Trabajar al ritmo de cada estudiante, bajo las premisas de autonomía y responsabilidad, es una alternativa a la metodología educativa tradicional. Deportistas de alto rendimiento y artistas, entre los beneficiados.

[[nid:445811;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/07/colegio-alejandria.jpg;full;{El Colegio Alejandría se fundó el 15 de febrero de 1990. Este años celebraron los 25 años de estar formalmente funcionando. Foto: Bernardo Peña | El País}]]

Seguramente el trajín de un tenista de alto rendimiento, o de un atleta, como los que hemos visto por estos días compitiendo en la ciudad, no les permite dedicar más de seis horas diarias al estudio durante los diez meses que dura el año lectivo en una institución educativa tradicional. Sin embargo, entre sus entrenos, acondicionamientos físicos, campeonatos y múltiples viajes ellos se las ingenian para salir adelante en el deporte y  también en el colegio.  ¿Cómo lo hacen?

Una de las respuestas, al menos aquí en Cali, se encuentra en una metodología flexible y autónoma que se adapta a las capacidades y tiempos de los estudiantes, permitiéndoles el desarrollo de sus carreras a la par con su formación intelectual. Se trata de la propuesta del Colegio Alejandría, fundado hace 25 años por Norberto Arango, psicólogo, PhD en educación, y Constanza Mariño, licenciada en ciencias sociales, quienes tras trabajar durante años en diferentes colegios, decidieron crear, más que una institución, “un modelo que educara para la autonomía y la responsabilidad”.

Por sus aulas han pasado, por ejemplo, el tenista Juan Sebastián Cabal, quien empezó en el deporte a los 6 años y que actualmente es número 29 en el ranking de la ATP en dobles. Igual caso es el del actor Manolo Cardona, quien desde muy chico empezó su carrera en  la actuación, y quien ha llegado a protagonizar novelas no solo en el país sino en el exterior. Ambos adelantaron su bachillerato a su propio ritmo e intensidad. 

A diferencia de otros colegios, el Alejandría no les suministra el horario a los estudiantes ni asigna un tiempo para cada materia. Tampoco se ven aulas de clase con más de 20 alumnos ni los  estudiantes llevan a casa tareas complejas que luego no entienden. “Nos enfocamos en fomentar las habilidades personales de los estudiantes, tenemos maestros que orientan al joven en su trabajo, es más una guía que alguien que le exige; lo más importante es que nos dedicamos a cada uno de los alumnos y nos ajustamos a sus necesidades”, explica Constanza Mariño.

Ella agrega que  este modelo los tiene con una ventaja de quince años frente a otras instituciones, pues según la Cumbre Internacional sobre Innovación en Educación, Wise, (por sus siglas en inglés), en el 2030 los colegios tendrán las características con las que actualmente cuenta el Alejandría. 

Esta metodología está basada en tres factores esenciales que se manejan como pilares, y que son: 

El mentor en la formación La metodología implica que toda la relación del maestro con el alumno sea individual, es por esto que “el mentor está sentado solo con el estudiante resolviendo dificultades, inquietudes o preguntas que surjan del tema a trabajar”, asegura Norberto Arango.  En ese sentido, el ritmo de trabajo es diferente al de otras instituciones educativas. Cuenta Constanza que “el tutor plantea el tema a trabajar, se hace una introducción de este hasta que el alumno lo tenga claro para así empezarlo a trabajar. Si existe algo que el estudiante ya conozca, se realiza la valoración pertinente y se salta ese tema”.  Una vez se hace ese trabajo, el alumno lo discute y analiza con su mentor. Ese espacio permite que el joven pueda hacer todas las preguntas que  le ocurran y que el tema sea repetido las veces y el tiempo que sea necesario hasta que al estudiante le quede completamente claro, es decir que “si el joven se demora tres o cuatro semanas aprendiendo a sumar, todos ese tiempo se le explica hasta que a él le quede completamente claro”.  Por lo que destaca que “todas las preguntas son pertienentes. No existe malo en algún área, existe falta de dedicación por parte del docente”. Motivación para la educación Como un tercer factor, Constanza y Norberto hacen énfasis en la importancia de trabajar a nivel de motivación del logro y no de frustración.  Si el alumno evaluó el tema con su mentor y este estaba claro, preciso y obtuvo una excelente  calificación, esto le permite avanzar con el siguiente tema. Para los fundadores de la institución esto “es trabajar a nivel de logro, y no es que estemos evitando la frustración, pero a un niño, joven o adolescente no se le debe frustrar en la educación. Tenemos que convertir la educación en un logro permanente”, manifiesta su director.  Además agrega que el espíritu metodológico que se maneja dentro de la institución educativa es “ que el alumno sea feliz y tranquilo. No  porque no tenga  tareas ni responsabilidades para cumplir, que sí las hay, sino porque trabaja con sus capacidades”.  La autonomía del estudiante Un segundo momento de esa metodología es que el estudiante pueda tomar decisiones y que no sean ni los padres ni el docente el que elija, pues en la filosofía de la institución es vital que los jóvenes sean responsables de sí mismos.   A través de una agenda donde se programa la materia y el tema que verán durante el grado que está cursando, los estudiantes del colegio Alejandría deben decidir cómo programar su semana para así alcanzar sus objetivos académicos.  Además de esto “deben programar su trabajo individual en casa que, no son tareas como las que se dejan en otros colegios, sino horas de estudio donde él va a estudiar lo que él entiendió,  y que a su vez lo hace por  gusto y motivación”, añade Arango. 
Educación personalizada El colegio es calendario A y B. Puede presentar icfes en abril y agosto. Se buscan grupos  que sean afines por edades, formas de ser y comportamiento. No se separa por grados. El tiempo máximo  para terminar un año son 12 meses.  Aunque hay alumnos disciplinados que lo han logrado en 6 meses y casos excepcionales, en 5.  En la institución ningún alumno pierde el año, porque a través de las tutorias se detectan las fallas a tiempo para trabajarlas.