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Los ‘anfibios’ que contrarrestan el narcotráfico en aguas del Pacífico

30 toneladas de cocaína incautadas. 5,4 toneladas de marihuana. 99 cocinas desmanteladas. Cifras de un trabajo “sin descanso”.

4 de diciembre de 2012 Por: Yefferson Ospina Bedoya, especial para El País.

30 toneladas de cocaína incautadas. 5,4 toneladas de marihuana. 99 cocinas desmanteladas. Cifras de un trabajo “sin descanso”.

Una tonelada de cocaína fue incautada por la Armada en el Pacífico el pasado fin de semana. Una cantidad que en el mercado negro habría costado 27 millones de dólares. Dinero que habría de ser entregado a los principales jefes de 'los Rastrojos', que habría de ser usado para sus vidas ruidosas y excesivas, para la compra de armamento, para el salario de sus ejércitos, para la guerra. Una tonelada que se suma a las 30,6 toneladas de cocaína incautadas en este año por la Armada: el costo de esa cantidad es una cifra que supera el billón de pesos. Además de 5,34 toneladas de marihuana, el desmantelamiento de 99 cocinas rústicas para el procesamiento de droga y la erradicación de 500 hectáreas de sembrados de coca. Pero en medio de este trabajo en busca de la frenar el comercio de la droga, los hombres de la armada terminan contrarrestando otros delitos: en este tiempo también han recuperado 18,3 toneladas de pesca ilegal y el equivalente a 130 hectáreas de bosques en madera talada. Es un trabajo arduo: lo realizan cerca de 6.800 hombres y 1.200 mujeres. Casi 8.000 infantes de marina: ellos son los hombres detrás de los números.Sin descansoSe encargan de custodiar la superficie de mar que va desde la costa pacífica hasta la isla de Malpelo, cerca de 500 kilómetros, además de los 1300 kilómetros que abarca la costa de norte a sur y de 20 kilómetros de tierra desde el borde de la costa hacia sus adentros. El número de infantes no es suficiente para esa área: un espacio equivalente a la superficie de España.Así que trabajan en jornadas que llaman jornadas de control marítimo. De acuerdo a una serie de estadísticas, determinan las zonas que tienen mayor probabilidad de ser usadas como rutas para el narcotráfico o tráfico de armas. Esas zonas son navegadas por una un elemento de combate: un buque tipo nodriza y cuatro botes piraña. El buque sirve para suministrar combustible y alimento a los botes piraña, embarcaciones más pequeñas y rápidas que se mueven constantemente. Los hombres que los tripulan permanecen por períodos de hasta seis meses en el agua: seis meses en los que cubren turnos de vigilancia de 24 horas, en la oscuridad plena del mar o a través de los ríos, rodeados de la selva, oscura y amenazante. “Mientras uno está en el bote no hay descanso. Unos hacen la comida y otros vigilan. En cualquier momento nos pueden atacar o pueden estar intentando sacar droga”. La vida se vuelve eso: la costumbre del mar y del agua, largas conversaciones con los compañeros, la búsqueda constante del otro. “Al sur de la costa, las Farc están aliados con 'Los Rastrojos'. Las Farc producen la coca y 'los Rastrojos' se encargan de sacarla. Al norte, las Farc se enfrentan con 'los Rastrojos' por las rutas del narcotráfico y, en los últimos meses, 'los Urabeños’ han querido meterse a la región. Estamos rodeados. No hay descanso”.

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