Napoleones

La idea de restringir en Cali el día entero la circulación de vehículos con placas de otros municipios, con el argumento que no pagan impuestos por no estar matriculados en la ciudad, es la cuota local de lo que podríamos llamar el poder del poder. Es decir, el uso arbitrario de la autoridad con el fin de pretender alcanzar soluciones, en este caso a la inmovilidad del tránsito vehicular, al precio que sea. Aunque también es una forma de cultivar esa imagen tan efectiva del padre que impone respeto a punta de correazos, por encima de razonesYa sé que sobre ese tema, el señor Secretario de Tránsito, Alberto Hadad, puso pronta reversa (ahora habla de que la toma de esa decisión está en estudio). Seguramente sus asesores le harán ver que cae en un error de proporciones y todo no pasará de ser un calentón. Pero los antecedentes de arrogancia, exclusión y espíritu medieval quedan ahí, como constancia histórica. Yo, por mi parte, le he recomendado a amigos y conocidos en Tuluá, Buga, Trujillo, San Pedro, Andalucía, Riofrío, Bugalagrande, e incluso Armenia y Salento, que si no se les ha perdido nada en Cali, no vayan, no sea el diablo y topen con alguien a quien se le ocurra preguntarles si pagan predial o valorización en Cali. Y, bueno, si se ven en la perentoria necesidad de ir, pues hagan lo que hago: tomen un bus que por no más de 20 mil pesos los lleva y los trae, cómodos, entre los pueblos que habitamos y la gran ciudad. No es un caso aislado, ni mucho menos. Digo, el de este matrimonio de la desproporcionalidad y el efectismo. Vean no más cómo la Fiscalía General de la Nación anuncia que quien se llevó (prestado, por lo visto) el ejemplar de la primera edición de Cien años de Soledad, autografiado por el maestro Gabriel García Márquez, exhibido en la Feria del Libro de Bogotá, podría pagar hasta 21 años de cárcel. A ver, Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’, está a punto de quedar libre luego de estar ocho años de cárcel por una estela de crímenes que pondría los pelos de punta a Klaus Barbie, el criminal nazi, y el autor del robo del libro tendría una condena casi tres veces mayor. ¿Es en serio? O mis matemáticas no cuadran o alguien anda cosechando puntos para ganarse el premio al más verraco del país.Otro caso. A Hernán Torres, un técnico de fútbol que solo se puso rodilleras para jugar el fútbol (fue arquero) pero jamás aceptó calzárselas a la hora de pasar a cobrar el salario, lo echan porque tiene una mala racha con el Deportivo Independiente Medellín, equipo que ya calificó a la serie final del fútbol profesional colombiano. El presidente del equipo justifica la decisión con el argumento de que no coincidía con el planteamiento táctico de Torres. Es decir, el señor directivo sabe más de fútbol que el director técnico (entonces para qué lo contrató, si él lo podía hacer). Y en uso del poder del poder lo despide no solo con un sonoro “usted no sabe quién soy yo” sino también con ese siempre omnipotente “no olvide quién manda aquí”.Y para completar el cuadro, recurro al intocable Rafael Correa y su sanción al joven que le hizo ‘corte de manga’ el 1 de mayo en una calle de Quito al paso de la comitiva presidencial. El muchacho pagará como pena 20 horas de trabajo comunitario. Yo también lo hubiera sancionado, pero por falta de originalidad. ¡Hombre, ahora, con tantos recursos en las redes sociales, usted, joven, sale con un corte de manga!Está a la vista, Napoleón ha vuelto del más allá para recordarnos que el imperio es la paz. Lo dicho, el poder del poder. Bueno, aunque hay que ser justos y matizar, el pequeño corso era un hombre muy inteligente…