¿Son los jóvenes apáticos a la lectura y escritura?, esto dice el ganador del concurso de cuento

Aunque muchos consideran que las nuevas generaciones se muestran apáticas a la lectura y la escritura, lo cierto es que en Cali se inscribieron 826 cuentos escritos por jóvenes para participar en el concurso de cuento para jóvenes ‘Andrés Caicedo’.

Este se realizó con el fin de conmemorar los 40 años de haberse publicado ‘Que Viva la Música’, la novela más reconocida a nivel internacional del autor vallecaucano.

Harold Muñoz, de 25 años, fue el ganador del concurso y participó con su cuento titulado: ‘Cuando ellos me llaman’.

El joven escritor caleño estudió literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá. Es cuentista y novelista. En entrevista con El País, Harold habló del cuento con el que ganó el premio Andrés Caicedo, sobre sus inicios y próximos proyectos.

¿Cómo fue el proceso para la escritura del cuento ‘Cuando ellos me llamen’?
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El cuento tiene fragmentos autobiográficos. La historia narra las vacaciones de un niño de 12 o 14 años en Cali. El pequeño vive en una unidad y se pregunta por qué los caleños nos acostumbramos a un estado de violencia continua. En la historia el niño también se cuestiona qué es ser o crecer en Cali, en una unidad con personas ‘raras’. Además, observa como para algunas personas es normal llegar en un carro de lujo en las noches a casa acompañado de varias mujeres.

El cuento es una similitud a lo que yo viví en mi infancia, pues recuerdo que donde vivía, un jugador de fútbol muy famoso llegaba todas las noches con carros de lujo y muchas mujeres.

¿Qué intenta responder el cuento?
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Intenta responder en qué momento nos acostumbramos a vivir en un estado de violencia y sobre las posibilidades que había de crecer en Cali al inicio de los años 2000.

¿A qué se debe el título ‘Cuando ellos me llaman’?
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Eso depende de cada cuento. Me gusta convertir una frase del cuento en título.

El título de ‘Cuando ellos me llaman’ lo relacioné con el momento que se vive en las unidades cuando llaman a las personas para que bajen a recibir un pedido o cuando están compartiendo con otras alrededor de la unidad y en las zonas comunes. Quise ver todo lo que pasaba allí.

¿Escribe desde niño o descubrió ese talento recientemente?
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Esa pregunta me la hago todo el tiempo. Mi papá es matemático puro y mi mamá es una maestra de colegio. La literatura es algo que surgió muy natural.

Me sorprende mucho mi gusto por la lectura porque no nací en una ciudad donde abundaran los libros y donde a la gente le apasionara leer. Desde pequeño lo que hice fue inventarme historias orales antes de aprender a escribir. Posteriormente esa pasión se fue afianzando más cuando le escribía cartas a una niña que me gustaba.

Me imagino que conoce bien la literatura de Andrés Caicedo. ¿Qué aprendió de él?
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Sí, lo leí mucho cuando estaba más pequeño. Para mí y para muchas personas Caicedo hizo parte de mi educación sentimental y me sentí muy participe de sus historias. Sus textos me llenaron de nostalgia porque narra cómo era Cali cuando era más pequeña, una ciudad en la que se podía salir a caminar y que no pude conocer.

Aprendí quizás lo mismo de cualquier otro libro. Para mí fue una literatura importante. Yo escribo muy distinto a como escribía Andrés, pero me gusta la manera como describe la ciudad y como maneja los diferentes diálogos con las voces jóvenes.

¿En qué se basa para escribir sus cuentos?
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En la realidad misma. Desafortunadamente vivimos en un país tan desbordado de realidades que a veces cuesta inventarse algo que no parezca lo suficientemente verosímil. Me gusta mucho viajar porque en cada lugar encuentro historias. Los viajes me han permitido mirar a Cali desde otra perspectiva.

¿Qué le gustaba leer cuando era pequeño?
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El primer libro que leí fue ‘Cosmos’ de Carl Sagan. Hoy leo muchos cuentos, pues es lo que me apasiona.

Harold Muñoz en el 2015 ganó el Concurso de Cuento del Instituto Caro y Cuervo ‘El lenguaje en su laberinto’. En 2016 obtuvo el tercer lugar en el Premio de Novela Corta de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá con ‘Lo que el abrazo abarca’.