Solidaridad mundial

Turquía y Siria enfrentan hoy una de las peores tragedias vividas por la humanidad en tiempos recientes.

Dos terremotos de 7,8 grados y 7,5 grados, en la escala de Ritcher, afectaron en la madrugada de este lunes el sureste turco causando afectaciones en ese país y en su vecino Siria.

Hasta anoche se contabilizan cuatro mil personas muertas, al menos siete mil construcciones derrumbadas, miles de heridos y un número indeterminado de desaparecidos, en lo que es, sin duda, un desastre mayúsculo.

Los sismos se presentaron en una región fronteriza que no acaba de recuperarse de las heridas que le dejó la guerra política y social desatada en Siria durante más de una década, que produjo una crisis de refugiados de los cuales Turquía fue el primer receptor.

La tragedia puede ser aún más grave si se confirman las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud, según las cuales el número de personas fallecidas por los terremotos podría ser ocho veces mayor debido a la cantidad de edificios derrumbados bajo los cuales habría miles de víctimas más.

Salvar el mayor número de vidas posibles debe ser la prioridad, para lo cual se requiere del apoyo internacional de los equipos de socorro.

El mundo debe solidarse con Turquía y Siria, ayudarle en las labores de rescate y en la posterior reconstrucción que será costosa y difícil.