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La Comisión Séptima del Senado iniciará el debate de la reforma a la salud el 16 de febrero.
La Comisión Séptima del Senado inició el debate a la reforma a la salud, que ya aprobada en plenaria de la Cámara de Representantes | Foto: GUILLERMO TORRES

Editorial

Sensatez y responsabilidad

No es momento para recurrir a juegos sucios por las diferencias ideológicas, como tampoco de interponer intereses personales al bienestar colectivo, y mucho menos de aprovechar la falta de claridad del Ejecutivo

25 de febrero de 2024 Por: Vicky Perea García

Con la anunciada llegada de la reforma pensional a la plenaria del Senado, se espera que el próximo martes se retome de lleno la actividad legislativa en el país, lo que, sin duda, marcará un pulso entre el Gobierno Nacional y el Congreso de la República. Un pulso que deberá estar signado por la responsabilidad, la seriedad y el respeto, tanto de parte del Ejecutivo como de senadores y representantes a la Cámara.

Solo así los colombianos podrán tener la certeza de que, más allá de las diferencias ideológicas y partidistas, lo discutido y aprobado en el seno del Capitolio será lo más conveniente para ellos, tal como ellos lo supusieron cuando votaron para la Presidencia y el Legislativo.

Un recordatorio que no está de más, dado el momento particular que está viviendo el país, después de que se eligió, no por amplias mayorías pero sí con mucha expectativa, al primer Gobierno de izquierda de Colombia, el cual, un año y medio después de haberse posesionado, parece no gozar de alta favorabilidad, dadas las críticas que se le hacen por distintos aspectos y los escándalos en los que está inmerso.

Pero el punto es que, como lo anunció en campaña, el Ejecutivo puso a consideración del Congreso un paquete de reformas sociales, cuya columna vertebral son la de la salud, la laboral y la pensional, respecto de las cuales los colombianos parecieran querer estar muy pendientes, puesto que tienen que ver con sus intereses más directos.

Sin embargo, a lo largo del año anterior ellos fueron testigos, especialmente en el caso del proyecto que propone cambiar el sistema de salud vigente en el país, de un trámite lento y farragoso, que derivó en la aprobación, por la Cámara de Representantes, de un texto sobre el que varios congresistas continúan manifestando vacíos y confusión.

Lo anterior porque en el Gobierno Nacional lo que primó fue la demora en la radicación de las iniciativas, su ausencia en muchas sesiones del Legislativo donde se debía estudiar dichas propuestas, mientras que muchos congresistas le apostaron a estrategias dilatorias, ya fuera esperando transacciones burocráticas o apostándole a que se vencieran los plazos, pero en todo caso contribuyendo a que la reforma a la salud no fuera debatida tan a fondo como era necesario.

De ahí la importancia de que ahora, cuando los proyectos de ley sobre salud y pensiones llegan al Senado, los integrantes de esa corporación asuman el análisis y la correspondiente deliberación de estos con el pleno sentido de la responsabilidad que les encomendaron quienes los escogieron para que los representen en el Poder Legislativo.

No es momento para recurrir a juegos sucios por las diferencias ideológicas, como tampoco de interponer intereses personales al bienestar colectivo, y mucho menos de aprovechar la falta de claridad del Ejecutivo, así como su desmedido afán por salirse con la suya a como dé lugar, para ceder a la tentación de la llamada ‘mermelada’.

Lo que está en juego es nada más ni nada menos que la salud de los colombianos y su derecho a una pensión digna y posible, de manera que se requiere de todos los implicados, sensatez y responsabilidad.

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