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El aviso de Fabricato

La sorpresiva parálisis de Fabricato en su producción es otra muestra de los riesgos que padece la industria nacional causados por la mezcla de políticas contradictorias y el contrabando. Si no se toma atenta nota y se expiden las decisiones que sean necesarias, mantener los mercados nacionales y promover la exportación serán apenas comunicados que no se cumplen, mientras se destruye el empleo formal y se desmotiva la inversión.

15 de agosto de 2017 Por: Editorial .

La sorpresiva parálisis de Fabricato en su producción es otra muestra de los riesgos que padece la industria nacional causados por la mezcla de políticas contradictorias y el contrabando. Si no se toma atenta nota y se expiden las decisiones que sean necesarias, mantener los mercados nacionales y promover la exportación serán apenas comunicados que no se cumplen, mientras se destruye el empleo formal y se desmotiva la inversión.

No es usual que una empresa del tamaño de Fabricato prefiera detener su actividad y pagar a sus empleados el tiempo que dure su parálisis, a seguir produciendo como corresponde a su actividad. La causa ha sido explicada con amplitud: según sus directivas, se debe a “condiciones negativas de la economía”, causadas en primer lugar por la modificación de los decretos que establecían los aranceles mixtos, desmontando parte de las barreras que protegían a los industriales nacionales”.

El segundo elemento es el contrabando de textiles que ascendió a US$1620 millones el año pasado; es decir, $480 billones, lo cual hace imposible competir a toda esta industria y no solamente a Fabricato, además de la subfacturación en tejidos importados durante 2016, que según la Asociación Nacional de Industriales aumentó 124%. Por eso, y según denuncian entidades gremiales como la Cámara Colombiana de la Confección, se han cerrado 3200 pequeñas y medianas empresas del sector, destruyendo 180.000 puestos de trabajo en los últimos ocho meses.

Para resolver los múltiples problemas, el Gobierno Nacional ha empezado a tomar medidas, según dice la Ministra de Comercio, Industria y Turismo. Pero debe quedar claro que el problema es de mucho fondo, empieza por las posibilidades que tiene el contrabando, sigue por el hecho cierto de que ese delito se usa para el blanqueo de dineros provenientes de actividades ilícitas y culmina en las normas que se encargan de perseguir la actividad lícita y de establecer impuestos que le quitan la posibilidad de generar el desarrollo que de ella se espera.

Todos esos factores deben sumarse ahora al enfriamiento que está experimentando el consumo, lo que se traduce en la caída en los índices de producción de la industria del ramo. Según el Departamento Nacional de Estadísticas, en el período comprendido entre julio del 2016 y junio del presente año, la producción de textiles e hilaturas cayó en 6,6 % y la de confecciones en 5,6 %, mientras la venta de los mismos se redujo en el 6,5 % y el 7,3 %, respectivamente.

Como puede verse, no todos los problemas del país se deben a la caída en los precios del petróleo. En términos prácticos, esos indicadores deben ser una alerta más que suficiente para rectificar el rumbo que tiene la economía colombiana y la protección a sus industrias.

Esos son sectores que generan por lo menos 850.000 empleos, aportan al Producto Interno de Colombia y generan desarrollo. Por lo tanto, es hora de reconocer que las cosas no van bien y de hacer correcciones para evitar que el contrabando y las decisiones erradas sigan causando el daño que se asoma detrás de la parálisis temporal de Fabricato.

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