Es 6 de abril de 2017 y Jacqueline Bravo, quien residía en Manhattan, New York, y había llegado a la ciudad para realizarse una cirugía plástica, se somete a un procedimiento múltiple en la Clínica Orva, en Tequendama. Días después, mientras estaba en una “casa de reposo” en el proceso de recuperación, muere.

Menos de un mes después, el 4 de mayo, la ciudadana estadounidense Christine Ann Deres se somete en la Clínica Colombia a una cirugía múltiple de mamoplastia, lipoescultura y corrección de figura. El cuerpo de la mujer, al parecer, sufre una trombosis que le causa la muerte.

El 4 de agosto Lorena Victoria Reyes, chilena, quien había llegado a Cali cuatro días antes, entra al quirófano de la Clínica Picasso para realizarse una cirugía múltiple de lipoescultura, levantamiento de glúteos y liposucción. La cirugía se realiza antes del mediodía. En horas de la tarde el CTI de la Fiscalía llega hasta el lugar para hacer el levantamiento del cadáver.

Cada uno de estos casos de muerte en procedimientos quirúrgicos de belleza, que se suman a los otros cuatro registrados en Cali en lo que va del año, tienen dos elementos comunes: se trataba de mujeres que habían viajado a Cali en lo que se conoce como ‘turismo estético’ y de mujeres que, además, se practicaron procedimientos múltiples en una misma cirugía.

De los siete casos registrados este año solo dos ocurrieron en lugares que no eran clínicas (el de Leidy Johana Leyton, de 34 años y el de Luz Mery Gómez, a quienes les aplicaron sustancias aceitosas en sus glúteos en casas del oriente de la ciudad) y uno se trató de una cirugía única (el de Gloria Elena Moreno, a quien le realizaron una abdominoplastia en la Clínica El Trébol).

Los otros, como se indicó, fueron procedimientos múltiples realizados a mujeres que no residían en Cali y que viajaron, justamente, con el objetivo de realizarse una cirugía en la ciudad. ¿Qué falló en cada caso? ¿Por qué se practicaron cirugías múltiples? ¿Qué hay detrás de los viajes de ‘turismo estético’ en Cali?

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II

En esta ciudad, según cálculos de la secretaria de Salud del Valle, Cristina Lesmes, se realiza un promedio de 30 cirugías plásticas al día, es decir, 150 a la semana; es decir, alrededor de 600 al mes; es decir, más de 7000 al año.

Si se pone en perspectiva, dice Lesmes, habría que decir que el número de muertes en procedimientos estéticos es bajo, frente a la cantidad de procedimientos que se realizan. Pero el asunto no es estadístico, continúa, el asunto es que este año han muerto cinco mujeres en quirófanos autorizados. El asunto, insiste, es que hay algo dentro de la actividad de las cirugías plásticas en la ciudad que no está funcionando como debe.

¿Qué es? Lesmes y el secretario de Salud de Cali, Alexánder Durán, coinciden en dos puntos. Por un lado, el hecho de que las clínicas estén realizando procedimientos múltiples, que algunos llaman “combos”, que consisten en la realización de varias cirugías en una misma intervención. Por otro lado, dicen los funcionarios, el modelo de negocio que se ha formado a partir de la venta de planes de viaje y estancia en la ciudad para extranjeros con fines quirúrgicos.

El primer punto, dice Durán, es casi evidente. Muchas clínicas de la ciudad están realizando procedimientos múltiples sin contemplar los riesgos que operaciones de esa naturaleza pueden acarrear para un paciente. Y, por lo demás, no hay ninguna regulación de ninguna suerte para evitar que eso ocurra. “Una clínica puede programar una cirugía de mamoplastia, levantamiento de glúteos, lipoescultura y abdominoplastia a la vez. Por supuesto, eso eleva las probabilidades de que la cirugía se complique”.

Durán explica que, entre más procedimientos, mayor es el tiempo que el paciente debe permanecer en el quirófano bajo las efectos de la anestesia y ese tiempo aumenta las probabilidades de que, por ejemplo, aparezcan coágulos de sangre que puedan ir al pulmón. Eso fue lo que le ocurrió a la estadounidense de 28 años Christine Ann Deres quien, justamente, se sometió a tres procedimientos diferentes en una misma intervención.

“Y eso no lo regula nadie, eso está a discreción del paciente. Si el paciente le dice que sí a su médico, entonces el médico le realiza ‘el combo’. Pero no hay una norma que diga cuál es el tiempo máximo que un paciente debe estar en el quirófano, ni cuál es el número máximo de cirugías y qué cirugías sí pueden hacerse en combo y cuáles no. Eso no lo regula nadie, así que, por ahora, no hay mucho para hacer a ese respecto”.

La secretaria Lesmes, por su parte, dice que lo que se necesita no es exactamente una norma, sino un protocolo que permita, a partir de una serie de exámenes de los pacientes, determinar en qué casos se recomienda no practicar un procedimiento múltiple.

En eso coincide la doctora Lina Triana, de la Sociedad de Cirujanos Colombianos. “Cada paciente es único y diferente y por eso en un paciente puede ser prudente hacer solo un procedimiento, mientras que en otros se pueden realizar varios. Más importante que regular el número es manejar unos parámetros de tiempo de duración de la cirugía, litros de grasa a sacar, entre otros que, además, se deben asociar a la historia clínica particular de cada paciente”.

