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La extensión de la cuarentena es una buena noticia. Un gesto de sentido común.

6 de abril de 2020 Por: Vanessa De La Torre Sanclemente

La extensión de la cuarentena es una buena noticia. Un gesto de sentido común. Porque el coronavirus se mide en número de muertos: al cierre de esta columna, en el mundo hay 1.250.509 contagiados y 70.644 fallecidos. En Estados Unidos van casi 10.000 muertos. En España, 13.000. En Italia 15.000. Con la noticia alentadora de que las cifras en Europa llevan varios días disminuyendo, lo que les permite ya soñar con que la vida, eventualmente, volverá a la normalidad.

China, de donde surgió el virus que -además- escondieron durante semanas con las consecuencias terribles que hemos visto (pero eso es otra columna), tiene hasta el momento 3340 víctimas mortales. El 7 de enero la OMS informó de la existencia de un nuevo virus en ese país y el 23 de ese mes -hace casi 3 meses ya- se cerró Wuhan, una ciudad de once millones de personas que apenas comienza a abrirse.

En todo el mundo la pelea contra el virus ha girado en torno a no dejar que los sistemas de salud colapsen. Básicamente, que no todos se enfermen al mismo tiempo para poderle poner respiradores artificiales a los que necesitan. No llegar al punto -como en España o Italia- de tener que decidir a quién salvar y a quién no.

En Colombia nadie sabe realmente cuántas personas contagiadas hay porque las mediciones han sido mínimas. Ayer se hicieron 1901 pruebas. En total van cerca de 25.000. Les pongo ejemplos para comparar: en Alemania ya pasaron el millón de pruebas. Italia, medio millón. España 340.000. Estados Unidos menos de 200.000. Si en nuestro país no hemos visto tantos contagios es porque, por un lado, no los estamos midiendo. Por otro, no hemos llegado a lo que los epidemiólogos llaman ‘pico’ de la enfermedad que, según expertos, ocurrirá en dos o tres semanas.

Bajo esas condiciones, salir a la calle implica riesgo de contagios. Que, a su vez, implica riesgo de gravedad y, como en tantos lugares, posibilidades de muerte. Por eso la extensión de la cuarentena es lo responsable. Lo contrario era absurdo.

¿Quién iba a ser el empresario, el dueño de restaurante, de constructora, de almacén, de lo que sea, capaz de decir “yo asumo la muerte eventual de cualquiera de mis trabajadores”? Porque eso es lo que pasaría si retomamos la vida como si nada estuviera pasando con todo lo que está pasando. Pensar, siquiera, que reactivar la economía en este momento es una opción, causa una profunda preocupación. Es como si no se estuviera entendiendo la gravedad del momento. Lo contrario, seguir guardados y manteniendo la cautela hasta que veamos los resultados, es lo lógico.

Nueva York, Milán, París y Roma están cerradas porque esta guerra contra el coronavirus hay primero que ganarla y luego volvemos todos, juntos, como nación, a levantarnos y a reconstruirnos. Pero para eso, hay que estar vivo. Volvemos a hablar del tema a finales de mes, cuando toque decidir si se sigue extendiendo o no. Paso a paso. Así es esto.

Sigue en Twitter @vanedelatorre