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Balance 2017

Termina un año turbulento pero no todo está perdido. Habrá crecimiento económico en el mundo, y nuevos gobernantes en todos los continentes. Hay más elecciones libres, menos pobres, menos enfermedades. El mundo se aburrió de los corruptos, y la protesta callejera es antídoto a la tiranía.

22 de diciembre de 2017 Por: Muni Jensen

En Europa, crisis de gobiernos; en Estados Unidos, el huracán Trump; en América Latina, los presidentes débiles; y en Asia la amenaza de una guerra nuclear. Las empresas de tecnología se meten en líos, y en Hollywood acosan mujeres. Tiemblan las presidencias y se rompen los países. Hay hackers en todos lados y los osos polares mueren de hambre. Hay multas en Google, renuncias en Uber, y quiebras en Tesla.
Huracanes, incendios y terremotos dejan a medio mundo sin luz y sin hogar. Parece que el 2017 fue el año de la crisis.

Como suele ocurrir, en este río revuelto hubo ganadores. Putin es el rey del mundo tras poner en jaque la política de Estados Unidos y López Obrador, izquierdista de la vieja guardia en México domina las encuestas con discursos trillados y riesgosos. Trump sobrevivió su primer año investigado y pasó la ley de impuestos. Se sostuvo Maduro y mira hacia sus amañadas elecciones. Piñera regresó a mandar en Chile, dando un respiro a la derecha. El argentino Macri y el parisino Macrón triunfan en Argentina y Francia, armados de sus egos y políticas pragmáticas. Los islandeses clasificaron al mundial y a Yerry Mina lo ficharon en el Barca.

Es más larga la lista de perdedores. La corrupción sacudió a América Latina y desplomó la popularidad de sus líderes. Temer en Brasil, Santos en Colombia y el Mexicano Peña Nieto, sufrieron en sus números el hartazgo ciudadano. Los innovadores de Silicon Valley tampoco pasaron el año. El alcance de la infiltración rusa contra Estados Unidos a través de Google, Facebook y Twitter generó pánico y enfrentó a los reyes de la web a largos procesos legales. Perdedores son los puertorriqueños, sumidos en la oscuridad y el limbo. Y el Nafta que hace agua, y los divididos partidos de oposición venezolana; los refugiados en el mundo, y las víctimas de tiroteos americanos. Otros merecían perder. Perdieron los abusadores sexuales Weinstein, Spacey, Moore, Lauer, Weiner, y docenas más. En el fútbol, se quedaron sin mundial los equipos de EE.UU. e Italia, unos por soberbia y mediocridad, los otros por desorden.

Por un pelo se salvaron unos cuantos. Angela Merkel sacó de la manga un gobierno de coalición para mantenerse en el poder. Teresa May, encartada con el Brexit, evitó a última hora el colapso de sus negociaciones para salir de la Europa. Y el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, quien casi pierde el puesto por no saber explicar pagos de Odebrecht a su empresa, a un pelo de ser destituido.

Y los que dan miedo no pueden faltar. Están los obvios: Kim Yong-un, dictador norcoreano con sus envalentones nucleares. Los disidentes de las Farc y los oportunistas del proceso de paz. Los hackers, los portadores de noticias falsas, los ciberespías. El propio Trump, errático presidente amparado por un Congreso arrodillado. Pero hay otras amenazas más disimuladas: las de los separatistas que buscan la independencia como un fin en sí mismo, sin calcular los daños humanos de un emprendimiento mal concebido. Los populistas que se disfrazan de salvadores cuando buscan sólo su gloria. Los violentos que se arropan en la religión, y los cómplices que guardan silencio. Los malos funcionarios y los apáticos empresarios que olvidan sus raíces. Los machistas, racistas, xenófobos y excluyentes. Los cobardes y los mentirosos.

Termina un año turbulento pero no todo está perdido. Habrá crecimiento económico en el mundo, y nuevos gobernantes en todos los continentes. Hay más elecciones libres, menos pobres, menos enfermedades. El mundo se aburrió de los corruptos, y la protesta callejera es antídoto a la tiranía. Hay derrotas al terrorismo, y apetito de democracia, mujeres en cargos altos, y diálogo, y emprendimiento. Y siempre está la música, la filantropía, el buen cine y la mesa del comedor. La familia, los recuerdos, las ilusiones, los viejos y nuevos amigos, la risa, y el chocolate.

Sigue en Twitter @Muni_Jensen