Crimen sin freno

Dieciséis asesinatos entre el viernes y el lunes en Cali, y 186 en lo que va del 2023, son cifras que deberían preocupar a las autoridades y a los ciudadanos.

Con ello se demuestra que las estrategias de seguridad en la capital del Valle así como las acciones para detener la criminalidad no están funcionando como se espera.

Si bien se muestra un leve descenso del 6% con respecto al mismo periodo del año anterior, los índices de muertes violentos en la ciudad siguen siendo muy altos.

De continuar así será imposible cumplir con la meta propuesta para este 2023 de reducir a menos de 800 los homicidios en la ciudad.

Los fines de semana continúan siendo los días más violentos del mes, lo que confirmaría que en buena parte de los crímenes interviene la ingesta de licor, causante de riñas y enfrentamientos que alteran la conviviencia ciudadana y pueden terminar en tragedias.

Cali es también una ciudad compleja, donde se concentran todas las formas de delitos y convergen organizaciones criminales diversas, entre ellas las dedicadas al narcotráfico y al microtráfico.

El desafío de las autoridades locales, que debe contar con el respaldo del Gobierno Nacional, es debilitar esas estructuras, perseguirlas y castigarlas con mayor contundencia.

Así mismo no puede cejar en su empeño de fortalecer la convivencia y educar en el respeto a la vida a sus ciudadanos.