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En literatura, uno de los temas polémicos y que suscita todo tipo...

12 de agosto de 2015 Por: Santiago Gamboa

En literatura, uno de los temas polémicos y que suscita todo tipo de comentarios es el de la literatura escrita por mujeres. Pienso en esto mientras leo una extraordinaria biografía de Marguerite Duras hecha por Laure Adler que, como ocurre con las buenas biografías, además de informar provoca enormes ganas de releer todos los libros de la biografiada.Si yo tuviera que hacer una pequeña lista de escritoras preferidas, sin duda estaría allí Marguerite Duras. Sus frases cortas y punzantes, sus personajes silenciosos, su gran inteligencia narrativa. Escribir, ese pequeño compendio de ideas sobre la escritura, es una obra maestra, lo mismo que algunas de sus crónicas. Recordando el río de su infancia vietnamita, dice en una de ellas: “A 30 kilómetros de París, hacia el sur, hay una parte en la que el Sena hace una curva en medio de los árboles. No es parecido al Mekong. ¡Es el Mekong!”. De sus libros, mis favoritos son los más cercanos a su vida. Un dique contra el Pacífico y El amante. También el filme India Song, con música de Carlos D’Alessio.Otra autora extraordinaria, cuyos pasos me fui a buscar a Nairobi, es la danesa Karen Blixen, en cuyo haber reconozco como mínimo dos obras maestras: El festín de Babette y Lejos de África. Todavía hoy me conmueve la primera frase de esa gran novela: “Yo tenía una granja en África, en las llanuras de Ngong”. Es también la autora de la más perfecta definición que conozco de la nostalgia. De regreso a Dinamarca, derrotada tras la quiebra de su hacienda cafetera, le escribe a su madre en una carta: “Todos los días de mi vida, donde quiera que me encuentre, me preguntaré si está lloviendo en Ngong”.De las dos anteriores me gusta la ligazón de la vida con la literatura, algo que no es tan patente en Marguerite Yourcenar, que en muchos aspectos sigue siendo para mí una muy misteriosa escritora, pero cuyos libros admiro, empezando por su monumental Memorias de Adriano.Dando un salto al presente, es un hecho que hay menos mujeres que hombres en la literatura. Esto se ve de forma clara en los concursos literarios, en una proporción que puede llegar a ser de una mujer por cada diez hombres, lo que contrasta con algo incontrovertible y es que en los talleres literarios, en cambio, la proporción de mujeres es bastante alta, y si nos vamos a mirar el público lector resulta que la mujer, desde hace décadas, es la que más lee. ¿Por qué esta desproporción? En un universo tradicionalmente masculino y machista como el de América Latina, incluso la literatura ofrece menos oportunidades a las mujeres, aun si hay notables excepciones. Los grandes best sellers del continente son mujeres: Isabel Allende, Marcela Serrano, Laura Esquivel, Ángeles Mastretta. En Colombia, como fenómeno de best seller local, está Ángela Becerra.Aparte de autoras que admiro como Elena Poniatowska, Piedad Bonnet o Laura Restrepo, hay que registrar, eso sí, que hoy aumenta el número de escritoras que adquieren reconocimiento. Ahí está Guadalupe Nettel, de México; Margarita García Robayo, Melba Escobar y Carolina Sanín, de Colombia; Alejandra Costamaña, de Chile; Pola Oloixarac y Claudia Piñeiro, de Argentina; Gabriela Wiener, de Perú, entre muchas otras, que a punta de calidad y mucho trabajo –tal vez más del que necesita un autor hombre para destacar— están poco a poco corrigiendo esta tendencia anacrónica y derogada.