Tragedia en Nariño

El accidente del bus que se desplazaba entre Pasto y Cali es una tragedia que se pudo evitar.

Según se conoció, el automotor presentó fallas en sus frenos cuando circulaba por la carretera Panamericana, razón por la cual se volcó y quedó al borde de un abismo ocasionando la muerte de 20 personas y heridas a 15 pasajeros más.

Siniestros como éste llevan a insistir en la necesidad de acatar las medidas de prevención que exigen las leyes y recomiendan las autoridades, cuyo objetivo es proteger la vida de quienes se movilizan por las vías de Colombia.

La tragedia demuestra que la revisión tecnicomecánica, que incumple la mitad del parque automotor del país, es más que un requisito que se debe acatar.

Conocer las condiciones de los vehículos, en particular los dedicados al servicio público, es una obligación y debe realizarse de forma periódica.

Como se debe estar pendiente de la capacidad de los conductores y de su propensión a circular a altas velocidades por las carreteras nacionales, que de por sí son peligrosas y exigen transitar con las precauciones pertinentes para evitar riesgos y desastres como los que hoy enlutan a toda la nación.

La tragedia ocurrida en Nariño es deplorable y conmueve a todo el país, que se solidariza y brinda su apoyo tanto las víctimas como a sus familias.

El llamado es a las autoridades para que estén vigilantes y hagan cumplir las normas con las que se busca prevenir accidentes y evitar la pérdida de vidas humanas.