¿Paz sin cimientos?
Los sucesos ocurridos en los primeros días del año llevan a preguntar si los anuncios de cese al fuego decretados por el Gobierno Nacional son tomados en serio por los grupos criminales y si la tan anunciada ‘Paz Total’ tiene futuro o se puede lograr a cualquier precio.
El fallido cese al fuego bilateral con el Eln significó para el Gobierno Nacional no solo un revés en su intención de abrir el camino de la ‘paz total’ con diferentes organizaciones criminales. Además, puso a tambalear el proceso de diálogo con el grupo guerrillero, que aprovechó el momento para darse importancia, condicionar el reinicio de las conversaciones y manejar a su antojo los tiempos y las formas.
El error del presidente Gustavo Petro al anunciar el 31 de diciembre la suspensión durante seis meses de acciones militares entre el Estado y el Eln, sin haberlo pactado o al menos conversado con los voceros de esa agrupación, no se solucionó echando para atrás el decreto correspondiente. La situación abrió el espacio para que el Comando Central criticara incluso la propuesta de la ‘Paz Total’, como lo hizo saber esta semana Antonio García, su máximo jefe, quien afirmó que no comparten la idea y que no asumirán ningún compromiso que no haya sido pactado con ellos.
Ello, sin duda, motivó la reunión relámpago entre Petro y Nicolás Maduro en Venezuela el fin de semana anterior, en la que se decidió que la segunda ronda de los diálogos se mantendrá en Venezuela y no en México como se había acordado. Aún no hay fechas para el reinicio de las conversaciones ni un pronunciamiento claro del Eln acerca de su disposición a retomar las negociaciones o si pondrá nuevas condiciones para seguir adelante. Y aún más importante, si al fin se acogerá al cese del fuego unilateral o bilateral, que para la mayoría de colombianos debería ser un requisito mínimo para adelantar cualquier proceso de diálogo con grupos ilegales.
Las dudas sobre las posibilidades reales que tiene la ‘Paz Total’ prometida por el presidente Gustavo Petro, han saltado desde otros frentes en esta semana. Los secuestros de dos militares, perpetrados por disidencias de las Farc en hechos aislados ocurridos en El Tambo, Cauca y Santa Rosa del Sur, en el departamento de Bolívar, es según los analistas una demostración de la falta de voluntad o al menos de una intención verdadera de esas organizaciones al margen de la ley de abrir el camino para una nueva negociación.
A ello se suman los cruentos combates que libran el Eln y disidencias guerrilleras en Arauca, que dejan varios muertos, así como los enfrentamientos que se dan entre esas facciones de la columna Jaime Martínez, integrantes de la Segunda Marquetalia y el Clan del Golfo en el Bajo Calima, zona rural de Buenaventura. La situación en el Pacífico vallecaucano, donde hace pocas semanas se anunciaron mesas de diálogo precisamente con esos grupos armados ilegales, ha generado el desplazamiento de al menos nueve mil personas desde finales del año y tiene a varias comunidades confinadas.
Los sucesos ocurridos en los primeros días del año llevan a preguntar si los anuncios de cese al fuego decretados por el Gobierno Nacional son tomados en serio por los grupos criminales y si la tan anunciada ‘Paz Total’ tiene futuro o se puede lograr a cualquier precio. Las propuestas para ponerle fin a los diversos conflictos que vive Colombia cuentan con el respaldo ciudadano, que anhela la tranquilidad arrebata por décadas.
Pero sus bases necesitan buenos cimientos para que no sean aprovechadas por quienes pretenden seguir delinquiendo.