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¿Aún faltan obras para evitar estragos en temporada invernal?

Aunque las obras de mitigación y reconstrucción de los daños que dejó la pasada emergencia invernal ya se hicieron, las preventivas aún siguen en estudio. Lloverá sobre lo inundado y aún hay fragilidad.

10 de abril de 2011 Por: Alda Mera, reportera de El País.

Aunque las obras de mitigación y reconstrucción de los daños que dejó la pasada emergencia invernal ya se hicieron, las preventivas aún siguen en estudio. Lloverá sobre lo inundado y aún hay fragilidad.

“Los $28.000 millones de la emergencia invernal se fueron en poner las curitas. Ahora siguen las obras de prevención”.Esta frase lo resume todo. Es de Julián Ramiro Vargas, director de la zona Brut de la CVC, entidad encargada de liderar las obras de mitigación y reconstrucción de los daños que dejó la pasada ola invernal en el Valle del Cauca.Tapar boquetes de diques rotos, descolmatar ríos, zanjones y canales, reforzar taludes, podar árboles sobre los jarillones, son entre otras obras de mitigación con las que el Valle del Cauca se enfrenta a la segunda temporada invernal prevista para abril y mayo, según el Ideam.Lo que equivale a tapar las goteras en el techo de una casa, que puede desplomarse si llueve con igual intensidad que a finales del 2010. Los trabajos de prevención a largo plazo están en estudio y las conclusiones se conocerían entre junio y julio. O sea, cuando el invierno haya pasado.“Estamos haciendo las mediciones para un estudio porque van a construir unos jarillones. Los van a hacer a 80 metros de la orilla, de 3,50 metros de alto y de 4 metros de ancho; bueno, eso es lo que dicen los magos, que son los arquitectos y los ingenieros que ven todo fácil desde el escritorio de una oficina”, afirma sonriente un asistente del topógrafo, a la altura del zanjón Obando, en el municipio del mismo nombre, en el norte del Valle.En medio de cañaduzales que parecen calcinados y trochas de barro, topógrafos subcontratados por la Fundación Pacífico Verde, a su vez contratada por la CVC, recorren a pie desde Navarro hasta Cartago tomando medidas a lo largo de la margen del río Cauca del Valle geográfico. Mientras tanto, Roberto Carlos Villa, vigilante de una finca a la vera entre ese zanjón y el río Cauca, en el corregimiento de El Guayabito, en Obando, dice: “Los de la CVC no han venido por acá, ellos sólo aparecen para cobrar los impuestos de las fincas, pero mire esto, con dos aguaceritos como estᔠy señala su humilde caserío a pocos metros del río y bajo el nivel de éste, rodeado de enormes charcos verdosos.En los zanjones Obando y Mojahuevos, donde, en la emergencia invernal los televidentes vieron helicópteros bajando bolsas de tierra, el Ingenio Risaralda, con el apoyo de la Asociación de Cultivadores del Norte del Valle, Asonorte, instala dos estaciones de bombeo. “Empezamos hace 20 días. No se pudo antes porque no había las condiciones para iniciar obras, el volumen de agua era demasiada como para bombear”, dice Sandra Aguirre, ingeniera de la empresa. La estación de La Estrella ya existía, pero “ahora la estamos haciendo más eficiente”.La Asociación de Cañicultores del Valle, Asocaña, reconoce que se han hecho varias obras en su tiempo normal de ejecución, pero que “todavía no se han considerado otras que son prioritarias y de vital importancia para la protección de comunidades, empresas, industrias y cultivos varios”. Y menciona justo el Zanjón Obando y Mojahuevos, la Curva de Caramanta, en Bugalagrande, el dique del río Cauca en La Victoria, entre otras.El gremio cañicultor advierte el riesgo si cede el dique del río Guachal a la altura de su desembocadura sobre el río Cauca: “Podría afectar las comunidades aguas abajo. Así mismo, la curva de Piles y el Quince en Palmira, entre otras”.La CVC señala que en Obando sí se han hecho obras preventivas desde 2004, como el dique del zanjón El Naranjo. “Ese fue el que salvó a Obando, porque antes el agua entraba hasta el parque por Barrio Bello, pero en diciembre no pasó eso”, dice Óscar Marino Gómez, jefe de control interno de la Corporación.Otra situación vio El País en la zona rural de Obando: los jarillones son tierra amontonada o bultos arrumados al lado del río y de los zanjones, puestos por la comunidad como medida de emergencia, pero sin las normas técnicas de altura, declive ni compactación de la tierra para que protejan de verdad. “Se hizo a las