El ‘rincón florido de Santander’: destino mágico y natural que debe visitar para conectar con la naturaleza

En la actualidad, viajar y recorrer nuevos destinos se ha convertido en uno de los pasatiempos preferidos por las personas. Pues cada vez, son más quienes buscan experiencias que les permitan conectarse con la naturaleza, disfrutar de la tranquilidad y explorar rincones que combinan aventura, historia y paisajes únicos.

En ese panorama, Santander se destaca como uno de los departamentos más completos del país, con una oferta turística que abarca desde actividades extremas hasta entornos rurales llenos de encanto.

Con paisajes llenos de montañas, ríos y valles que parecen salidos de una película, el territorio santandereano también ofrece escenarios perfectos para los amantes del ecoturismo.

Entre ellos, su joya más reconocida es el Parque Nacional del Chicamocha, donde el imponente cañón se puede admirar desde un teleférico o en un vuelo en parapente. A esto se suman pueblos de gran atractivo como Barichara, San Gil, Girón, El Socorro y Zapatoca, que conservan su arquitectura colonial y su hospitalidad tradicional.

Sin embargo, entre su gran cantidad de municipios, en Santander, existen lugares menos conocidos que sorprenden por su belleza y autenticidad.

Entre ellos, se encuentra Charta, un pequeño paraíso natural ubicado en la provincia de Soto Norte, a solo una hora de Bucaramanga. Este destino, apodado “el rincón florido de Santander”, combina montañas, ríos y un clima templado que mantiene vivos sus paisajes y la frescura de su vegetación.

¿Por qué fue nombrado como “el rincón florido”?

Charta se caracteriza por su entorno montañoso, atravesado por el río que lleva su mismo nombre y que desemboca en el río Suratá. Su riqueza hídrica ha convertido sus suelos en terrenos fértiles donde prosperan cultivos de café, mora, curuba, feijoa, naranjas y arracacha. La cría de truchas y la producción de leche y sus derivados también son pilares de la economía local. Por lo que su nombre fue otorgado en honor a la calidad de su suelo, y la facilidad con que la vegetación florece en este lugar.

Atractivos turísticos

Entre sus principales atractivos se encuentra la cascada Tamarindo, un escenario rodeado de frailejones, rabos de zorro y apargateras.

De acuerdo con información de la Alcaldía, llegar a este lugar toma aproximadamente 45 minutos desde el casco urbano, por un camino que permite apreciar riachuelos, montañas y vegetación nativa. Sus aguas cristalinas, enmarcadas por un entorno silencioso y verde, lo convierten en un sitio perfecto para el descanso y la conexión con la naturaleza.

Experiencias diferenciales

El recorrido hacia el Mirador del Tabor es otro de los planes más recomendados. Se realiza a pie, atravesando cañadas de aguas limpias y cultivos de mora de castilla.

En el trayecto, los visitantes pueden conocer el proceso de cultivo y degustar productos locales como mermeladas, dulces, vino artesanal y jugos frescos. Desde el mirador se obtiene una vista panorámica del pueblo y de los paisajes que lo rodean.

También se puede visitar la Cañada del Juncal, un antiguo camino de arrieros rodeado de bosques de lecherones y guarumos. Este sendero conduce hasta el Mirador del Sagrado Corazón, desde donde se observa el casco urbano rodeado por la majestuosidad de las montañas santandereanas.

Por último, en el centro del municipio se encuentra el templo parroquial de San José, una imponente construcción frente a la plaza principal. Junto a él está la casa cural, considerada una de las edificaciones más hermosas del pueblo y símbolo de su arquitectura tradicional.