Por ahora, a pesar de los tres casos de mujeres que se sometieron a cirugías múltiples, no hay ni norma ni protocolo, salvo el que el propio médico, y el paciente, deseen implementar. Por ahora, entonces, los procedimientos múltiples seguirán, se siguen haciendo en la ciudad.

III

El otro asunto a evaluar, sostienen los secretarios de salud del Valle y de Cali, es el llamado ‘turismo quirúrgico’. De los siete casos de muertes este año, tres corresponden a mujeres que habían llegado desde el exterior a practicarse las intervenciones y una de ellas murió en una “casa de reposo” que hacía parte del paquete turístico que la clínica le vendió para venir a Colombia a someterse a la cirugía.

¿Cómo funcionan? Es más o menos simple: los bajos costos de una cirugía en Colombia, comparados con los costos en países como EE. UU. o Europa, ha proyectado al país como uno de los preferidos para la realización del llamado ‘turismo quirúrgico’.

El negocio, que es cada vez más boyante, ha permitido que se formen una serie de agencias especializadas en vender paquetes de viajes a ciudades colombianas - Cali es una de las más buscadas - que incluyen tiquetes aéreos, transporte dentro de la ciudad, costo de la cirugía y alojamiento en sitios específicos para el proceso posoperatorio.

Ambos secretarios saben que esas agencias existen. Ambos, también, saben que no hay ley, que no hay norma, que básicamente no existe ningún mecanismo para regularlas. “Es negocio, es capitalismo salvaje en todo su esplendor”, dice Durán. “El problema son las condiciones en las que prestan sus servicios y todo lo que hay alrededor”.

Las razones para preocuparse son muchas. Para comenzar, muchas personas son operadas pocas horas después de aterrizar en Cali, cuando lo recomendable es que por lo menos haya pasado un lapso de 48 horas desde el momento de bajarse del avión y el ingreso al quirófano. Además, los lugares en los cuales estas agencias ofrecen el hospedaje para el posoperatorio son casas, apartamentos, hostales o cuartos de hotel que no cumplen con los requisitos mínimos de una sala para cuidados posteriores a una cirugía.

Si se digita en Google “paquete de viaje cirugía plástica Cali”, se pueden obtener resultados de páginas como susmedicos.com, que ofrece hospedaje para posoperatorios en apartamentos del oeste de la ciudad. Otras páginas son plasticcurgerycolombiausa.com, que ofrece planes con todo incluido; medicallbox.com o tripsurgery.com, un portal especializado en vender planes de turismo estético en varios países de Latinoamérica, incluido Colombia.

“Y más allá de eso, hay clínicas que también ofrecen este tipo de servicios. Entonces alquilan una casa, un apartamento, y allí ponen varias camas, una enfermera, y tienen a los pacientes. Por un lado está el problema de las condiciones en las que están los pacientes y de todo el tema de manejo de residuos, etc.; por otro lado, como lo hacen en casas que se supone que son residencias, se libran de pagar impuestos.

Eso es un negocio grande, que genera muchos ingresos, en el que participan muchos médicos y empresarios, pero que es secreto, del que las autoridades no tienen conocimiento. Mi posición es que uno no puede parar ese negocio, pero tampoco este puede existir sin regulación y en ese secretismo que se mantiene”, dice Cristina Lesmes.

Jacqueline Bravo, quien había llegado de EE. UU. a Colombia para operarse, murió en una “casa de reposo” ofrecida dentro del plan turístico por la Clínica Orva, en donde fue sometida a un múltiple procedimiento. El País llamó a esta clínica y comprobó que aún siguen vendiendo estos servicios.

Otro de los problemas de estos paquetes es que el paciente no establece relación directa con su médico, dados los tiempos de viaje, comenta la cirujana Lina Triana. Tal podría ser el caso de Lorena Victoria Reyes, quien llegó a Cali de Chile el sábado 29 de julio, fue operada el fin de semana en la clínica Picasso y murió cuatro días después. El caso, como todos los otros, está en la Fiscalía y por ahora las circunstancias de la muerte hacen parte de la reserva sumarial del expediente.

Sin embargo, desde la Secretaría de Salud del Valle se sospecha que los exámenes previos al procedimiento no fueron correctamente leídos e interpretados pues, al parecer, la mujer no estaba en condiciones de salud para someterse a un procedimiento múltiple. Pero claro, interviene Lesmes, “como le habían vendido un paquete de un número determinado de días, al parecer, no hubo tiempo para hacer el análisis correcto”.

En una llamada realizada a la Clínica El Trébol, en donde fue operada Gloria Elena Moreno, quien sufrió un paro en medio de la operación, se pudo comprobar que también es posible comprar con ellos un plan de viaje que incluye hospedaje para el posoperatorio.

Cierre de quirófanos

La Secretaría de Salud de Cali cerró a principios de mayo las áreas de cirugías de las clínicas Orva y El Trébol, luego de las muertes de dos mujeres operadas en cada uno de estos sitios. A pesar de ese cierre, en su página de Facebook la clínica Orva siguió ofreciendo los servicios de cirugía.

En lo que va de este año la Secretaría de Salud del Valle ha cerrado 38 servicios de cirugía de 40 visitas que ha realizado. De esas, 17 se han rehabilitado.