Hoy se cumplieron las exequias de Valeria Afanador, la menor de 10 años quien se encontraba desaparecida desde el pasado 12 de agosto y cuyo cuerpo sin vida fue encontrado este viernes en el río Frío, donde ya con anterioridad las autoridades habían realizado una exhaustiva búsqueda.
La menor, con Síndrome de Down, desapareció de su colegio el Gimnasio Campestre Los Laureles ahora en la mira de las autoridades, debido a que no se explican cómo la menor pudo abandonar la institución sin que nadie se percatara de su ausencia.
Además, en videos se observa cómo la niña al parecer habla con una persona, la cual no se logra ver y después desaparece.
Todas estas situaciones han generado gran inquietud entre los investigadores, familiares y habitantes del lugar que exigen dar con los responsables de este atroz crimen.
Por invitación del alcalde de la localidad, los amigos y residentes llegaron al Club Edad de Oro donde se le rindió un sentido homenaje, luego de lo cual el féretro fue conducido a la Iglesia Inmaculada Concepción donde se celebró la eucaristía.
Su padre Manuel Afanador visiblemente afectado envió un doloroso mensaje durante la liturgia. Según dijo “en los niños nos hay maldad, vimos que los niños son amor".
“Y hoy, con mi alma partida en pedazos, le devuelvo a Dios ese angelito que me mandó, que me hizo muy feliz, que me hizo reír, que me hizo llorar, pero que durante 10 años aprendí a que Valeria era mi mundo", agregó.
Con la voz quebrada por la emoción dijo tener fe de que algún día se encontrarán nuevamente y que “me dé esos abrazos tan menudos, que me hacen mucha falta, pero que asimismo me dan la fortaleza de seguir adelante”
Anotó que debía hacerlo por la vida de los hermanos de Valeria, Santiago y Manuel, por la de su mamá Luisa, pero también por sus papás, sus suegros, sus sobrinos, “por todos”.
Así como también por “todas estas personas que hoy oran porque nuestra familia tenga un consuelo para que este ángel cubra este municipio”, precisó don Manuel.
Finalmente, con gran tristeza indicó que Valeria, su princesa, vino a pintar de mil colores su vida. “Hoy se la entrego a Dios para que ilumine nuestra vida de esta familia. Eternamente, vuela alto con Dios, vuela alto“, le dijo.