Violencia tolerada
En un solo día un grupo de vándalos se metió de manera violenta a la Terminal de Transportes buscando a los aficionados del equipo rival que viajaban de regreso a su ciudad.
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18 de mar de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:34 p. m.
Agresiones por ‘amor’ a un equipo, atracos en nombre de una camiseta o una bandera, vandalismo como demostración de rabia porque se perdió el partido o de alegría por el triunfo obtenido.
Nada de lo que ocurre en Cali y en Colombia por cuenta de quienes ahora llaman barristas tiene que ver con el fútbol ni con la sana emoción que despierta.
Ya no hay fecha en que no se cometan actos criminales, como ocurrió esta semana en Cali.
En un solo día un grupo de vándalos se metió de manera violenta a la Terminal de Transportes buscando a los aficionados del equipo rival que viajaban de regreso a su ciudad.
Mientras tanto varios motociclistas atacaban a dos taxis que llevaban como pasajeros a hinchas contrarios, solo para agredirlos y tomar como ‘botín de guerra’ sus banderas.
Es la necesidad de destruir, de atacar, de hacer daño, todo lo contrario al objetivo del deporte, de unir y divertir en torno a la competencia, y promover el juego limpio.
La tolerancia de las autoridades caleñas frente a la existencia y las acciones de esas mal llamadas barras bravas pareciera que les hubiese creado un fuero especial, una licencia para hacer lo que les provoque sin que haya consecuencias.
Mientras se mantenga esa permisividad, no se persiga ni castigue a los autores de esa violencia, Cali continuará a merced de quienes delinquen en nombre del deporte.
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