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Crimen ecológico

El comercio ilegal de madera es un enemigo silencioso y en ocasiones indetectable en el Pacífico colombiano.

27 de septiembre de 2020 Por: Editorial .

El comercio ilegal de madera es un enemigo silencioso y en ocasiones indetectable en el Pacífico colombiano.

También es una de las razones para que la deforestación en los departamentos de Chocó, Cauca y Nariño siga en aumento pese a los esfuerzos que se hacen para impedirla.

El negocio es redondo: los árboles se talan, se saca la madera, se transporta a través de los ríos o del mar y termina en su mayoría en Buenaventura donde se camufla con la del mercado legal.

Esa actividad ilícita, que mueve cerca de 100.000 millones de dólares en el mundo cada año, lo que la hace tan atractiva para las organizaciones criminales, es tan grave como la minería ilegal y más difícil de combatir.

Por eso en buena hora los esfuerzos que se están haciendo para detener el lucrativo negocio en el Pacífico, perseguir a sus promotores y sancionarlos como corresponde.

Es la tarea que tiene la ‘Alianza del Pacífico contra la Deforestación y el Comercio Ilegal de Maderas’, de la que hacen parte las autoridades ambientales de la región, las gobernaciones, la Procuraduría y la Fuerza Pública.

El Valle es el ejemplo de que no basta con reducir al mínimo la deforestación, que en el caso del departamento pasó de 10.000 hectáreas hace 10 años a 204 en el 2019, si al mismo tiempo no se evita que la madera obtenida de forma ilícita se legalice y comercialice en su territorio.

Ojalá la Alianza dé los resultados esperados y se controle un negocio que tanto daño le causa a los recursos naturales del país y a su medio ambiente.

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