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FUTBOL COLOMBIANO
Hace 30 años: así fue el debut de Jorge 'Polilla' Da Silva con América de Cali
El miércoles 30 de agosto de 1989, el delantero charrúa se estrenó con los 'Diablos rojos'. Anotó gol ese día y desde allí comenzó el amor con los hinchas.
El debut soñado. Así fue el estreno del uruguayo Jorge el ‘Polilla’ Da Silva con la camiseta del América de Cali, un día como hoy, hace 30 años.
Fue el miércoles 30 de agosto de 1989. Era el juego estelar de la fecha del rentado nacional cuando esa noche apareció en el gramado del estadio Pascual Guerrero la gran contratación del fútbol colombiano. El charrúa Da Silva se vestía por primera vez con la camiseta roja.
La cancha estaba llena. Los hinchas americanos acudieron a la cita para observar de cerca al atacante uruguayo que llegaba precedido de un gran performance. El rival era nada más ni nada menos que Atlético Nacional, escuadra que recién se coronaba como campeona de la Copa Libertadores.
"Nacional volvió a amargarle la vida al América", así título El País en su edición impresa haciendo el registro del juego entre rojos y verdolagas.
Da Silva, quien debió esperar algunas fechas para ponerse a punto en la parte física, se ganó de entrada el corazón de los hinchas. El elenco verde de Antioquia ganaba 1-0 con gol de Jhon Jairo Tréllez desde los primeros minutos, pero el 'Polilla' empató el juego en el minuto 32 del periodo complementario.
"'Polilla' estuvo brillante, magistral, para definir con toda la frialdad del caso, una excelente maniobra de Miguel Ángel Guerrero, quien había reemplazado a Mario Coll, en una arriesgada decisión del médico Gabriel Ochoa Uribe", escribió en la crónica Mario Posso, una de las mejores plumas del periodismo deportivo de la región en su época.
Esa noche, el once del médico Ochoa formó con Julio Falcioni; Héctor Fabio Polo, Gonzalo Soto, Álvaro Aponte, Arley Mancilla Aponzá, Freddy Rincón, Mario Coll, Alex Escobar, Anthony de Ávila, Jorge Da Silva y Sergio Angulo.
El médico decidió ingresar a Guerrero por Coll y a James Cardona por Polo. Los rojos terminaron con un hombre menos por expulsión de De Ávila.
Da Silva venía de ser 'pichichi' en el fútbol español con Valladolid y luego tuvo un paso por Atlético de Madrid.
En 1987 retornó a Suramérica para jugar con River Plate, donde conformó un temible ataque junto a Claudio Caniggia, Antonio Alzamendi y Juan Gilberto Funes. Una deuda que tuvo la escuadra argentina con el 'Polilla' hizo que no siguiera con River, lo que abrió la puerta para tomar rumbo al América.
Arribó a finales de julio de 1989, cuando el torneo estaba en marcha. Llegó por pedido expreso del médico Gabriel Ochoa Uribe.
Jorge estuvo cinco años con los 'Diablos rojos', donde ganó dos títulos y fue semifinalista de la Libertadores. Jugó 173 compromisos y anotó 65 goles. Se convirtió en ídolo de la afición roja por su profesionalismo y entrega. El País lo contactó en Montevideo para recordar ese debut.
¿Qué sensaciones tiene de lo que fue el día de su debut?
Ya han pasado muchos años. Es sin duda algo lindo que me ha pasado en mi carrera. Seguía con mucha ilusión al América, uno de los equipos más grandes del continente, la vinculación al equipo americano me hizo muy feliz y eso que yo venía de otro grande como es River Plate. Nunca pensé que me fuera a quedar tanto tiempo, fueron cinco años, estaba la expectativa por debutar ante Nacional, que era en ese momento el campeón de la Copa Libertadores y ese fue el inicio de una bella relación que tuvimos con la hinchada.
Usted llega al equipo pero tocó esperar para el debut por la parte física...
Lo que pasa es que estuve tres meses parado porque salgo de River por el incumplimiento en el contrato. Me fui a Montevideo esperando unos meses que se definiera mi situación. Cuando sale lo de América yo estaba entrenando solo y no es lo mismo, encima el torneo en Colombia estaba en plena disputa y no era fácil entrar de una en el equipo y por suerte se dio después el debut.
¿Es cierto que usted debió ponerse a punto porque sufría de sobrepeso?
Sí, yo siempre dije que tenía problemas con el tema del peso, me tocaba estar con mucho cuidado y ese parón de tres meses no me favoreció para nada. Tocó trabajar bastante en la parte física, además el América tenía un plantel lleno de grandes jugadores y la competencia era muy alta.
¿Recuerda cómo fue esa noche en el Pascual?
Bueno, no tengo en detalle tantos recuerdos. Han pasado muchos años, pero lógico que me acuerdo de que era un duelo con Nacional, el clásico rival de esos años. Un Pascual lleno, el marco ideal para debutar en un nuevo club, además pude anotar gol, imagínate lo que fue eso. No tenía temor, pero sí la ansiedad de entrar, de realizar las cosas bien, que la gente se quede con una buena sensación de uno y yo considero que allí comenzó algo que llamo como un bello matrimonio con esa maravillosa hinchada de América.
