La crisis de Bolivia

“Estamos a un paso de contar los muertos por docenas”. Tal fue el vaticinio del Ministro de Defensa de Bolivia luego de que cayera la tercera víctima en medio de los disturbios que se suceden a lo largo y ancho del país desde hace 18 días.

Las protestas, que empezaron al conocerse el resultado de los escrutinios que dieron como ganador para un cuarto periodo a Evo Morales, luego de que el día anterior el conteo de votos le era adverso, no tienen solución a la vista.

Las manifestaciones se dan por igual en ciudades como Santa Cruz o en pueblos como Vinto, donde las agresiones de lado y lado llegaron ayer al extremo de sacar a la fuerza de su despacho a la alcaldesa oficialista, hacerla caminar descalza por cinco kilómetros, cortarle el cabello, rociarla con pintura roja y obligarla a firmar su renuncia.

Todo ello mientras en otra zona los heridos del bando contrario se contaban por decenas.

Y mientras los opositores dicen que no abandonarán las calles hasta tanto Morales no renuncie, sus afines aseguran que defenderán su permanencia así les cueste la vida.

En medio de ello, a la OEA le llueven críticas por su papel como garante del proceso y por la demora en la auditoría que adelanta sobre los escrutinios.

Bolivia está en la sin salida, lo que se habría evitado si Evo Morales hubiera acatado la voluntad popular que en el 2016 le dijo No a una nueva reelección.

Ojalá lleguen las soluciones antes de que aumente el número de muertos y heridos, como vaticinó el Ministro de Defensa.