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DEPORTES
Con doblete de Michael Rangel, América se quedó con un vibrante clásico ante el Cali
¿Cuántos corazones puede romper alguien en 28 años? Ya no importa. El artillero rojo ahora es un romántico.
Michael Rangel dejó de ser un rompecorazones. Se quitó esa chapa -impuesta por un narrador del fútbol colombiano- este domingo, cuando dos cabezazos suyos le dieron el triunfo por 2-1 al América sobre el Cali en el clásico vallecaucano 286.
Michael, admirador desde pequeño de Hugo Rodallega —hoy goleador en el fútbol turco—, llegó al América a mitad de semestre luego de un infructuoso paso por el Junior. Tampoco le había ido bien en Nacional y en Santa Fe, otros equipos grandes.
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Su ilusión de venir al América se trató, entonces, de intentarlo una vez más con una camiseta importante, insistiendo, yendo y yendo, como lo hace en la cancha.
Con la camiseta roja había marcado ya tres goles, pero una lesión leve lo había sacado de los últimos dos partidos. El equipo había sentido su ausencia.
Pero este domingo, el espigado atacante utilizó todo el ambiente a su favor para conquistar a la fanaticada roja. Calor, mucho calor se sentía en el Pascual. No solo por la altísima temperatura de estos días, sino también por las casi 30.000 almas rojas en las gradas, por el humo escarlata mezclándose con el viento y por las banderitas rojas ondeando en oriental.
Lo empezó a hacer al minuto 50, cuando martilleó un balón divino que le envió Carlos Sierra desde la izquierda para vencer a Mina.
Cali, aturdido, no alcanzó a reaccionar ante un América que dejó su traje de antagonista en el vestuario para tomar un ritmo electrizante en el inicio del complemento.
Seis minutos después del primer gol, América marcó el segundo, de nuevo con un centro desde el mismo costado —esta vez de Quiñones— que volvió a conectar Rangel con un nuevo frentazo.
Parecía que el botín ya nadie se lo iba a quitar al América y a su goleador, pero un tanto a quince minutos del final de Dinenno, otro magíster del área, puso el clásico en suspenso.
Terminar el partido con uno menos a causa de la expulsión de Juan Camilo Angulo, no privó al Cali de intentarlo hasta no poder más.
Un Palavecino incisivo llevó el fantasma del empate a la defensa roja, pero la fortuna jugó para los que armaron la fiesta en San Fernando.
Al final, un balinazo de Cristian Rivera se estrelló en la parte baja del palo derecho. El rebote le quedó al juvenil Arroyo que remató, pero el grito verde se ahogó en el buso amarillo del brasileño Neto Volpi. Ganó América, ganó Rangel, el nuevo Rangel.
¿Cuántos corazones puede romper alguien en 28 años? Ya no importa. El artillero rojo ahora es un romántico.