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Javier Jaimes, científico caleño. | Foto: Foto: Especial para El País

CORONAVIRUS

"Covid-19 seguirá en el mundo, aunque llegue la vacuna": científico Javier Jaimes

El científico colombiano Javier Jaimes, vinculado a la Universidad de Cornell, EE.UU., investiga los secretos del virus. La Ivermectina no frena su replicación, asegura.

2 de agosto de 2020 Por: Alfredo García  - Reporteo de El País

Enfundado en su traje de bioseguridad el científico colombiano, Javier Jaimes se enfrenta a diario con el letal covid-19 en el laboratorio del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York. Allí, junto a otros nueve especialistas, busca descifrar paso a paso los secretos de este nuevo virus que hoy azota al planeta, y la forma de neutralizar sus efectos.

Este virólogo, de 37 años, nacido en Bogotá, adelanta con su grupo desde enero del 2020 una frenética carrera investigativa para aportar a la ciencia médica sus hallazgos sobre cómo el covid-19 infecta a las células, y de qué manera se puede “construir una cerradura” para bloquear su ingreso al cuerpo humano.

Jaimes, egresado como médico veterinario de la Universidad Nacional, llegó a Cornell en 2014 como becario de Fulbrigt para adelantar un doctorado en Microbiología. Hoy, es una reconocida figura de la virología a escala internacional.

¿Hasta cuándo podría resistir el mundo esta pandemia causada por el coronavirus?

El virus se establecerá como algo periódico y seguirá circulando entre la población constantemente. La vacuna lo que hará será reducir la cantidad de personas susceptibles (de contagiarse, o morir). Por lo tanto, el covid-19 continuará ahí, y debido a su alta propagación a nivel mundial, es difícil pensar que se va a eliminar. Esto es diferente al caso del virus del Síndrome Respiratorio Agudo Grave, Sars, que se pudo erradicar (en el 2003) porque se controló en unas zonas específicas.

¿Entonces, la vacuna no será una solución definitiva?

La aparición de la vacuna probablemente sucederá el año próximo y de pronto algunos países comenzarán a aplicarla, y en Colombia se demorará un poco más. De allí, que el panorama ahora no sea el más apocalíptico, pero tampoco es el mejor. Tendremos que aprender a convivir con el virus, aunque la vacuna hará más fácil y llevadera esa convivencia.

En resumen, ¿el mundo tendrá que enfrentarse con un enemigo peligroso por largo tiempo?

Eso será mientras llegue la vacuna para poder reducir el número de personas susceptibles. De todos modos, serán menos las que se enfermarán, y posiblemente llegue el momento en que la circulación del virus sea tan baja que ya no sea relevante, o que en algunas regiones no vuelva a infectar. Sin embargo, es fundamental contar con una herramienta de vacunación para obtener niveles de protección suficientemente buenos y estables para evitar nuevos contagios.

Pero, vacunar a cientos de millones de personas al tiempo no será una tarea fácil…

En las empresas con mayor capacidad de producción –se habla en algunos casos de millones de dosis antes de final del año—, pero eso estaría muy por debajo de la cobertura que necesitamos. Significa que tendremos que esperar un buen tiempo para que la vacuna esté disponible y estemos protegidos. En las etapas iniciales la vacuna se utilizará en aquella población que tiene las mayores probabilidades de enfermarse gravemente (adultos mayores y con comorbilidades) y será difícil establecer cuántas de esas personas seguirán en riesgo. Posiblemente, esperaremos unos cuantos años para una cobertura completa. Será una vacuna más que se tendrá que utilizar constantemente. Al final todos la recibiremos.

¿Sus investigaciones, qué han hallado hasta hoy?

Encontramos que la proteína S o espícula del virus es la que permite su ingreso a las células e infectarlas a través de un proceso bioquímico. Es como si se tratara de una llave que entra en una cerradura y la abre con facilidad. Cuando alguien infectado tose, respira, estornuda y habla a corta distancia, lo transmite fácilmente al ambiente a través de gotitas.

