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Cuba es una dictadura

A los que estamos fuera se nos olvida, pero Cuba es una...

17 de enero de 2016 Por: Jorge Ramos

A los que estamos fuera se nos olvida, pero Cuba es una dictadura. Eso es algo imposible de olvidar para los 11 millones de cubanos que están dentro de la isla. Lo sufren todos los días. El deshielo de poco más de un año entre los gobiernos de Washington y de La Habana ha cambiado la conversación. En lugar de hablar de la falta de libertades, de las enormes carencias económicas y de violaciones a los derechos humanos, las noticias reportan la reapertura de embajadas, más turismo e, incluso, hasta el posible fin del embargo. Los más atrevidos imaginan, también, el regreso de Guantánamo a manos cubanas. Pero en el fondo, Cuba sigue siendo una dictadura. El dictador Fidel Castro le heredó el puesto a su hermano Raúl, y ahí solo sus chicharrones truenan. No hay elecciones multipartidistas, no hay prensa libre, existen decenas de presos políticos y el régimen se sostiene a base de miedo. No lo digo yo; lo dicen los pies de miles de cubanos que están huyendo. El día de Navidad aparecieron, a las cuatro de la mañana, 15 balseros, aún mojados, en el estacionamiento de una farmacia en uno de los cayos de la Florida, según informó El Nuevo Herald. En Costa Rica hay alrededor de 8 mil refugiados cubanos varados. ¿Por qué? “Porque Nicaragua cerró la frontera e impidió un tránsito que se venía realizando con normalidad, aunque en manos de coyotes”, me dijo en una entrevista el presidente costarricense, Luis Guillermo Solís (aquí está la entrevista por televisión: bit.ly/1JYdJw6). Traducción: los cubanos están huyendo como sea de su país. Miles lo hicieron recientemente a través de Ecuador y luego, por carretera, cruzando Centroamérica y México hasta llegar a la frontera con Estados Unidos. En el año fiscal 2015 llegaron más de 40 mil cubanos a Estados Unidos, cifra récord de acuerdo con la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza. La culpa de este éxodo, dicen los cínicos de La Habana, es la política de “pies secos, pies mojados” -o la ley de Ajuste Cubano- que permite que un refugiado cubano se convierta en residente de Estados Unidos un año después de tocar territorio norteamericano. Pero se equivocan. La verdadera culpa es de la dictadura que los obliga a huir. Hay mexicanos y centroamericanos que se quejan constantemente de que Estados Unidos trata a los refugiados cubanos de una manera privilegiada. Después de todo, si un inmigrante indocumentado de México o Centroamérica toca territorio estadounidense es detenido y deportado. A un cubano no le pasa lo mismo. Pero yo creo que hay que seguir protegiendo a los refugiados que vienen de la isla hasta que desaparezca la dictadura cubana. Siempre hay que proteger a las víctimas de las dictaduras. La mitad de los cubanoamericanos cree lo mismo, según una encuesta de Bendixen y Amandi. (Un 34 por ciento se opone.) No se trata de quitarles a los cubanos las protecciones migratorias especiales. De lo que se trata es de darles protecciones similares a los que vienen de otros lugares. Una dictadura es una dictadura. Entiendo a los cubanos que nunca le darían la mano a los Castro y que rechazan el nuevo acercamiento diplomático de Washington. Yo tampoco le quisiera dar la mano a alguien que me quitó la casa y el trabajo, que mató o encarceló a un familiar y que me obligó a huir de mi país. Pero sospecho que, detrás de este acercamiento diplomático, hay un objetivo secreto. El presidente Barack Obama no es ingenuo. Desde luego que no puede decir que el objetivo de su política de apertura y de mayores contactos es cambiar el régimen de los Castro. Si lo hubiera dicho, no habría acuerdo. Pero cuando la historia cambie en Cuba y regresen los vientos democráticos, estoy seguro que se darán a conocer los detalles de las reuniones a puerta cerrada en que se tramó un nuevo destino para la isla. Solo los cubanos pueden cambiar a Cuba. Nadie más. Pero ahora deben saber, como nunca antes, que no están solos. Como agua que se cuela por las rendijas, la internet está penetrando los lugares más recónditos de la isla. Es carísima para el cubano común. Cierto. Y aun así se han enterado cómo cambiaron Argentina y Guatemala, cómo está cambiando Venezuela y cómo ellos son los siguientes en la lista. No hay nada que pueda detener una idea cuando su tiempo ha llegado. No podemos olvidar que Cuba es una dictadura. Y ante las dictaduras no se puede ser neutral. De ellas se huye o se pelea desde dentro, con uñas y ‘clics’, hasta que caen.