¿Cuánto les va a costar?
rump está renunciando al papel de líder mundial como se ha visto en los escenarios multilaterales y se enfoca en fortalecer su posición en la política interna sin medir las consecuencias de sus actos
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8 de dic de 2017, 11:35 p. m.
Actualizado el 19 de may de 2023, 08:32 a. m.
El mundo se pregunta qué puede explicar la decisión de Trump de pasar la embajada a Jerusalén generando tensiones de todo tipo en una zona del mundo que todos los conocedores califican como volátil y altamente sensible. Un lugar sagrado para las tres religiones monoteístas más importantes que exige como ninguno un tratamiento de mucho cuidado en estos tiempos donde el ‘choque de civilizaciones’ como lo calificó Huntington es un riesgo real.
No es coincidencia que temas tan complejos siempre hayan sido objeto de la alta diplomacia y es por ello que en este campo lo que se hacen son análisis globales que exploran y prevén las repercusiones que cada acción puede tener y antes que manifestaciones explícitas lo que se usan son señales, gestos, canales de comunicación paralelos y todo un conjunto de sofisticadas herramientas de comunicación y persuasión en lo cual las cancillerías más experimentadas e instituciones como el Vaticano han sido expertas. El Departamento de Estado ha sido desde la época de la posguerra en el siglo pasado, a pesar de muchos errores, consciente de su papel de superpotencia y las responsabilidades que esto implica. Los Estados Unidos cuenta con diplomáticos experimentados y con una academia que ha estudiado a profundidad el tema de las relaciones internacionales para poder desempeñar este papel con competencia.
Pues bien, el señor Trump lo dice de manera muy explícita en ‘su’ libro ‘Great Again: How to fix our crippled America’: “Los diplomáticos de carrera…dicen que no tengo experiencia en política exterior...” “…¿por qué debemos seguir poniéndoles atención ?” “Algunos de los llamados expertos tratan de asustar a la gente diciendo que mi enfoque hará al mundo más peligroso. ¿Más peligroso que qué?” “…mi enfoque es operar desde la fuerza..., darles recompensa a los países que trabajen con nosotros y castigar a los que no lo hagan” “…y si vamos a ser el policía del mundo los países que dependen de nosotros para su seguridad deben pagar por ello”. En fin, se podrían citar muchas afirmaciones de este señor que dejan claro lo que piensa de la diplomacia, del resto del mundo y de las interrelaciones que existen en un escenario globalizado.
Claramente Trump está renunciando al papel de líder mundial como se ha visto en los escenarios multilaterales y se enfoca en fortalecer su posición en la política interna sin medir las consecuencias de sus actos. En el tema judío lo dijo también “Hemos estado con Israel y lo seguiremos estando porque es la única democracia estable de esa región”. Frente a esa promesa de campaña que se podría manejar con tino para buscar la estabilidad regional resolvió patear la mesa de las negociaciones entre judíos y palestinos y crear una situación de inestabilidad que muy posiblemente tendrá serias expresiones de violencia en los meses por venir. A Trump, sin embargo, poco le importa pues seguramente con eso cree estar ganando simpatías de la comunidad judía norteamericana, lo que tampoco es claro que esté sucediendo. Y ese es el presidente de los Estados Unidos...

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.
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