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¡Pilas caleños!

Tuve la fortuna de vivir en Cali por veinte años y desde...

30 de abril de 2016 Por: Ricardo Villaveces

Tuve la fortuna de vivir en Cali por veinte años y desde hace ya diez regresé a Bogotá pero he podido seguir viniendo frecuentemente a esta bella ciudad. Por eso he tenido la oportunidad de ver el transcurrir de la misma y experimentar mucho de sus vaivenes. Pude conocer esa Cali cívica que miraba el país con envidia. Pude conocer a esas personas que, como Hernán Borrero, manejaron Emcali en tiempos en que los señores de EPM venían a Cali a aprender como manejar las empresas de servicios públicos. Eran épocas en que la ciudad tenía sinfónica, ballet, mucho teatro, y La Tertulia pasaba por sus mejores momentos.Tuve que vivir también el auge del narcotráfico, las épocas de los secuestros masivos (La María, el kilómetro 18, la Asamblea) las pésimas administraciones municipales, el éxodo de las generaciones de relevo y una decadencia de todo tipo que no solo le quitó a la ciudad el liderazgo que la caracterizó por muchos años, sino que el deterioro de la ciudad y el pesimismo de sus habitantes hacían que el país viera a la capital vallecaucana como un caso perdido y despertaba lástima el llegar a una ciudad en decadencia donde la mayor parte de la gente se sentía derrotada.Por eso es tan grato ver el resurgimiento que se percibe en la actualidad. Llegar a un aeropuerto que va estar a la altura de la ciudad, unas vías en buen estado, una terminal del MÍO que va ser una obra para mostrar en cualquier parte, construcciones por todas partes, nuevos centros comerciales, zonas de restaurantes como Granada, llenas de comensales (con un desastre para el parqueo), los hoteles con alta ocupación y sectores como el de la salud con un desarrollo impresionante. En fin, se podrían enumerar muchas cosas pero, tal vez, lo más importante es que hay otra actitud de los caleños pues están más optimistas, están tomando más conciencia del privilegio que tienen con una ciudad con tantas fortalezas que, paradójicamente, parecían olvidadas. Claro que hay problemas y muchas tareas por hacer y vuelvo con el tema del Jarillón (Alcalde, dele prioridad a este asunto pues un fenómeno de la Niña puede ser un desastre para la ciudad). Sin embargo, lo que se percibe es que la ciudad está encontrando de nuevo su camino.Todo esto tan bonito puede, sin embargo, dar al traste si quienes acabaron con la ciudad vuelven a ser protagonistas. Vengo oyendo que vuelven a aparecer aquellos personajes que como me decía alguien “se arreglan con excesos y actúan con arrogancia”. Así empezó la tragedia en los años ochenta cuando se miró con displicencia la aparición de lo que luego supimos no eran más que mafiosos. Cali no puede volver a caer en ese error y tiene que aprender de la dolorosa experiencia. Se habla de un resurgimiento del narcotráfico y cualquiera que sea la causa y los actores lo cierto es que esto permite el resurgimiento de esos indeseables. ¡Pilas caleños! No se puede volver a cometer el error que casi acaba con la ciudad.