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Camino al desarrollo

Sin duda, Colombia ha alcanzado un peldaño más en su camino hacia la recuperación de sus posibilidades de progreso y de la confianza internacional. La respuesta de la Ocde es el reconocimiento al esfuerzo denodado de una Nación cuyo Estado estuvo a punto de fracasar hace 15 años.

31 de mayo de 2013 Por:

Sin duda, Colombia ha alcanzado un peldaño más en su camino hacia la recuperación de sus posibilidades de progreso y de la confianza internacional. La respuesta de la Ocde es el reconocimiento al esfuerzo denodado de una Nación cuyo Estado estuvo a punto de fracasar hace 15 años.

A sólo meses de presentar su solicitud a participar como miembro activo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, Colombia recibió ayer la invitación formal que le permite iniciar el camino hacia ese propósito. Lo que significa un reconocimiento al progreso y transformación de nuestra Nación, además de un desafío que obliga a continuar innovando en las prácticas de gobierno. Ser miembro de la Ocde significa entrar al club de 36 países que representan el 80% del Producto interno Bruto Mundial y el 70% del mercado global. Es, por llamarlo de alguna manera, entrar al club de los ‘ricos’, lo que en la práctica significa un sello de garantía de mayor prestigio para mejorar el grado de inversión de las calificadoras de riesgo. Pero también es obligarse a adoptar políticas de buen gobierno eficaces e innovadoras, dirigidas a mejorar el empleo, la calidad de vida de los habitantes y el combate a la corrupción, entre otros muchos factores que serán investigados y monitoreados por la organización. Hoy, Colombia es el país número 43 en ser invitado por la Ocde a entablar conversaciones para su adhesión al conjunto de naciones que la conforman, y el cuarto en América Latina. También debe resaltarse que la gestión ágil y oportuna del Gobierno Nacional permitió que esa invitación se lograra en un tiempo récord. Por ello hay que hacer un reconocimiento a quienes desde la Presidencia de la República y la Embajada de nuestro país en Francia, hicieron posible un merecimiento que puede constituirse en la transformación y modernización de nuestra manera de enfrentar la labor de gobernar y producir en función del beneficio general.Lo que sigue en adelante es un proceso mediante el cual el Gobierno debe acordar la manera de ajustarse a los estándares de la Organización, lo cual empezó ya hace un tiempo con la adhesión a la Convención contra la Corrupción en Transacciones Comerciales Internacionales de la Ocde, aprobado por el Congreso de la República y la Corte Constitucional. Así mismo se han tenido en cuenta recomendaciones incluidas en la Convención de Asuntos Fiscales y de Minería Responsable, que deben dar resultados en plazos breves. Sin duda, Colombia ha alcanzado un peldaño más en su camino hacia la recuperación de sus posibilidades de progreso y de la confianza internacional. La respuesta de la Ocde es el reconocimiento al esfuerzo denodado de una Nación cuyo Estado estuvo a punto de fracasar hace 15 años. Y es también fruto del compromiso del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos por vincularla a las corrientes de la economía mundial que ofrece oportunidades de desarrollo pero también exige mínimos éticos y de responsabilidad social. A partir de ahora, los colombianos y en primer lugar quienes dirigen sus instituciones democráticas están llamados a adoptar las prácticas de buen gobierno que guían a la Ocde. Esa será una manera rápida y oportuna para, de paso, devolverle la credibilidad que se ha ido diluyendo por la persistencia de vicios y malas costumbres en el ejercicio de la política y en la contratación con el Estado a todos sus niveles.

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