En el caso del SARS-CoV-2, el virus sale “preactivado”, lo que le permite colonizar más rápidamente las membranas del sistema respiratorio, e incluso el digestivo de las personas receptoras.

¿Cómo observa los tratamientos con Ivermectina (como en Cali), Hidroxicloroquina, Interferón y Remdesivir, pues se afirma que no tienen suficiente evidencia científica, ni efectividad?

Muchos de esos medicamentos —y voy a dejar de lado el Remdesivir— ya se venían usando para otra función y a nivel de laboratorio se han probado para buscarles un segundo uso para tratar esta enfermedad.

En nuestro laboratorio hemos ensayado varias moléculas que tendrían potencial de inhibir. Eso hará precisamente parte de un artículo que se publicará pronto por parte de la Universidad. Pero transferir la información que hay en el laboratorio a lo que sucede en las personas es algo que se debe tomar con muchísimo cuidado, porque las concentraciones del medicamento que se utilizan allí son totalmente diferentes.

Pero en el caso de la Ivermectina, ¿si funcionó, o no?

Sobre la Ivermectina, por ejemplo, se encontró que en el laboratorio se necesitan dosis altas por encima del nivel de toxicidad para realmente interferir en la replicación del virus. En el laboratorio puedo aplicar una concentración alta, incluso si es tóxica para las células –algunas morirán y otras no— para ver su efecto. Pero, cuando se va a transferir a una persona no puedo utilizarlo así, pues intoxico al paciente y se pone en riesgo su vida. Entonces al usarse en concentraciones bajas para atacar la infección, allí no se estaría haciendo absolutamente nada. Es lo que ha sucedido con algunos de estos medicamentos, pues se demostró su capacidad de disminuir la sintomatología, ayudando al sistema inmunitario a responder mejor, pero ninguno está dirigido a frenar la replicación del covid-19. Estos resultados deben mirarse con lupa, ya que existe un camino muy largo entre la prueba de laboratorio y el estudio clínico para decir que cierto fármaco es efectivo en las personas. Por eso es importante no automedicarse.

¿Qué decir del Remdesivir con el cual se trató en abril al famoso actor Mel Gibson, y que ahora se utiliza en muchas personas a pesar de sus contraindicaciones?

Este medicamento sí es un antiviral para interferir como tal en el proceso de replicación del coronavirus. Es menos tóxico porque ataca al virus y no a las células, y está dirigido al proceso infeccioso y no hacia los efectos secundarios. Su principal desventaja está en que el virus necesita un periodo de replicación activa para que el Remdesivir funcione en las fases iniciales de la enfermedad. Si pongo el medicamento en alguien que ya está contagiado, o tiene sintomatología avanzada no tendrá el efecto deseado, dado que a partir de ese momento ya habrá infección. Es recomendable en la etapa temprana un mecanismo de diagnóstico muy eficiente que permita detectar el caso para utilizar el medicamento. Allí, el gran reto es la rapidez del diagnóstico.

¿Es el covid-19, el virus más letal de la historia?

No es el más letal. El peor ha sido el virus del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente, MERS, frente a otros que hayamos visto en el mundo. Fue contenido en ciertas regiones y grupos, aunque paradójicamente su capacidad de transmisión no es tan alta. Sin embargo, la mortalidad del MERS es del 34 %, mientras la del Covid-19 es de un 7 % u 8 %, incluso en altos picos de contagio.

¿Qué llamado les hace a los incrédulos que afirman que el coronavirus es un invento, una mentira para intimidar a la gente, y por eso no se cuidan?

Esto es real, y no es la primera vez que lo vivimos, ni será la última enfermedad en aparecer. Esto no es un invento, sino algo verídico que ha cobrado hasta ahora miles de vidas.

Estamos frente a una emergencia global que se salió de las manos. De nuestro autocuidado depende que el virus se controle mientras llega la vacuna. Aquí cabe resaltar que el covid-19 no es menos grave cuando se le compara con la malaria y otras enfermedades. La de ahora es la mortalidad que tenemos, incluso con las medidas de aislamiento. Sin ellas sería peor.

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