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La amenaza nuclear

El mundo sigue en vilo, Europa reacciona cada vez más unida y la posibilidad de detener la guerra y evitar su escalamiento mediante la diplomacia parece cada vez más remota.

17 de abril de 2022 Por: Vicky Perea García

Con Ucrania en llamas y enfrentando de manera valiente y efectiva la embestida salvaje del ejército ruso, Europa sigue sintiendo la amenaza de una guerra nuclear, desatada por Vladimir Putin. Y entre tanto, la Organización de Naciones Unidas, creada para asegurar la paz en el mundo, muestra de nuevo su incapacidad para lograr el objetivo.

Pese al enorme daño y a los miles de muertos que le ha causado la invasión ordenada por Vladimir Putin, Ucrania ha actuado con valentía, ha confrontado con éxito a uno de los ejércitos más poderosos sobre la tierra y ha logrado asestarle golpes que lo tienen revaluando su estrategia. Todo lo cual sigue exigiendo que se explique los motivos de una invasión que hasta ahora solo se interpreta por la obsesión de reconstruir el imperio ruso del Siglo XIX o la hegemonía territorial de la fracasada Unión Soviética, mantenida a punta de fusiles.

Esa obsesión está produciendo reacciones como las de Finlandia, Dinamarca y Suecia que ahora piden entrada al Tratado del Atlántico Norte, ante la posibilidad de que su vecino decida invadirlas sin motivo, como ocurre en Ucrania. Es decir, Putin está poniendo final a la neutralidad, obligando a sus vecinos a tomar abrigo en la Otan para responder a un eventual y ahora no tan inexplicable ataque de Rusia.

La respuesta no se hizo esperar. Ya Rusia habló de instalar armamento nuclear en sus fronteras con esos países, en caso de que se unan a lo que puede ser la organización militar con mayor número de países en la historia. Y de pronto, una presentadora de noticias de uno de los canales oficiales de Rusia insinuó que la posibilidad de usar el poder atómico está sobre la mesa.

Aunque Rusia, o mejor los voceros de Putin, siempre han hablado de usar sus armas atómicas solo en caso de que su país esté en peligro, no se conoce cuál es su límite para cumplir su advertencia. Incluso, en fuentes de inteligencia occidentales ya se habla del posible uso de esas armas en Ucrania para responder a las frecuentes derrotas que han sufrido a manos de un ejército que fue capaz de hundir el buque insignia de la armada rusa en el Mar Negro.

Todo eso puede volverse más real de lo que se especula, si la Rusia de Putin continúa experimentando el desastre que le significan las medidas que le cierran las puertas y le bloquean los vínculos económicos y financieros con sus grandes compradores. Es la consecuencia de tratar de aplicar los principios de la Rusia zarista y soviética, basados en su capacidad de generar violencia y destrucción, en el Siglo XXI de la globalización, la interdependencia y la tecnología.

Así las cosas, la posibilidad de un conflicto nuclear sigue siendo real, mientras la ONU vuelve a mostrar su ineficacia para detener la guerra desatada por Rusia, que para colmo de males hoy preside su Consejo de Seguridad a pesar de que la mayoría de la Asamblea General del organismo la expulsó de la Comisión de Derechos Humanos. Por ello, el mundo sigue en vilo, Europa reacciona cada vez más unida y la posibilidad de detener la guerra y evitar su escalamiento mediante la diplomacia parece cada vez más remota.

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