Pese a que las Unidades de Cuidados Intensivos del Valle del Cauca cuentan hoy con 888 ventiladores para dar soporte a los enfermos de Covid, no son suficientes para hacer frente a la emergencia y más si en dos semanas se espera un pico alto de casos. Al menos así lo considera la Secretaría de Salud del departamento.
“En estos momentos estamos en el proceso de compra de 400 o 500 ventiladores, que por ahora se encuentra en una etapa de búsqueda de proveedores, dado que ahora está muy difícil de conseguir elementos de ese tipo y los precios se han elevado de una forma importante”, sostiene la jefe del despacho, María Cristina Lesmes, quien indicó que también están a la espera de 206 de esos elementos por parte del Ministerio de Salud.
Pero la consecución de ventiladores y respiradores no es el único reto que al día de hoy afrontan las autoridades regionales, pues también se encuentra el garantizar el procesamiento de pruebas por coronavirus para que la curva epidemiológica cuente con las cifras más reales posibles.
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“La falta de insumos no solo es una tema del Valle del Cauca o siquiera de Colombia, es algo mundial”, afirmó el bacteriólogo Gerardo Andrés Libreros, coordinador del laboratorio de diagnóstico de la Universidad del Valle.
Y el escenario no puede empeorar más ante un nuevo fenómeno conocido como “la guerra de las mascarillas”, que no es otra cosa que una lucha entre países por la consecución de elementos de protección médica, como el caso de España, que ha sufrido varios intentos de parte de Francia y Turquía al querer reternerle unos pedidos que iban rumbo al país ibérico; o el de Alemania, que la semana pasada denunció que Estados Unidos le habría “confiscado” en Tailandia un cargamento de 200.000 mascarillas para la Policía de Berlín.
Si esta crisis ha afectado incluso a potencias aliadas, no es una sorpresa que lo haga en mayor medida a Latinoamérica, cuyos proveedores de elementos médicos -como China- no garantizan del todo que los cargamentos lleguen sanos y salvos.
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Es por eso que la Organización Mundial de la Salud, OMS, exhortó a los gobiernos a aumentar en un 40% la producción de esos elementos. “Se deben reducir las restricciones a la exportación y poner en marcha medidas con las que detener la especulación y el acaparamiento. No podemos detener el Covid-19 sin proteger primero a los trabajadores sanitarios”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la entidad.
Según el Instituto Nacional de Salud, el próximo 20 de abril llegaría un lote importante de reactivos para el debido procesamiento de las pruebas en todo el territorio nacional.
Cifras golpeadas
“La verdadera epidemia no la conocemos en Colombia, dado que solo estamos enterados de las personas que tienen los síntomas de la enfermedad. Solo cuando empecemos a testear a la población asintomática de forma masiva es que sabremos el tamaño de la epidemia en cifras más reales”, aseguró el epidemiólogo Róbison Pacheco, docente de la Universidad Libre de Cali.
“Mientras más pruebas se realicen, menos incertidumbre habrá a la hora de conocer el verdadero comportamiento de la curva epidemiológica y, consecuencia, se toman mejores decisiones”, señaló Pacheco.
Colombia ha optado por la aplicación de pruebas rápidas. Tan solo esta semana la Gobernación del Valle compró 100.000 de dichos elementos en el marco de un contrato de $2500 millones por insumos de laboratorio.
“Si bien esas pruebas no son de diagnóstico, nos permite hacer tamizajes (detecciones) en tres tipos de espacios: en los profesionales de la salud, en urgencias y otros exámenes de contacto. Eso nos ayudará a detectar personas asintomáticas, pero positivas para coronavirus”, afirmó la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, quien agregó que también se compraron insumos (reactivos) para una prueba molecular que el departamento no contaba, pues en ese momento no existía el virus, y que dada esa escasez, le ha costado tanto trabajo a la región a la hora de procesar los test.
Y es que esas dificultades se reflejan en un incremento bajo (y cuestionable) del registro en el Valle del Cauca en los últimos días. Por ejemplo, del domingo al lunes pasado los infectados pasaron de 489 a 498 (apenas nueve casos más), lo que contrasta con el comportamiento del viernes al sábado, cuando subieron de 418 a 473 (o sea 55 casos de diferencia).
En el contrato adelantado por la Administración Departamental se suma la consecución de hisopos para la toma de la muestra. Esto dijo Lesmes al respecto: “Por cada test se utilizan dos hisopos, por lo que sin ellos no hubierámos podido tomar las más 6800 pruebas que tenemos y las 8000 que nos pide el Ministerio de Salud. Nosotros calculamos que haremos 45.000 pruebas, lo que significa casi un millón de hisopos si no se daña ninguno”.
Aun así, la funcionaria anotó que la Gobernación habría querido comprar más reactivos de haberlos en el mercado. No obstante, los cuatro laboratorios con los que cuenta el Valle solo están analizando 240 pruebas al día, es decir, 110 menos de las que se propusieron un principio. Es por eso que mientras se espera la llegada de los nuevos test al departamento, los dos nuevos laboratorios (el del HUV y Caucaseco) no podrán ser habilitados para complemetar un total de seis en la región.
Otros elementos contemplados en el contrato fueron los tapabocas N95 para el personal encargado de analizar las pruebas. Pero no ha sido una tarea fácil dar con ellos, pues su precio se ha multiplicado por tres; el de las mascarillas quirúrgicas por seis, y el de las batas, por dos, según cálculos de la OMS.
“Muchas veces nos ofrecen respiradores viejos, a los que no dan mantenimiento o que ni siquiera dan garantía para traerlos a la región, en donde tenemos 344 UCIS dispuestas para atender pacientes graves con Covid-19”, señaló Lesmes.
Así funcionan las pruebas rápidas
Si la prueba rápida de detección de anticuerpos resulta positiva para coronavirus, el paciente deberá hacerse la confirmatoria con RT-PCR (que es la que se ha venido aplicando hasta la fecha). En caso de que esta última determine que la persona sí está infectada, deberá someterse al protocolo que determine el médico.
Pero si la prueba rápida señala un resultado negativo, la persona deberá entrar en aislamiento obligatorio por mínimo dos semanas bajo vigilancia médica.
La ventaja de dicho test es que no solo permite detectar pacientes asintomáticos, sino también contemplar su aplicación en sujetos que no tengan fiebre pero sí otras síntomas relacionados o que hayan tenido algún nexo epidemiológico.