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El Hospital Psiquiátrico del Valle ha resistido los embates de malas administraciones, de la corrupción y el clientelismo, así como de la indiferencia de muchos gobiernos departamentales.Ahora, luego de levantar cabeza, de hacer un proceso de saneamiento económico que llevó una década, vuelve a estar en riesgo.Lo afecta el mismo pulpo de brazos largos al que nadie ha querido enfrentar y que amenaza con acabar la red de hospitales públicos: la iliquidez por cuenta de las deudas que tienen con ellos las EPS y las entidades del Estado.El agravante, en este caso, es que su mayor deudor es el Gobierno Departamental, a la vez responsable de tomar las decisiones para salvarlo.El Psiquiátrico les ha prestado un servicio invaluable a los vallecaucanos en materia de salud mental, por eso hay que garantizar su continuidad y su buen funcionamiento.