¿Qué representó para usted vestir la camiseta 9?
Significó un gran honor. Con ese número jugaron futbolistas muy grandes en la historia del club y fue orgullo lucir esa camiseta tan especial y fue una gran responsabilidad.
¿Cómo se da su llegada al América?
Yo había sido invitado unos meses antes a Cali a la despedida de Willington Ortiz, estaba jugando aún en River. Ese partido fue ante Nacional de Montevideo. Invitaron a tres futbolistas internacionales: Hugo Gatti, arquero que atajó en Boca; Norberto 'Beto' Alonso y yo, que eramos de River. Desde ese momento se dejó abierta alguna chance, no era sencilla la salida del club argentino, pero el incumplimiento de ellos facilitaron las cosas; además, Ricardo Gareca se iba de América y los directivos estaban enfocados en que yo fuera el reemplazante. Recuerdo que el empresario Carlos Quieto vino a hablar conmigo, se dieron las conversaciones, viajé a Cali y se pudo concretar todo.
¿Qué le sedujo de América?
De América me atrajo muchas cosas. Yo quería seguir en un equipo que compitiera a un alto nivel en Suramérica. En la década de los 80 era un gigante del continente y seguro que a cualquier jugador le interesaba ir esa institución. Me sedujo la parte futbolística, jugar la Copa Libertadores, ganar títulos y demás.
¿Qué recuerda de la plantilla con la que debutó?
Tuve compañeros extraordinarios en lo futbolístico y humano. Hay un gran cariño de parte y parte, incluso cuando los veo o nos reencontramos siempre traemos lindos recuerdos. Mantengo a la distancia una buena relación con muchos de ellos.
¿Alex Escobar era tal vez el que más lo colocaba de frente al arco rival?
Sí, era un gran jugador, muy claro a la hora de dejar a los delanteros mano a mano con el arquero del equipo rival. Tenia una zurda extraordinaria. De igual forma estaba Freddy Rincón, sin duda uno de los jugadores más completos que haya visto. Y ni hablar de los delanteros, Anthony, el 'Checho', el 'Pony' Maturana, el 'Niche' Guerrero, quienes jugaban muy cerca de mi posición y eso me facilitaba las cosas en el campo.
¿Siempre los duelos por la supremacía en esos años era con Nacional?
Seguro. Ambos tenían grandes nóminas. La Selección Colombia se conformaba con jugadores de estos dos equipos, tanto en torneo local como en Libertadores, el rival era Nacional.
Fue un año atípico el 89 porque se da el asesinato del árbitro Álvaro Ortega y el torneo no termina...
Justo ese hecho tan lamentable se dio unos días después de que ese árbitro dirigiera un partido entre nosotros y el Independiente Medellín que ganamos 3-2. Ese año no se termina el torneo en Colombia y fue el único hecho amargo que me tocó vivir allí, luego no tuve problemas y pude disfrutar de un fútbol que cuando estuve fue muy competitivo ya que los jugadores no se iban del país y eso permitía disfrutarlos.
¿Qué gol recuerda más de los que anotó con América?
Fueron muchos. Se viene a la memoria uno de chilena que le anoté a Junior en Barranquilla, cómo olvidar el gol conseguido en el estadio Maracaná cuando le ganamos a Flamengo por la Libertadores, el gol anotado en La Paz ante Bolívar y que nos dio el paso a las semifinales de la Copa. Tuve suerte de celebrar muchos goles.
¿Qué enseñanza le dejo el médico Ochoa?
Tuve la suerte de tener grandes entrenadores en mi paso por América. Gabriel Ochoa Uribe, Francisco Pacho Maturana y Diego Umaña. De todos uno aprende, pero sin duda el médico era un ser especial, por su temperamento, disciplina y manera de ver el fútbol. Fue una persona fundamental para cambiar la mentalidad del futbolista colombiano y esas cosas a uno le sirven.
Usted regresa muchos años después a dirigir al América, ¿ se quedó con la sensación de no haber logrado algo importante?
Claro que sí. Fui con mucha ilusión y me tocó agarrar el equipo en un semestre complejo donde tenía la amenaza encima del del descenso, el objetivo era salvarse y terminamos haciendo una buena campaña, nos metimos hasta semifinales. El semestre siguiendo se inició dejando una buena imagen el torneo de pretemporada en Bogotá; lamentablemente se dieron hechos que no ayudaron para el buen manejo de grupo y eso se sintió, se dieron malos resultados y en su momento entendí que era oportuno apartarme de la institución por el bien de todos. Quería quedarme mucho tiempo en el club, pero no pudo ser.
¿Regresaría en algún momento a dirigir al América?
Encantado de la vida volvería. Siempre he pensado que voy a regresar. La demostración de cariño de la gente es algo inolvidable, recuerdo en un partido ante Bucaramanga a todo el estadio coreando 'Polilla', 'Polilla', son cosas muy lindas que en el fútbol te brinda, es algo que me lo he ganado con respeto y profesionalismo. Lastimosamente no será posible con los directivos actuales, es muy difícil, yo lo dije en su momento, sus objetivos no eran los mismos que yo tenía.