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Cosas buenas

Sin duda el tema que ha ocupado la atención de los colombianos durante los últimos cuatro años ha sido el del proceso de paz y por cuenta de las diferencias sobre el mismo la polarización entre los colombianos ha alcanzado niveles incomprensibles y gran dificultad para mirar las cosas con objetividad

24 de noviembre de 2017 Por: Ricardo Villaveces

Sin duda el tema que ha ocupado la atención de los colombianos durante los últimos cuatro años ha sido el del proceso de paz y por cuenta de las diferencias sobre el mismo la polarización entre los colombianos ha alcanzado niveles incomprensibles y gran dificultad para mirar las cosas con objetividad. Se asumió la lógica de ‘amigos/enemigos’ donde todo es blanco o negro y los matices y los grises, que son los que a la postre siempre predominan, se vuelven invisibles y dificultan tremendamente la posibilidad de construir consensos, requisito básico para que una sociedad progrese.

Además, el país tomó conciencia de la gravedad que ha alcanzado el fenómeno de la corrupción que nos ha agobiado en los últimos tiempos. Seguramente muchos casos venían de tiempo atrás, como se ha visto en el caso del llamado ‘cartel de la toga’ y solo hasta ahora por una serie de circunstancias se pudo detectar. En otros casos podemos estar ante fenómenos nuevos y que, de alguna manera, son otra herencia del narcotráfico, maldición que motivó esa triste cultura del dinero fácil. Lo anterior sumado, entre otras cosas, a un entorno internacional confuso como nunca y a la incertidumbre política de un país que está redefiniéndose en este campo han llevado a que el pesimismo sea la norma y a ver siempre los vasos ‘medio vacíos’. Ha sido afortunado que Fiscalía, Contraloría y Procuraduría hayan estado últimamente en manos de personas serias y consagradas que vienen prestando un gran servicio al país en la lucha contra la corrupción

Por eso es importante oír a quienes nos miran desde afuera y hacer un esfuerzo para mirar hechos y datos antes que especulaciones y dejarse atrapar por los bloqueos mentales causados por la polarización. Son muchos los temas que se pudieran mencionar, pero solo mirar las cifras presentadas en el Congreso de la Cámara de la Infraestructura deberían ser suficientes para reflexionar de forma más equilibrada sobre la situación nacional. 53.000 kilómetros de carreteras intervenidas, 48 kilómetros de túneles, 430 puentes y 2.100 kilómetros de doble calzada son solo una muestra de lo que ha venido ocurriendo en el país en materia de infraestructura. Y ni que decir de las inversiones que se esperan en Bogotá donde se ha venido trabajando seriamente en diseños, estructuración financiera de proyectos y planeación para que la ciudad avance de manera significativa en los próximos años.

Una reducción sustancial de los hechos violentos, la inflación controlada, un dólar estable, tasas de interés a la baja y nuevas normas en contratación y en promoción de inversiones, entre otros, deberían permitir al sector privado, al menos, que estuviera planeando sus nuevos desarrollos. Es comprensible que la incertidumbre política retrase la ejecución, pero las condiciones están dadas para avanzar de manera importante. Hay muchos desafíos en el frente fiscal, y temas pendientes como el de la estabilidad jurídica, pero con una economía que busque mejorar la productividad y aprovechar las condiciones que se presentan será mucho lo que se podrá lograr. Consolidar estos avances serán retos para el nuevo gobierno.