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Topos humanos socavan la vía a Buenaventura en busca de oro

A pesar de la orden judicial, la minería de oro continúa. Hay unos 50 túneles debajo de la carretera. Alarma.

20 de noviembre de 2011 Por: Jessica Villamil Muñoz, reportera de El País.

A pesar de la orden judicial, la minería de oro continúa. Hay unos 50 túneles debajo de la carretera. Alarma.

La minería ilegal de oro nunca se fue del corregimiento de Zaragoza (Buenaventura). Sigue silenciosa devorando las montañas cercanas al río Dagua y hasta carcome los cimientos de la vía que conecta al principal puerto sobre el Pacífico con el resto del país.Solamente en el sitio conocido como el Kilómetro 27, donde hubo una explosión dorada durante dos años, los más de 50 ranchos asentados a un costado de la vía ya no tienen camas, ni sillas, ni cuadros. Los hogares se convirtieron en trincheras de topos humanos que están escarbando las profundidades de la carretera.Desde afuera todo parece normal. Gente sentada en sillas en el marco de la puerta y niños jugando en la calle, pero al atravesar los muros queda al descubierto el verdadero negocio: Huecos de un metro de diámetro en lo que alguna vez fueron salas o habitaciones. En ellos se internan hasta diez hombres con cinceles y palas; algunos ya han cavado tanto que los túneles alcanzan hasta 30 metros de profundidad.Murillo, uno de esos topos, explica que no importa la dirección que deban tomar para seguir la veta de oro. Incluso, muchos ya atravesaron bajo tierra la vía que conduce al mar. Con troncos de madera cuñan los socavones para evitar derrumbes internos, pero la fragilidad de la topografía —dicen expertos— en cualquier momento puede ocasionar una tragedia.Por cada gramo de oro que es encontrado se están pagando hasta $80.000. Quien se atreve a salir de la zona con el botín para comercializarlo en Buenaventura o Cali puede obtener hasta $100.000 porque están hallando un metal de 24 quilates. Una fuente del Instituto Nacional de Vías, Invías, le reveló a El País que esa actividad ilegal ya ocasionó hundimientos en el sector conocido como La Laguna, en el mismo corregimiento de Zaragoza. “Hace varias semanas el terreno cedió cuando pasaba una mula y el chasis se le partió. Esos apalancamientos que hacen con madera se van a podrir en cualquier momento y la vía va a colapsar”, sentencia.Dice que en la construcción de la doble calzada ya se ha hecho una inversión adicional de más de $7.000 millones para corregir defectos causados por la explotación minera y reitera que la concesión está en alerta permanente.Dueños de quéA lo largo de 20 kilómetros, desde Bendiciones hasta Zaragoza , hay una lona verde al pie de la carretera que impide ver lo que ocurre al margen izquierdo de la vía Cali-Buenaventura. En algunos puntos hay letreros amarillos que frenan a los forasteros: “Propiedad Privada. No pase”.Por las puertas ingresa personal con casco de ingeniería y chaleco reflectivo. Un simple espectador pensaría que se trata de trabajadores de la Doble Calzada, porque en la zona también hay maquinaria pesada. Sin embargo, la actividad ilegal queda al descubierto cuando esporádicamente entran hombres y mujeres con palas y bateas de madera.La lona verde no es el único elemento que utilizan los mineros para cubrir su ilegalidad. En algunos sectores han creado montañas con roca de más de diez metros de altura que les permite trabajar en la clandestinidad. La orden del Juez Segundo Administrativo de Buenaventura de suspender la minería en el río Dagua hace más de 18 meses, nunca fue acatada. El gobernador del Valle Francisco Lourido asegura que en su momento fueron retiradas la mayoría de las máquinas, pero que no se logró erradicar por completo la actividad.Reconoce que “el tema es complejo”, que ya se encabezó un comité para erradicar de manera definitiva la minería y que “estará trabajando en ello” así falten sólo dos meses para terminar su periodo. Aunque la Corporación Autónoma Regional del Valle, CVC, en algún momento anunció acciones ambientales para detener la catástrofe, en un recorrido que realizó El País encontró que en las ‘brujitas’ (medio alternativo de transporte) viajan tinas plásticas con combustible para poner a funcionar dragas y ‘retros’.Además, que el tapete verde que cubre las montañas está roto en cientos de lugares porque los mineros desesperados hacen huecos en varios puntos hasta descubrir el oro; que esas excavaciones han provocado deslizamientos en tres sectores de la vía férrea; que a lo largo del río Dagua hay más de cien ranchos desde donde se practica la extracción; que en la reserva de San Cipriano los niños barequean en las fuentes hídricas que brotan de los cimientos de sus casas...Tierra de nadieLas autoridades municipales y regionales tienen que frenar esa actividad que no ha cesado, dice desesperado el funcionario de Invías que prefiere mantenerse en el anonimato.Narra que muchos de los empleados en la doble calzada han sido víctimas de amenazas y hasta se han enfrentado a los mineros.Expresa que la afectación no es sólo para la carretera, sino para el río, para la comunidad, la red férrea y la bahía.Julio Fierro Morales, geólogo y analista ambiental, comenta que la única manera de entender que “en la nariz de las autoridades locales se permita el deterioro de la única vía que permite la salida del comercio exterior del país es la falta de gobernabilidad y los problemas de corrupción de la autoridad ambiental”.Explica que la vía al mar es una zona particularmente inestable por el perfil de sus vertientes, sísmicamente activa, con laderas sin perfiles estables y altas precipitaciones. A ello se le suma la actividad de socavación adelantada por el hombre que forma una receta perfecta para que en cualquier momento la carretera colapse.

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