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¿Qué está haciendo hoy la oposición en Venezuela? El reacomodo estratégico de los líderes opositores
María Corina Machado, Edmundo González y Leopoldo López lideran, desde lugares distintos y con estrategias complementarias, un movimiento que busca un cambio en el vecino país y terminar con el régimen de Nicolás Maduro. Panorama.
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7 de dic de 2025, 07:46 p. m.
Actualizado el 7 de dic de 2025, 07:46 p. m.
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Por Andrea Moreno, periodista de El País
Venezuela está próximo a cerrar este año en un estado político que muchos analistas describen como “suspendido”, un limbo con la posibilidad de una transición de Gobierno tras la presión internacional que ejerce Estados Unidos sobre el régimen de Nicolás Maduro. Mientras ocurre esto, dentro del país se mantienen niveles de represión que dificultan cualquier acción opositora organizada.

El analista y docente Pedro Pablo Aguilera describe ese escenario como un territorio incierto: “Venezuela, a finales de 2025, vive justamente ahí: suspendida entre la promesa de un desenlace largamente esperado”. Su lectura apunta a un país que se mueve entre fuerzas internas y externas sin un rumbo claro.
Aguilera sostiene que “‘la escalada militar’ entre Estados Unidos y Nicolás Maduro ha convertido al país en un tablero donde cada jugada puede ser la última”, un contexto donde la oposición intenta mantener cohesión y liderazgo pese a las fracturas del pasado.
En esa misma línea, el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez, advierte que la oposición debe entenderse como “un ejercicio de articulación de diferentes sectores frente a una dictadura”, en el que conviven actores que permanecen en instituciones dentro del país, liderazgos que operan desde la clandestinidad y figuras que actúan desde el exilio para preservar los pocos espacios políticos existentes.
En ese escenario, los ojos se han centrado en cuatro figuras que concentran gran parte del trabajo político opositor: María Corina Machado, Edmundo González, Leopoldo López y Juan Guaidó. Cada uno, desde una realidad distinta.
La pregunta central que surge desde distintos sectores es qué está haciendo realmente esta oposición y cómo se están moviendo en un contexto complejo para el Estado venezolano.
Liderazgo desde la clandestinidad
María Corina Machado se ha convertido en el rostro más visible de la oposición interna. Su liderazgo, fortalecido tras las primarias de 2023 y luego de coordinar la denuncia del fraude electoral de 2024, mantiene vigencia, incluso, desde la clandestinidad.
Luis Bustos, analista político y también exiliado de Venezuela, describe su rol como el de la líder social más fuerte: “María Corina Machado ha consolidado el liderazgo interno más robusto… su fuerza radica en la narrativa moral, basada en el mandato popular y su capacidad de sostener la articulación ciudadana aun cuando está en clandestinidad y bajo persecución constante”.

La diputada de Venezuela, Gaby Arrellano, de la oposición, asegura que a Machado la respaldan dirigentes que trabajan dentro y fuera del país: “A María Corina la acompañan hoy Delsa Solórzano, Andrés Velázquez, César Pérez Vivas, Julio Borges, Antonio Ledezma, Leopoldo López y otro centenar de dirigentes que apoyamos y trabajamos desde la clandestinidad, el exilio y la cárcel”.
Pedro Pablo Aguilera señala que ella observa los movimientos que surgen en torno a Venezuela, con un cálculo claro antes de actuar: “Para ella, el quiebre militar interno nunca fue más que un espejismo; la intervención externa, llámese presión, operaciones especiales o algo menos elegante, aparece como la única vía para desalojar a un régimen que se aferra al poder”.
En los últimos días, desde la clandestinidad, María Corina volvió a aparecer con un mensaje claro: “el tiempo se le acabó” al régimen, e instó al poder a permitir una transición democrática. En ese contexto, denunció la existencia de presos políticos, torturas y violaciones de derechos humanos, y llamó a las fuerzas armadas a ponerse del lado del pueblo.
Machado continúa reafirmando su presencia simbólica y política en la diáspora. Sus seguidores en 24 países se preparan para celebrar el Nobel de la Paz, un reconocimiento que, según expertos, refuerza su capital internacional y su insistencia en una salida democrática.
El Presidente electo que ejerce desde el exilio
Electo en 2024, según la oposición y varios gobiernos, Edmundo González tuvo que salir del país en agosto de ese mismo año. Desde Madrid lidera la estrategia diplomática que ha sostenido el reconocimiento internacional a su elección.
Luis Bustos lo explica así: “El presidente Edmundo González encarna la legitimidad institucional… desde el exilio construye un cerco diplomático que desmonta la pretensión de normalidad del régimen”. Su estrategia, afirma, es quirúrgica: cada documento, cada reunión y cada intervención internacional busca reafirmar la tesis de que “Venezuela tiene un presidente electo y un usurpador en el poder”.

