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La Feria de las dudas

Mal se haría en regresar a tiempos de crisis como los vividos por Corfecali hace una década, en los que la entidad llegó a ser inviable por las deudas que acarreaba debido a nefastos manejos administrativos y financieros.

8 de diciembre de 2022 Por: Editorial .

La incertidumbre ronda por tercer año consecutivo la Feria de Cali. El evento insignia de la ciudad, con una tradición de 65 años, que convoca el mayor número de asistentes y tiene reconocimiento nacional e internacional, está en veremos porque faltando 15 días para su inauguración no tiene garantizados los recursos que le entrega su mayor patrocinador: la Alcaldía de Cali.

La renuncia de quien se desempeñaba hasta la semana anterior como Secretario de Cultura dejó en espera la firma de un contrato por $8.000 millones, de los $11.000 millones que desembolsa la Administración Municipal, por lo que a la fecha no está asegurado el grueso de los ingresos que requiere la Corporación de Espectáculos, Feria y Eventos de Cali, Corfecali, para el montaje de los diversos programas que componen la Feria, adelantar la logística y contratar y pagar a los artistas que participan.

El riesgo no solo es que se deba cancelar a última hora su realización, lo que significaría un golpe para la ciudad y para la economía que se activa durante esos días de fin de año. Se puede acumular un déficit que ponga en crisis a la entidad encargada de manejar la Feria de Cali y que, como bien lo demostró pocos años atrás, ha tenido la capacidad para organizar los más variados eventos culturales en la capital del Valle.

Mal se haría en regresar a tiempos de crisis como los vividos por Corfecali hace una década, en los que la entidad llegó a ser inviable por las deudas que acarreaba debido a nefastos manejos administrativos y financieros.

Tampoco se pueden repetir escándalos como el de la Feria Virtual del 2020, que se celebró bajo esa figura debido a las restricciones por la pandemia, y que hoy tienen bajo investigación de la Procuraduría General de la Nación al alcalde Jorge Iván Ospina por presuntas irregularidades en la contratación y por posible corrupción. O llegar a la situación actual, en la que una auditoria a los recursos públicos locales destinados al evento del año pasado, ha retrasado los desembolsos y por consiguiente el pago a artistas y proveedores que participaron en él.

La preocupación por lo que pueda pasar con la versión 65 de la Feria de Cali, que deberá inaugurarse el próximo 25 de diciembre, tiene fundamentos. Es de esperar que con el nombramiento del Secretario de Cultura encargado, se desempantane la firma del contrato de la Alcaldía con Corfecali por los $8.000 millones que restan y se garantice así la realización del evento. Más importante aún, que se le dé transparencia a la asignación de esos recursos y las directivas de la Corporación adelanten una gestión administrativa y financiera impecable.

Los caleños merecen tener este diciembre su Feria de Cali, que es parte de su identidad, para disfrutarla con la alegría que los caracteriza y poder brindar su acostumbrada hospitalidad a quienes visitan la ciudad en esta época.

Además de ofrecerles un espectáculo de altura, así como la posibilidad de que su economía en proceso de reactivación se beneficie de esos días de fiesta, lo que incluye a la industria cultural local, se tiene que garantizar que el evento esté libre de escándalos y de señalamientos por posibles manejos indebidos.

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