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Un mar de contingencias inunda la Zona Franca del Pacífico

Millones de metros cúbicos de agua desbordada de los ríos Palmira, Bolo, Frayle y Guachal, todos a la vez, se tragaron de un momento a otro 500 hectáreas de caña, de zona franca, de fincas, de cultivos y sepultaron capitales a ocho metros de profundidad.

4 de diciembre de 2010 Por: Luiyith Melo García l El País

Millones de metros cúbicos de agua desbordada de los ríos Palmira, Bolo, Frayle y Guachal, todos a la vez, se tragaron de un momento a otro 500 hectáreas de caña, de zona franca, de fincas, de cultivos y sepultaron capitales a ocho metros de profundidad.

Todo es un mar. Por donde quiera que se mira, 360 grados a la redonda, no se ve sino agua. Agua que inunda galpones, avícolas, sembrados y la Zona Franca del Pacífico, entre Cali y Yumbo. Agua sobre la que flotan las frustraciones de 30 empresarios a los que ese inesperado mar ha ahogado sus sueños. Millones de metros cúbicos de agua desbordada de los ríos Palmira, Bolo, Frayle y Guachal, todos a la vez, se tragaron de un momento a otro 500 hectáreas de caña, de zona franca, de fincas, de cultivos y sepultaron capitales a ocho metros de profundidad. Hasta un jarillón perimetral --un muro de tierra de cinco metros de altura construido justamente para atajar el agua--, se perdió bajo la inundación. Carros, maquinaria, plantas eléctricas, animales y todo tipo de mercancías importadas, que esperaban en bodegas para ser nacionalizadas, quedaron virtualmente diluidas bajo la súbita avalancha acuática.El golpe de vista es impresionante. La línea del horizonte se funde con la inundación. Ese valle, entre el aeropuerto y Cencar es un inmenso espejo de agua sobre el que rebota el sol después del mediodía, cuando los bloques espesos de nubes abren resquicios para iluminar la tragedia. Rafael Orozco, uno de los empresarios afectados, no sale de su asombro. Todos los esfuerzos de sus colegas industriales yacen bajo ese lago. Él es, quizá, el menos afectado, porque apenas el 1 de diciembre, dos días antes de que se presentara la contingencia, iba a recibir las instalaciones de su empresa dentro la Zona Franca del Pacífico. Por fortuna aún no tenía químicos almacenados en sus tanques porque si no la tragedia hubiera sido mayor. Oil Chemical, su empresa, le vende insumos químicos a compañías como Propal y Cartones América para sus procesos industriales.El jueves en la noche, Orozco y otros usuarios de la Zona Franca se amanecieron tratando de construir un dique provisional en plena carretera, para detener el paso frontal de las aguas hacia el complejo industrial. Los ingenieros civiles le dijeron que es una locura porque como el material no es apisonado, no queda firme sobre el pavimento y “se va a caer”. Pero el viernes los 2.320 metros cúbicos de tierra, grava y rocamuerta apilados sobre la autopista eran lo único que ofrecía una solución provisional.La solución de fondo, por ahora, era tapar el hueco de un dique por donde se metieron las agua de los ríos Palmira y Bolo, y romper otro muro más adelante (romper la represa), hacia los cañaduzales, para que el agua siga su curso hasta caer al Guachal y por éste al río Cauca para así quitarle presión al área inundada. Bertha Rojas, gerente de la Zona Franca del Pacífico, dijo que con la CVC se concertó la forma cómo podrían manejar el agua frente al río Guachal. Y la alternativa era esa: tapar por un lado para que no entre más agua y romper por el otro para que se libere la represa.Óscar Ramírez, técnico de la CVC que estaba apoyando las operaciones en el área, indicó que en principio no es permitido ambientalmente la ruptura de jarillones. Y que el sitio que habían previsto los empresarios para romper no es el más adecuado. Sin embargo, “entendiendo la magnitud de la emergencia estamos considerando una apertura del dique, pero en otro lugar” donde no genere efectos adversos, explicó Ramírez. El nivel del agua, el viernes había subido 50 centímetros más que el día anterior en el área de la Zona Franca. Por eso, el plan de contingencia no podía esperar. Emcali bajó las cuerdas de alta tensión y un helicóptero de la Fuerza Aérea fue a recoger y luego ubicar desde el aire los ‘big bag’ o sacos de tierra y grava de 1,5 toneladas cada uno, preparados para tapar un foramen de 30 metros de ancho y cinco de alto en el dique del río Palmira. A ocho metros bajo el agua. El gobernador Francisco Lourido y el secretario de Gobierno del Valle, Rodrigo Zamorano, facilitaron el operativo. Pero desecar ese mar tomará un buen tiempo. Según los cañicultores, expertos en manejar aguas, habría que esperar que disminuyan