El investigador Rodríguez destaca que la ruta institucional que encabeza González ha sido clave para sostener, ante la comunidad internacional, la narrativa de que la oposición actúa dentro de los márgenes democráticos, aun en un contexto no democrático. “Su presencia fuera del país, lejos de restarle fuerza, ha reforzado el consenso sobre su legitimidad, especialmente entre gobiernos y organismos multilaterales que no reconocen el resultado formal proclamado por el régimen”.
Asimismo, el analista Enrique Serrano considera que tanto González como Machado son conscientes del capital político que representan: “Ellos saben que son los ganadores de la elección y que probablemente se respetará el resultado de esa elección desde el punto de vista internacional”.
Su prudencia añade, es parte de la estrategia: un liderazgo que evita la confrontación directa, pero fortalece la presión diplomática.
Otra figura destacada dentro del régimen de la oposición es Leopoldo López, quien desde España, impulsa acciones judiciales, gestiones ante organismos internacionales y estrategias destinadas a elevar el costo político del régimen de Maduro.
Luis Bustos lo define como parte clave del equilibrio opositor, “Leopoldo López representa el flanco duro de la ecuación, su rol es tensionar al sistema internacional, activar mecanismos judiciales, documentar crímenes de Estado y elevar el costo del sostenimiento de la élite chavista”.
Como lo menciona Bustos, la figura de López, en los últimos años, se ha caracterizado por impulsar investigaciones y participar en foros internacionales que buscan mantener la atención sobre la situación venezolana.
Aunque su discurso suele ser más contundente que el de otros sectores opositores, analistas señalan que su posición complementa el trabajo más diplomático de González y el liderazgo interno de Machado.
Sobre su papel dentro de la estrategia opositora, Gaby Arrellano señala: “Leopoldo y Guaidó siguen desde su partido, Voluntad Popular, desde el exilio, alineados con la estrategia liderada por María Corina”.
A diferencia de otros liderazgos, López ha mantenido un enfoque que subraya la responsabilidad penal del régimen. Esa narrativa ha tenido impacto en organismos internacionales y cortes que investigan violaciones a los derechos humanos.

De hecho, debido a este rol, en el mes de octubre del año en curso el régimen de Nicolás Maduro solicitó al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) la revocación de la nacionalidad venezolana de Leopoldo López. Le atribuyen haber convocado a una supuesta invasión extranjera y promover sanciones internacionales.
Ante esto, reaccionó denunciando la medida como arbitraria e inconstitucional y aseguró que es un castigo político por hablar en nombre de millones de venezolanos que exigen democracia.
Hasta el momento el trámite sigue en curso, lo que lo convertiría en el primer dirigente, de primera línea, de la oposición venezolana, despojado de su nacionalidad por Maduro.
Aunque la atención se concentra en Machado, González y López, el cuarto líder de la oposición es Juan Guaidó, quien mantiene presencia política en la diáspora y en Estados Unidos.
El analista Bustos explica que su papel, aunque distinto, sigue siendo útil: “Es el articulador en la diáspora y ante el ecosistema político estadounidense”.
Sin embargo, como advierte Pedro Pablo Aguilera: “su liderazgo se ha ido desdibujando. Nunca logró consolidar una estructura política propia, a eso se suma que, siendo una figura asociada al Partido Demócrata, no cuenta hoy con la cercanía política de Trump que en buena parte orienta la narrativa dominante sobre Venezuela”.
En conjunto, las actuaciones de estos cuatro dirigentes muestran a una oposición dispersa geográficamente, limitada por la represión y obligada a operar desde distintos espacios con cautela, pero que intenta sostener una misma ruta política alrededor del liderazgo de Machado.
Así, la oposición venezolana cierra el año con un frente diverso pero articulado, cuya capacidad de incidencia dependerá de cómo evolucione la coyuntura internacional y del margen de maniobra que exista dentro del país.
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