas investigativas que adelanta la Fiscalía.
Por ahora, esa institución judicial recopila más material probatorio, a partir de entrevistas, buscando establecer la línea de tiempo del caso y buscando el eslabón perdido, el mismo que permita esclarecer los hechos para determinar qué fue lo que pasó con Valeria.
Mientras tanto, los funcionarios de Medicina Legal tendrán que expedir el informe que le diga a los colombianos cómo falleció Valeria Afanador.