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Hernán Torres, técnico del América de Cali. | Foto: Oswaldo Páez / El País

- AMÉRICA DE CALI

El infierno de Hernán Torres en el América de Cali

El clásico del domingo, frente a Deportivo Cali por la Liga, definirá la suerte del entrenador de los 'escarlatas', acosados todavía por el descenso.

22 de agosto de 2017 Por: Redacción de El País

El 27 de noviembre del 2016, el técnico ibaguereño Hernán Torres era levantado por los jugadores del América como un trofeo, luego de que los ‘diablos’ derrotaran 2-1 al Quindío en el Pascual Guerrero y lograran salir de un infierno llamado popularmente ‘la B’, que duró cinco años, mientras que unas 40 mil almas, vestidas totalmente de rojo, se fundían en un eterno abrazo de felicidad en las gradas del estadio.

A unos cien metros de Torres, en el palco de directivos del Pascual, el empresario Tulio Gómez, máximo accionista del América y quien apostara más que una fortuna por el ascenso escarlata, lloraba tratando de abrirse paso en medio de una multitud que lo aclamaba y lo veía como una especie de deidad en la tierra. No es una exageración. Propios y extraños lo besaban y le daban gracias con cierto grado de veneración.

Nueve meses después de aquella epopeya, ese ‘trofeo’ y esa ‘deidad’ parecen tocar nuevamente las puertas del infierno. Porque la ilusión de los hinchas americanos, después de haber recuperado la categoría el equipo, solo tenía un destino: volver a estar en la primera línea del fútbol colombiano, peleando títulos, como tantas veces lo había hecho en sus mejores años.

‘La B’ sigue allí
Pero la realidad es otra. Al América, el fantasma del descenso lo sigue asustando frente a su cara. No pudo zafársele en la liga del semestre anterior, ni tampoco en esta. El primer ‘experimento’ en el regreso a la A dejó sabores amargos, porque, a pesar de que el equipo llegó a los cuartos de final, las críticas previas eran pan de cada día por el mal juego y, sobre todo, porque al club no lo habían vestido con la ropa de los grandes.

“Don Tulio y Torres —decían los cuestionamientos— no reforzaron al equipo y nos metieron el cuento de que era mejor tener guerreros que figuras en la cancha”.

Aprendida la lección, el máximo accionista y el técnico cambiaron el libreto y América apostó por jugadores que, en el papel, le darían un plus al equipo en la cancha.

Llegaron entonces para el segundo ‘experimento’ el ‘Queso’ Fernández (goleador paraguayo), Darío Bottinelli (exitoso volante argentino en las ligas de su país, Chile y Brasil), Carlos Lizarazo (talentoso creativo con pasado en el Cali y en México), y Elkin Blanco y Alejandro Bernal (experimentados volantes del Atlético Nacional), para citar solo una parte de los refuerzos. Y el equipo, paradójicamente, hoy se ve peor que el semestre anterior.

En las canchas que visitan los diablos, los hinchas adversarios se burlan del equipo con mensajes y sábanas blancas que simulan ser fantasmas, evocando de esta manera que allí está ‘la B’ todavía. Que no se ha ido. Pasó en el Atanasio, frente a Nacional, en la derrota 2-0. Y la osadía ha cruzado los límites. En la madrugada del domingo, aparecieron los icónicos ‘fantasmas’ colgados de un puente de la Calle Quinta, cerca al Pascual. Los autores: “Forza Azurra, un ‘capo’ que no desciende”, decía el mensaje, a pocas horas de rodar el balón para el clásico América Vs Millonarios en el ‘sanfernandino’.

El equipo no tiene fútbol
La tormenta de críticas al equipo desemboca en una misma conclusión. Un informe publicado ayer por este diario interrogó a cinco analistas sobre el grave problema del América. Y todos —los periodistas Óscar Rentería, Pacho Vélez y Darío Ángel Rodríguez, y los exjugadores Jorge ‘Patrón’ Bermúdez e Iván René Valenciano— respondieron como si fueran una sola voz: “El equipo no tiene fútbol”.

El propio técnico Hernán Torres, tras el empate 0-0 del domingo en el Pascual contra Millonarios, lo reconoció: “Me preocupa lo que vi, porque el equipo no generó fútbol”…

La situación llegó a desesperar de tal manera a los hinchas, que no hay día en que las redes sociales no estallen de mensajes pidiendo la cabeza del técnico Hernán Torres, quien estoicamente le ha salido al paso a los reproches. Hasta etiquetas con el texto #FueraTorres se han vuelto virales en sitios como Facebook o Twitter.

El domingo, en su cuenta de Twitter, el abogado y exdirectivo del América Édgar Javier Navia (hombre clave en la salida del equipo de la lista Clinton), escribía, tras el empate con Millonarios 0-0 en el Pascual: “Lo de hoy ya es insostenible. Cero fútbol y ganas. Losjugadores, sin alma. Están parados. Y Torres debe ser el sacrificado. Suerte, Hernán”.
“Yo no voy a renunciar, no soy de los que suele abandonar el barco cuando está naufragando”, ha dicho el entrenador en repetidas ocasiones, gozando inclusive del respaldo del presidente de la institución, Tulio Gómez.

El ultimátum
Pero es inocultable el infierno que está viviendo Torres. Construyó un equipo a su antojo. El Presidente le trajo los jugadores que pidió. Sin embargo, los refuerzos no están en el nivel que él espera. El equipo no juega fútbol. No es capaz de hilar tres pases en zona de ataque, mucho menos de crear opciones de gol. Sufre cuando tiene la pelota porque no sabe qué hacer con ella. Y el fantasma de ‘la B’ lo sigue asustando.

“En los entrenamientos estudiamos a los rivales, trabajamos, pero no sé qué pasa en la cancha”, explica el técnico sin dar más argumentos.
Ayer se especulaba que, tras el juego contra Millonarios, Torres, contrario a lo que ha dicho públicamente, le entregó su carta de renuncia a Tulio Gómez, pero el presidente desmintió esta versión a El País. “Eso es falso. Torres no ha renunciado”.

Sin embargo, parece haber ya un acuerdo tácito entre los dos, conscientes de que hay premisas en el fútbol y que una de ellas es que “los resultados son los que sostienen a los técnicos en los equipos”.

Si el domingo en el Pascual, por la fecha 10 de la Liga, América no derrota a su eterno rival de patio, Deportivo Cali, la suerte de Torres estará echada. Previamente, el jueves, los dos equipos se encontrarán en Palmaseca por la vuelta de los cuartos de final de la Copa Colombia, pero será el clásico de la Liga el que determine si el técnico ibaguereño, que hace nueve meses era levantado como un trofeo, sigue en el banco rojo o va directo al infierno. Su propio infierno.

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