Zona DiamanteRecuperar las vías
El descontrol e irrespeto por las normas de tránsito han convertido las calles de Cali en un parqueadero público.
Las vías de dos carriles quedan reducidas a uno porque la fila de carros y motos obstaculizan el paso; lo mismo ocurre en los espacios peatonales y separadores viales.
Los conductores se parquean en cualquier lugar sin importar si es una zona prohibida, mientras a las autoridades de tránsito se les hace imposible acabar con este problema que afecta a residencias y establecimientos de comercio.
El desorden en la movilidad es una consecuencia del relajo de las autoridades, según expertos, provocado por las agresiones a funcionarios institucionales.
Si bien hay que reconocer algunos esfuerzos de las autoridades caleñas para restablecer la normalidad, como se refleja en los 1550 comparendos impuestos a los conductores, es necesario fortalecer los controles para solucionar el que se convirtió en un asunto mayor para la ciudad.
Así como los organismos de movilidad tienen el deber de realizar operativos para detectar y sancionar a los infractores, el deber de los ciudadanos es cumplir con las normas de tránsito y cívicas que son las que permiten construir una sana convivencia.
La ciudad no puede seguir a merced de quienes imponen su voluntad por encima de las leyes que rigen a la sociedad.