carreras porque teníamos el agua encima”, dice Dairo Rincón, supervisor de vías del ingenio Risaralda, y a quien le tocó improvisar jarillones en diciembre, cuando el agua entró plantación adentro.El vigilante Villa no cree que vayan a construir los jarillones “como dizque dijeron unos holandeses que vinieron. Es muy difícil porque tendrían que comprar todos estos predios y la CVC no tiene plata para eso”, sentencia. Él cree que lo que hace falta es un buen dragado porque el río lleva mucho sedimento. “La última vez que lo dragaron mi mamá tenía 16 años y ya tiene 70. Así que haga la cuenta”, dice con humor pragmático. La VictoriaEn La Victoria, donde el agua entró como Pedro por las casas de los habitantes del casco urbano, la CVC se centró en el mantenimiento y reforzamiento del canal Tirajón y la reconstrucción del dique en los predios La Dominga y La Cabaña.“Como medida de emergencia nos tocó romper los diques en los predios Buenos Aires y La Dominga para poder desaguar, porque no había salida, y reconstruirlos”, dice el ingeniero Julián Ramiro Vargas. Así drenaron en doce días los 25 millones de metros cúbicos de agua que tapó el kiosko donde se ahogó un niño. El reto mayor fue tapar el boquete de 30 metros de largo en Las Margaritas. “Fue el sitio más crítico porque al jarillón no se le ha hecho mantenimiento en más de diez años ya que el predio está en poder de la Dirección Nacional de Estupefacientes”, explica el ingeniero Vargas.Por ello, ese dique de 2.500 metros es una linda alameda, lo cual no debe ocurrir porque por donde van las raíces se filtra el agua y lo desbarata. Y así ocurrió: la fuerza del agua tumbó dos enormes árboles y sus raíces arrastraron el terraplén, afirma el funcionario señalando los cadáveres vegetales que todavía yacen a un lado.La reconstrucción de ese boquete demoró 40 días para terminar de extraer las raíces hasta 8 metros de profundidad. Mientras tanto, el Ingenio Riopaila asumió la reconstrucción del dique en La Cabaña, con asesoría técnica de la CVC.Los ingenieros insisten en que sobre un dique no debe haber nada: ni árboles ni casas ni pastoreo. Ni alcantarillados, otro agravante del jarillón de Las Margaritas. El alcantarillado de La Victoria va paralelo entre el río y el dique y y cuando el río crece, se devuelve por esa tubería hacia la ciudad.O sea que el problema de La Victoria es doble. Y el Municipio debe corregir el trazado del alcantarillado. Así que tapado el boquete, falta mantenimiento, reforzamiento y poda de árboles en los 1.500 metros restantes del dique, que puede estar igual de frágil si vuelve a llover.Como dato macondiano, hay una estación de bombeo ya construida, pero la bomba “está guardada” porque es el municipio el que la debe instalar.En La Unión, Asorut ya realiza el realce de un metro más al dique de 1.100 metros en La Coruña, se ha hecho el mantenimiento de los 44,9 kms de diques del Distrito RUT en distintos sitios, que es uno de los más extensos y de los mejor conservados del Valle. Ahora espera las recomendaciones del estudio técnico de la CVC para emprender obras. Por ahora, los tres municipios del RUT han presentado proyectos para obras por $2.000 millones. Pero quizás el reto más grande es que el Incoder logre reubicar 195 familias que habitan sobre el dique, hecho que no debió presentarse.Entre tanto, en Obando, Dairo Rincón, el supervisor que está curtido en reaccionar a la velocidad del agua embravecida, cree que no deberían gastar tanto tiempo en estudios y tomando medidas. “Deberían de hacer el jarillón por donde va la vía: de una vez sirve para las dos cosas, para proteger del invierno y como carreteable y no les toca comprar predios ni dañarle la finca a nadie. Punto”, dice el trabajador bajo los nubarrones negros que se cierne sobre su humanidad. Y al final se pregunta: “¿Será que esos jarillones que dicen los holandeses sí los vamos a alcanzar a ver nosotros?”.Opiniones“Con la naturaleza nadie tiene la última palabra. Los japoneses llevaban 40 años preparándose y se quedaron cortos ”. "Saber qué va a pasar si llueve otra vez, no se sabe. El ser humano sólo trata de mitigar lo que hace la naturaleza, pero somos incapaces de contenerla”, Antonio José Gordillo, presidente de Asorut."En los ríos Frayle y Bolo las obras de mitigación como la reconstrucción de los diques están terminadas en un 95%”. fernando gutiérrez, de la junta de AsoDolores, Palmira.

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