las lluvias, se logre guiar las aguas, bajar la presión de la represa en que se encuentran y comenzar a bombear. Primero, habría que arreglar todo el sistema de alcantarillado y conectar el agua limpia, o sea, volver a llenar los reservorios, hacerles el tratamiento que corresponde y comenzar a bombear. Pero antes hay que recuperar todo el sistema eléctrico que ha estado sumergido para poder funcionar.Rafael Orozco confía en que esta labor se haga pronto y de todas maneras los usuarios de la zona franca están dispuestos a hacer lo necesario para superar la contingencia y levantar de nuevo sus empresas en ese sitio.Bertha Rojas cree que superar la emergencia tardará hasta finales de diciembre, pero otros piensan que demorará, al menos dos meses. Luego de eso, dijo, “veremos cómo vamos a arreglar lo que se pudo haber dañado, porque hay plantas eléctricas por debajo del agua, la subestación nuestra, la planta termoeléctrica, fábricas que no sabemos si sus máquinas van a funcionar... pérdidas que no se pueden cuantificar todavía”.El agua tiene cubierto a medio país agropecuarioLa emergencia por la fuerte temporada de lluvias, y que se estima empeorará en las próximas semanas, afecta a 180.000 hectáreas de cultivos desde la Costa Atlántica, pasando por el altiplano cundiboyacense, el Eje Cafetero, Antioquia, Caldas y el Valle del Cauca. Extensos sembrados de arroz, café, hortalizas, caña, papa, plátano, frutas y pastizales fueron sepultados por las inundaciones, lo que obligó a muchos campesinos a emigrar hacia las montañas o las ciudades. Otros se han resistido a abandonar sus parcelas, confiando en una pronta mejoría del clima.Las pérdidas son millonarias. Sólo en agricultura, el propio jefe de esa cartera, Juan Camilo Restrepo, calcula que van en $850.000 millones, y podrían seguir aumentando si el clima no mejora o el fenómeno de la Niña no da tregua.Pero los gremios económicos recalcan que los $300.000 millones anunciados por la administración del presidente Santos serán insuficientes para ejecutar esa recuperación vial.Una mirada a los principales cultivos anegados: Se pierde arroz y maízEl arroz ha sido unos de los cultivos más afectado en el sector agropecuario. Le sigue el maíz. Se calcula que hay a la fecha unas 20.000 hectáreas anegadas, especialmente en el Tolima.El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, Rafael Mejía, estima que el invierno echó a perder 110.000 hectáreas de tierras, es decir, fincas y haciendas que se demorarán muchos años en volver a producir, ya que el lodo ocasiona graves daños a la capa vegetal. En total se han dejado de suministrar 450.000 toneladas de alimentos a la población, lo que significa un 3% de toda la producción nacional agrícola.Café, sin aroma Muchos cultivos no alcanzaron a florecer por culpa de las fuertes lluvias. De hecho, la cosecha del grano apenas si alcanzará este año los 9 millones de sacos, levemente superior a la del 2009. Pero desde ya se prevé una escasez de café para el 2011, ya que el invierno dispara automáticamente los niveles de roya. Y lo peor es que el hongo afecta hoy a la mitad de las 900.00 hectáreas de siembras cafeteras.“Es necesario renovar pronto unas 100.000 hectáreas anuales con variedades resistentes para evitar más daños y elevar la producción”, sostiene al respecto el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz.Se amarga la cañaLos daños del invierno son igualmente preocupantes en el Valle del Cauca, por lo que desde ya se vaticina una menor oferta del granulado, y por lo tanto mayores alzas. De acuerdo con Martha Bertancourt, presidenta de la Asociación de Productores de Caña, Procaña, hasta el momento las inundaciones han afectado alrededor de 7.000 hectáreas, mientras otras 5.000 hectáreas están en riesgo por exceso de humedad. Ese gremio calcula en $50.000 millones las pérdidas.Muerte de avesEn avicultura y porcicultura apenas se está realizando un censo general para evaluar las pérdidas. Sin embargo, algunas granjas han denunciado que han perdido unas 500.000 aves de corral, y por ende una reducción importante en la producción de huevos y carne.Drama ganaderoUn reporte de 842 municipios da cuenta de 70.000 predios afectados, lo que significa un poco más de un millón de hectáreas bajo el agua, además de que las lluvias obligaron a desplazar 2.150.000 reses hacia zonas altas o de montaña. Hasta el momento las inundaciones han provocado la muerte de 40.000 cabezas de ganado. “Los ingresos de los ganaderos caerán dramáticamente en esta época que se destaca por ser siempre la mejor del año”, dijo José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan.

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