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El asunto es más complejo

La corrupción se ha tomado el escenario y parecería que no hay más temas de preocupación. Se le adjudica la responsabilidad de todo y crear más normas para combatirla es la solución que muchos proponen.

18 de marzo de 2017 Por: Ricardo Villaveces

La corrupción se ha tomado el escenario y parecería que no hay más temas de preocupación. Se le adjudica la responsabilidad de todo y crear más normas para combatirla es la solución que muchos proponen. Sin la menor duda, se trata de un cáncer terrible para la sociedad y de algo muy dañino que desprestigia al llamado establecimiento cuando se ve que son los grupos políticos de todo tipo y muchos empresarios privados, los que convirtieron esta perversa actitud en una forma de vida y se acepta como un mal menor el convivir con prácticas corruptas. Solo frente a los grandes escándalos hay indignación y en casos como el actual, en que aparece por todos lados, se convierte en el gran tema nacional. Seguramente será uno de los puntos centrales de las campañas para el 2018. Ojalá todo no se quede solo en proponer más normas sino en lograr que la justicia funcione. Por el momento se está viendo a una Fiscalía muy activa que esperamos encuentre su complemento en un sistema de justicia que actúe con prontitud y responsabilidad.

Es muy importante, sin embargo, recordar que son muchos los temas adicionales sobre los que el país y quienes aspiren a ser nuestros gobernantes deben ocuparse y los candidatos asumir como parte esencial de sus programas de gobierno. Tomando una idea de Armando Montenegro es muy relevante pensar en cuales serán las posibilidades reales de crecimiento para los próximos años pues de eso dependerá mucho el cumplimiento efectivo de las promesas de campaña, sobre todo cuando hay ya tantos billones de pesos comprometidos en programas de subsidios y obligaciones como las pensionales que no son susceptibles de recorte. Es necesario tomar conciencia de que mucho de la generosidad del Estado y de las altas tasas de crecimiento observadas desde comienzos de este siglo son el resultado, fundamentalmente, de un ciclo excepcional en los precios de los productos básicos que nadie considera sea susceptible de repetirse en los próximos años. Si esto es así, las tasas de crecimiento serán mediocres y las implicaciones de todo tipo preocupantes. Por ello si las promesas de los candidatos no son realistas, a lo que nos van a llevar es a grandes frustraciones y a crear más oportunidades para algún ‘mesías’ que canalice una creciente indignación.

De otra parte, eso pone en evidencia otra tarea pendiente de nuestro país y es el de hacer un esfuerzo mucho mayor en materia de innovación, emprendimiento, investigación, etc. para impulsar actividades no tradicionales en las cuales el país puede llegar a tener posibilidades significativas de crecimiento. En esto también es lamentable que la buena intención de destinar el 10% de las regalías al tema de ciencia y tecnología se haya frustrado por cuenta de reglamentaciones, decisiones y trámites que han reducido a su mínima expresión las posibilidades de esa iniciativa. Si Colombia no toma en serio la digitalización de la economía y promueve la innovación y el emprendimiento para desarrollar opciones diferentes a las tradicionales, seguiremos por un camino tortuoso y un terreno abonado para el populismo.