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Vicky Perea García

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Puro show

Me parece lamentable es que ese anhelo, que estoy segura comparten 52 millones de compatriotas, se utilice para espectáculos como el protagonizado por ‘Iván Mordisco’

18 de abril de 2023 Por: Vicky Perea García

El ‘muerto’ resucitó. Y para que a los colombianos no nos quedara ninguna duda de que seguía vivo, activo y recibiendo las mieles del que es el negocio más rentable y perverso del mundo, llegó al espectáculo que le montaron en los Llanos del Yarí, Caquetá, en una lujosa camioneta 4x4, vestido de camuflado, escoltado por decenas de ‘compañeros’ y cargando al hombro un modernísimo fusil de asalto capaz de disparar 900 balas por minuto.

‘Iván Mosdisco’ le dicen ahora, así como años atrás lo llamaron ‘Iván Losada’, y de nacimiento fue bautizado como Néstor Gregorio Vera Fernández. Es el mismo guerrillero de las disidencias de las Farc que el gobierno anterior dio por muerto durante un operativo militar, pero meses después se levantó de la tumba cual Lázaro, para llenar de vergüenza al entonces presidente Iván Duque y a su Ministro de Defensa.

El mismo, sigo, que hoy comanda el autodenominado Estado Mayor Central de las Farc-EP, nombre que han conservado porque para ellos, que no se acogieron al proceso de paz que terminó con la firma del Acuerdo de La Habana en 2016, esa guerrilla fundada por los “legendarios marquetalianos” nunca ha desaparecido.

Su llegada a una reunión programada por comunidades indígenas de Caquetá, de la que a última hora se bajó el gobierno de Gustavo Petro pero a la que le dio su beneplácito, fue parte del show. Cuál artista popular caminó custodiado por sus escoltas, en medio de la ovación del público y se instaló en la tarima para dirigirse al millar de almas que lo esperaban.

Desde ahí, discurso en mano, ‘Iván Mosdisco’ habló de ‘lucha popular’, de los ‘horrores del capitalismo’, de la reivindicación social por la que, según él, siguen alzados en armas y de su disposición de sentarse a dialogar porque “es necesario dejarse de matar”. Como si hace 60, 50 o 10 años la necesidad en Colombia no fuera la misma. Y aprovechó semejante escenario en el que los ‘camaradas’ y el público conformado entre otros por las recién conocidas guardias campesinas lo vitoreaban, para hacer su anuncio central: que a partir del próximo 16 de mayo se sentarían en la mesa de diálogos con el Gobierno Nacional, para buscar acuerdos que permitan alcanzar ahora sí la tan cacareada ‘Paz Total’.

¿Y el Presidente de la República, y el Alto Comisionado, y los ministros de Defensa o del Interior? Bien, gracias. De seguro sentados en algún lugar escuchando cómo el jefe de una organización criminal, que tiene en el narcotráfico su principal fuente de ingresos, buscado por la Justicia (¿o ya no?) y que ha sido el terror de miles de colombianos, se tomaba la vocería del actual proceso de paz y comunicaba asuntos que uno pensaría son de competencia exclusiva del Estado.

Pero bueno, como estamos en la época en que a los delincuentes los sacan de la cárcel porque pobrecitos, a los criminales se les trata con cariño y hay que pasar de agache con ciertas conductas antisociales porque ya no estarán tipificadas como delito, cualquier cosa, hasta que un guerrillero venido a narcotraficante haga anuncios oficiales, es posible.

Como todos los colombianos, quiero un país en paz, en el que la violencia sea la excepción, donde el negocio de las drogas ilícitas no sea nuestro referente, y mis hijos puedan salir sin temor a que los roben, los secuestren o los maten.

Creo, además, en el diálogo como la forma más efectiva de superar los conflictos y llegar a consensos, así como estoy convencida de que es necesario cerrar las brechas sociales -ojalá hacia lo alto y no a lo bajo- como condición para que el progreso aparezca, la tranquilidad llegue y la paz perdure.

Lo que me parece lamentable es que ese anhelo, que estoy segura comparten 52 millones de compatriotas, se utilice para espectáculos como el protagonizado por ‘Iván Mordisco’, que hoy y hasta que no se demuestre lo contrario es un criminal más. Y para que se pisotee la dignidad nacional mientras se aplasta el Estado de Derecho.

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